Pandemia ayuda a Maduro a afianzarse en el poder

“Maduro ha tenido la oportunidad de demostrar su control territorial”, dijo Luis Vicente León, analista político

Un individuo que luce un barbijo pasa frente a un mural de Nicolás Maduro en Caracas el 22 de julio del 2020.

Más de un año después de que un joven político desafiase abiertamente a Nicolás Maduro, el presidente socialista de Venezuela conserva las riendas del poder, ayudado en parte por el nuevo coronavirus.

La oposición esperaba que ganar impulso en el 2020, después de varios intentos fallidos de derrocar a Maduro. Hasta que llegó el coronavirus. Analistas dicen que la pandemia contribuyó a diluir el apoyo a los detractores del mandatario.

El temor a contagiarse mantuvo a la gente en sus casas, sin salir a manifestarse en contra del gobierno, y el fin de una leve recuperación económica motivado por el virus hace que la gente se concentre en buscar formas de sobrevivir, no en la política.

En ese contexto, Maduro tomó una serie de medidas para asegurar que el sistema electoral lo favorece. Paralelamente, la estrella del líder opositor Juan Guaidó fue perdiendo brillo.

“En muchos sentidos, la pandemia fue más una bendición que una maldición para Maduro”, dice Geoff Ramsey, experto en Venezuela de la Washington Office on Latin America. “Maduro está más fuerte hoy que en ningún otro momento de los últimos 18 meses”.

Las autoridades venezolanas anunciaron los primeros casos de COVID-19 a mediados de marzo, tras lo cual Maduro dispuso una cuarentena que sigue en efecto. Han muerto al menos 146 personas y se conocen 16,000 infecciones, según la cuenta del gobierno, que probablemente ignora una cantidad de casos ya que no se hacen muchas pruebas.

Todas las noches Maduro y sus colaboradores actualizan las cifras en transmisiones televisivas, comparten información acerca de la llegada de ayuda humanitaria de aliados como Rusia y China y anuncia nuevas medidas para frenar el virus.

“Maduro ha tenido la oportunidad de demostrar su control territorial”, dijo Luis Vicente León, analista político.

El ingeniero Francisco Mato, que alguna vez se ilusionó con Guaidó, dice que los cambios políticos tendrán que esperar.

“Tienes que luchar por tu familia, por su comida, que no se enferme”, expresó Matos, de 42 años, luciendo un barbijo mientras compraba comida. “La política es como una opción lejana”.

Guaidó, una figura relativamente secundaria de la oposición, cobró notoriedad al anunciar planes para derrocar a Maduro a principios del 2019 y prontamente ganó el apoyo de más de 50 naciones, incluida Estados Unidos. Pero su llamado a un alzamiento militar en abril no prosperó y hacia fines del año las manifestaciones de protesta habían perdido fuerza.

La única herramienta de comunicación que le queda a Guaidó ahora son las redes sociales, a las que les cuesta acceder a los venezolanos por los frecuentes cortes de luz. Como jefe de la Asamblea Nacional, encabeza sesiones legislativas semanales mediante conferencias telefónicas a las que el público no tiene mucho acceso.

“Mientras la dictadura está cada día más aislada, nosotros enarbolamos las banderas de la integración”, dijo Guaidó en un reciente tuit que fue compartido solo 514 veces.

La pandemia aumentó la sensación de aislamiento de muchos venezolanos. Los vuelos internacionales, que ya venían mermando, casi que se interrumpieron. La escasez de gasolina y la cuarentena hacen que resulte prácticamente imposible viajar de un lado a otro dentro de Venezuela.

Defensores de los derechos humanos dicen que el gobierno de Maduro está usando la cuarentena para reducir las libertades civiles.

El Foro Penal, organización de Caracas que defiende los derechos de los presos, dijo que el gobierno de Maduro detuvo a 281 personas que considera presos políticos este año, la mayoría de ellas durante la cuarentena.

La lista de presos incluye a periodistas y médicos que cuestionaron el manejo que hace el gobierno de la pandemia.

Nicmer Evans, quien dirige el portal Punto de Corte, fue arrestado este mes un día después de decir a través de Twitter que esperaba que un reconocido partidario de Maduro al que se le diagnosticó el COVID-19 sobreviviese para que pueda ser juzgado en la Tierra antes de recibir la justicia “divina”.

Evans, un izquierdista que apoyó al finado Hugo Chávez pero que critica a menudo al gobierno de Maduro en su publicación, filmó el arresto, mostrando a la policía frente a su casa al tiempo que hacía un pronunciamiento, manteniendo la calma.

“El derecho consagrado de la libertad de expresión, la crítica, la acción política, la defensa y la resistencia ante la tiranía no pueden ser consideradas instigación al odio”, dijo antes de ser llevado, acusado de violar una ley contra el odio. Las autoridades no han dicho qué motivó el cargo.

El director ejecutivo del Foro Penal Alfredo Romero dijo que a los presos generalmente no se les conceden audiencias ni la visita de abogados y familiares.

“La pandemia se utilizada para profundizar las violaciones al derecho a la defensa y al debido proceso”, manifestó Romero.

La Corte Suprema, que es leal a Maduro, nombró hace poco una nueva comisión electoral, que incluye a tres figuras que fueron sancionadas por Estados Unidos y Canadá, y sin la presencia de representantes del congreso, en manos de la oposición, como dispone la ley. El tribunal, por otro lado, designó nuevos líderes para tres partidos opositores. La oposición dice que son figuras afines al gobierno.

Hay elecciones legislativas programadas para el 6 de diciembre y hasta ahora la oposición ha dicho que no participará.

Michael Penfold, fellow del Centro Wilson de Washington basado en Caracas, dijo que “el objetivo de Maduro es descabezar la conducción de la oposición democrática eligiendo una nueva Asamblea Nacional”.

Maduro desea una oposición dócil que le permita “ganar tiempo hasta que la comunidad internacional pierda toda esperanza de que haya un cambio en el país”, opinó Penfold.

Una encuesta reciente de la firma independiente Datanalisis indica que la aprobación de Maduro es de apenas el 13%. La de Guaidó es el doble, pero bajó mucho desde febrero del 2019, en que era del 60%. Por entonces acababa de declararse el presidente legítimo de Venezuela.

Donald Trump expresó hace podo dudas de que Guaidó pueda derrocar a Maduro, diciendo que “parece estar perdiendo poder”.

“Queremos alguien que tenga el apoyo del pueblo”, dijo el presidente estadounidense a Telemundo. “Apoyo a la persona que tenga el apoyo del pueblo”, insistió.

Elliott Abrams, representante especial de Trump para Venezuela, negó el martes en una sesión informativa que la política de los últimos 18 meses hubiese fracasado y dijo que la Casa Blanca seguirá presionando a Maduro a través de sanciones y gestiones diplomáticas. Ya no se habla de una partida inminente de Maduro, agregó.

“Lo que no funcionó fue que Nicolás Maduro decidió imponer un régimen despiadado y brutal en el país”, expresó.

Estas novedades surgen en momentos en que hay nuevos indicios de que los venezolanos pasan hambre. Venezuela es hoy el país más pobre de las Américas, según un estudio de investigadores de tres universidades venezolanas. Poco antes de la pandemia, el Programa de las Naciones Unidas para la Alimentación Mundial difundió un estudio según el cual una de cada tres personas pasaban hambre en Venezuela.

La profesora de baile Belinda Villanueva, de 60 años, dijo que sigue apoyando firmemente a Guaidó, pero que lo que más le preocupa en estos omentos es no enfermarse cuando va a comprar comida.

Maduro tiene donde quiere a la oposición: arrinconada, sin poder tomar las calles, señaló.

“A la gente la tienen encerrada. Y tú tienes miedo. Yo no salgo porque el problema es real”, dijo Villanueva. “Maduro no invento la pandemia. Pero tiene algo que por ahí se aprovecha”.

Otros como Ernesto Yamuraque, que trabaja por su cuenta arreglando cosas, opina que la mano firme de Maduro evitó que Venezuela sufra una tragedia de la magnitud que viven otras naciones latinoamericanas.

“La pandemia la está manejando bien”, declaró Yamuraque, de 57 años, mientras esperaba en una plaza para registrar su dirección ante las autoridades electorales. “Creo que estamos mejor que cualquier otro país”.

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