Nawaf al Sabah, el antiguo guardián de Kuwait, accede a la cúspide del poder
El Cairo, 29 sep (EFE).- Nawaf al Ahmad al Jaber al Sabah, de 83 años de edad, el hombre encargado de la seguridad de Kuwait durante buena parte de su vida, es el nuevo emir del pequeño país petrolero, tras suceder a su hermanastro, Sabah, fallecido hoy en Estados Unidos, y accede al cargo en un momento de gran convulsión en la región.
Nacido en 1937, Nawaf era príncipe heredero desde que Sabah accedió al trono en 2006.
Con la llegada al poder del emir Sabah, que no estuvo exenta de polémica, se impuso la rama de la familia real de los Al Jaber, con la designación también del heredero al trono.
Nawaf había ocupado anteriormente puestos de poder en Kuwait, incluido ministro del Interior entre 1978 y 1988, y de nuevo entre 2003 y 2006, por lo que la Corte lo considera el 'fundador real del Ministerio en su forma actual'.
Del Ministerio del Interior pasó al de Defensa en 1988, del que era titular en agosto de 1990, cuando el entonces dictador iraquí, Sadam Husein, invadió Kuwait.
En 1991 se hizo cargo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y en 1994 fue nombrado vicecomandante de la Guardia Nacional, regresando al sector donde se había fraguado su experiencia y reputación.
Aunque lo habitual es que el príncipe heredero suba al trono tras la muerte del emir, en los pasados meses se había especulado con que a Nawaf pudieran salirle competidores dentro de la familia real, sobre todo debido a su avanzada edad.
El otro candidato más potente en se sentido era Naser Sabah Al Sabah, hijo mayor del difunto emir, que ha sido primer ministro y ministro de Defensa, y tiene un perfil más reformista.
A finales de 2019 estuvo en el centro de un escándalo político, cuando denunció un caso de malversación de fondos por cerca de 800 millones de dólares de un fondo del Ejército durante la gestión de su antecesor.
Tal y como afirmó entonces, durante la crisis que puso fin al Gobierno de Jaber Al Mubarak, el titular de Defensa había informado al gabinete de la corrupción en su Departamento sin que el Ejecutivo tomara acciones.
Una pregunta que queda en el aire es el perfil internacional que asumirá el emir Nawaf, un hombre acostumbrado a mirar hacia el emirato y que debe ocupar el puesto de uno de los grandes mediadores de la región.
A su edad, Nawaf pertenece a la vieja guardia de Kuwait y su figura no está ligada a los cambios de un país en el que la seguridad en la frontera del mundo suní con el chií es un asunto que trasciende lo meramente interno.
Kuwait atraviesa en este momento varios asuntos complicados de orden interno como la corrupción en el aparato migratorio y los efectos que la COVID-19 ha tenido para su economía.
Con Nawaf llegan las certezas de su pasado pero también incógnitas sobre el cariz que le dará a su Gobierno en un momento extraordinariamente complejo en la región en el que Kuwait siempre obró como un país capaz de encontrar consensos en medio de las disputas.
El pasado día 23, se refirió a la corrupción en el emirato y prometió un 'justo castigo por los despreciables actos' para quienes se aprovecharan de sus posiciones en las instituciones del país.
'Mantener la seguridad de Kuwait y mejorar su estabilidad es responsabilidad de todos, y es nuestro objetivo más alto y la máxima prioridad', dijo.
La coyuntura del mercado petrolero tampoco ha favorecido a Kuwait, el quinto país por reservas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). EFE
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