Los gobiernos buscan su vía de reapertura tras el virus
Varios países y estados de Estados Unidos han comenzado a relajar las medidas contra el coronavirus, cada una siguiendo su propio camino pero con el objetivo común de reactivar sus economías sin provocar un nuevo pico de infecciones.
Las restricciones se levantaron de forma dispar sin indicios de coordinación entre los distintos países. Algunos reanudaron las obras de construcción, que otros nunca habían cerrado. Las peluquerías y restaurantes reabrían en algunas zonas de Estados Unidos, mientras que otras regiones estudiaban hacerlo dentro de varias semanas.
El primer ministro británico, Boris Johnson, volvió al trabajo el lunes tras un pulso con el virus que, según sus propias palabras, estuvo cerca de costarle la vida al mandatario de 55 años. Su gobierno se resistía a la tendencia hacia la reapertura.
Johnson dijo que Gran Bretaña empezaba a inclinar la balanza, pero añadió que “también es el momento de máximo riesgo” porque suavizar las restricciones impuestas hasta el 7 de mayo podría provocar un segundo pico de infecciones.
'Me niego a desperdiciar todos los esfuerzos y los sacrificios del pueblo británico y arriesgarme a un segundo gran brote y una enorme pérdida de vidas y saturar el NHS', dijo, refiriéndose al Servicio Nacional de Salud. “Les pido que contengan su impaciencia”.
Es probable que la tecnología juegue un papel importante ayudando a los países a suavizar sus cuarentenas, aunque el uso de aplicaciones de monitoreo ha planteado temores sobre privacidad.
En Australia, que ha registrado una cifra especialmente baja de muertes por COVID-19, el director de Sanidad, Damian Murphy, dijo estar “muy emocionado” por la popularidad inicial de una app diseñada para acelerar el rastro de contactos de los infectados.
En las primeras 12 horas que estuvo disponible, la app COVIDsafe desarrollada en Australia registró 1,13 millones de descargas, en un país con 26 millones de habitantes.
Las autoridades querían aprobar por vía rápida en el Parlamento una ley para ilegalizar el empleo de los datos recogidos por cualquier otro propósito que localizar a posibles contagiados de COVID-19, la enfermedad que produce el nuevo coronavirus. Las autoridades también prometieron publicar el código fuente del programa en dos semanas para que analistas independientes pudieran analizar su funcionamiento y sus implicaciones de privacidad.
Para que el sistema sea efectivo, al menos el 40% de la población australiana tendría que utilizar la herramienta, basada en la app TraceTogether de Singapur.
El gobierno esperaba que el sistema permitiera al país reabrir la economía de forma segura, permitiendo a las autoridades sanitarias identificar y contener con rapidez los nuevos focos de infección.
Australia tenía previsto reanudar esta semana las cirugías no urgentes por primera vez desde el 27 de marzo. El país ha registrado 6.720 casos del virus, de los que 83 han fallecido. En Nueva Zelanda, la gente podría volver a comprar comida para llevar a partir de la medianoche del lunes.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, tenía previsto detallar el martes el plan de desescalada, en uno de los países más golpeados por el virus. Sánchez dijo que el calendario sería prudente. También sus homólogos en Francia y Grecia presentaban el martes sus agendas de reapertura.
La salida de las cuarentenas en España comenzó el domingo, cuando se permitió a los menores de 14 años dar un paseo por primera vez en seis semanas.
República Checa, otro país con una tasa relativamente baja de muertes por COVID-19, también suavizó sus restricciones al permitir que abriera el pequeño comercio. Se abrieron zoológicos y jardines botánicos, centros deportivos y escuelas de conducción, además de elevarse de dos a 10 el número de personas que podían reunirse. Las normas de distanciamiento social y el empleo de mascarillas seguían siendo obligatorias.
En un impulso a la economía, las tres plantas checas de Skoda Auto, propiedad de la automotriz alemana Volkswagen, renovaron la producción el lunes. La compañía crea unos 34.000 empleos.
La cifra oficial de muertos por el virus se acercaba a las 207.000 personas en todo el mundo, con casi 3 millones de infectados confirmados, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins. Se cree que el alcance real de la pandemia es mucho mayor debido a la falta de análisis adecuados, diferencias en los métodos de contabilizar los muertos y gobiernos que ocultan el alcance de los brotes en sus países.
Estados Unidos sumaba casi 55.000 muertos, cerca de los 58.000 soldados estadounidenses fallecidos durante la Guerra de Vietnam. Italia, Gran Bretaña, España y Francia reportaron más de 20.000 muertos cada uno.
Sin embargo, había algunos indicios alentadores. Italia registró su cifra diaria de muertos más baja desde mediados de marzo, con 260 decesos. Nueva York registró su dato diario más bajo desde finales del mes pasado, con 367.
En China, medios estatales dijeron que los hospitales de Wuhan, epicentro original de la pandemia, ya no tenían pacientes ingresados por COVID-19. Y en Japón, las medidas monetarias del banco central provocaron subidas en los mercados bursátiles.
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Becatoros informó desde Atenas, Grecia. Periodistas de Associated Press en todo el mundo contribuyeron a este despacho.
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