Hosseini: El Pulitzer que dejó de ser sastre por la democracia en Afganistán
Imane Rachidi
La Haya, 30 aug (EFE).- De haber sabido que Occidente “traicionaría” a Afganistán con su marcha repentina, el fotoperiodista afgano Massoud Hosseini, premio Pulitzer y World Press Photo huido a Países Bajos, dice a Efe que “nunca habría vuelto, ni abandonado el trabajo como sastre” en Irán en 2001 para luchar por la democracia en el país asiático.
Tiene muy claro que los talibanes “mienten” sobre sus promesas de modernización y respeto de los derechos de las mujeres o la prensa. Están “engañando” a la comunidad internacional, “no son modernos, no saben lo que son los medios de comunicación ni la libertad de prensa”, alerta, con un evidente agotamiento tras una huida de Kabul que aún trata de digerir en Países Bajos.
“Esta guerra ha matado a más de 150.000 personas en estos veinte años. Ahora volvemos al punto cero. Si hubiera sabido que Estados Unidos iba a actuar así, no habría vuelto a mi país. Era sastre en Irán y podría haber seguido con mi vida, en lugar de hacerme daño de esta forma. No me habrían herido 11 veces por trabajar por la democracia”, dice. Volvió a Afganistán tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
El día de la caída de Kabul el 15 de agosto, Hosseini se subió con lo mínimo en el último vuelo comercial que salió de la capital afgana, “con lágrimas en los ojos” y “tras despedirse en el aeropuerto con un abrazo de una amiga activista, preguntándose ambos si ya no hay vuelta atrás” para Afganistán. Tenía un visado holandés “como plan B” para huir porque ya temía semanas antes ser objetivo de los talibanes.
“Ahora estoy en un país donde no conozco a nadie, no tengo casa, ni trabajo, ni dinero o futuro. Ni siquiera mi pasaporte será válido cuando los talibanes tengan gobierno. No soy nadie, cuando antes era un orgullo para mi gente”, lamenta este profesional, galardonado en 2012 con un premio Pulitzer y un World Press Photo por la imagen de una joven afgana llorando en medio de víctimas de un atentado suicida.
Hace 40 años, su padre también tuvo que huir. “Ha tenido que enterrar documentos y libros bajo tierra porque llegó el régimen comunista. Entonces huimos a Irán. Ahora, de nuevo, la misma historia”, agrega este fotoperiodista, que vivió gran parte de su juventud en Irán, donde tenía su negocio como sastre.
Ahora, no sabe 'adónde ir”, tuvo que “dejar atrás” todo. “No tengo ni mis recuerdos. Los talibanes buscan gente puerta por puerta, así que he tenido que apañármelas para enterrar mis premios y todo lo que tenía que muestra quién soy. Todo está bajo tierra, para proteger a mi gente, a aquellos que he dejado atrás”, lamenta.
Hosseini, de 39 años, cree que las fuerzas occidentales que “invadieron Afganistán estos 20 años, llevaron sus valores, su democracia, su libertad de expresión, establecieron centros educativos y crearon una generación que cree en esos valores, y que ya no puede vivir” allí.
La comunidad internacional debe evacuarlos para que esa generación pueda “empezar (desde fuera) la resistencia contra los talibanes”, porque “la guerra contra el terrorismo que empezó en 2001 no ha finalizado, y es un fracaso del mundo libre, del que creemos formar parte”, señala.
Cree que “es hora de ser responsables y sacar a toda esa gente amenazada por los talibanes, esos intelectuales, periodistas, artistas que aparecieron en los medios como si fueran un logro de Occidente en Afganistán y que ahora corren peligro y están escondidos en sus casas”.
'¿Nos encaminamos hacia una guerra civil? Creo que sí. Los talibanes dicen que quieren negociar y dar derechos, pero sólo para obtener reconocimiento a un gobierno. La dominación pastún (etnia a la que pertenecen la mayoría de los talibanes) nunca ha permitido a otro grupo étnico tener sus propios derechos, y eso no va a cambiar”, sentencia.
En cuanto a la rama afgana del grupo terrorista Estado Islámico (EI), detrás de los atentados y el lanzamiento de cohetes contra el aeropuerto de Kabul, Hosseini señala que los yihadistas son “una amenaza” para Afganistán, la región y el mundo.
“Pero, ¿quién les está pavimentado el camino? Los talibanes. Incluso sus comandantes más extremistas, que no están de acuerdo con los talibanes hoy en día, se han sumado al EI. Si los talibanes quisieran hacer política, se habrían sumado al gobierno o participado en elecciones, movilizando a un público, pero no lo hicieron. Así que la mitad del camino que quiere el EI ya se lo han preparado los talibanes”, dice.
“Esta es una de las mayores traiciones de Occidente a un pueblo”, concluye. EFE
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