El aislamiento social se desploma en Río con la apertura de los comercios

Río de Janeiro, 26 jun (EFE).- El aislamiento social en la ciudad brasileña de Río de Janeiro pretendido con las medidas de distanciamiento impuestas para frenar el avance de la pandemia del coronavirus sufrió una significativa reducción este sábado con la decisión de la Alcaldía de autorizar la apertura de los comercios.

De acuerdo con la empresa Cyberlabs, que mide la tasa de aislamiento social para la Alcaldía con base en el análisis de 800 cámaras de vigilancia distribuidas en toda la ciudad, este sábado tan sólo el 39 % de la población de la ciudad más emblemática de Brasil permaneció recluida en su casa.

La tasa de aislamiento, que llegó a ser del 71 % el 13 de junio, antes de que la Alcaldía iniciara el proceso gradual de desescalada, había sido del 53 % el pasado sábado, pero se redujo 14 puntos porcentuales con la apertura de los comercios.

Tal reducción se produjo pese a que muchos consumidores, y hasta los propios comerciantes, fueron sorprendidos con la decisión del alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, de anticipar para este sábado la apertura de comercios en la calle y de los salones de belleza, algo que sólo estaba previsto para el 2 de julio.

Crivella sí confirmó para el 2 de julio la apertura de bares, restaurantes y gimnasios. Desde hace una semana ya funcionan los centros comerciales y concesionarias de vehículos y antes ya lo hacían las tiendas de decoración y de construcción.

En todos los casos los comercios y servicios pueden volver a funcionar desde que reduzcan en hasta un 50 % el número de clientes que suelen atender, a que funcionen en horarios reducidos (seis horas inicialmente) y que adopten estrictos protocolos de seguridad sanitaria, como la distribución de alcohol en gel, la exigencia de mascarillas y una distancia mínima entre las personas.

Según Cyberlabs, las tasas de aislamiento social vienen cayendo en Río de Janeiro desde que la alcaldía inició un proceso gradual de flexibilización de las medidas de distanciamiento, con el que pretende normalizar todas las actividades antes de septiembre.

La desescalada fue iniciada pese a que los números de muertes y casos confirmados continúan creciendo y aún se ignora cuándo se llegará al pico de la curva de contagios.

Según el boletín divulgado este sábado por la secretaría regional de Salud, en el estado de Río de Janeiro se registraron en las últimas 24 horas 202 nuevas muertes y 306 nuevos casos de la enfermedad. En total el estado de Río de Janeiro acumula 9.789 víctimas y 108.803 contagios.

En la ciudad de Río de Janeiro, la capital, se registraron en las últimas 24 horas 102 muertes y 134 casos, con lo que las víctimas acumuladas llegan a 6.366 y los contagios a 55.286.

Tales cifras confirman al estado y a la ciudad respectivamente como las segundas más afectadas por la pandemia en el país.

Tras cuatro meses desde el primer caso, Brasil acumula hasta este sábado 57.070 muertes y 1.313.667 casos por la pandemia, que lo confirman cono el segundo país con más víctimas y contagios de coronavirus en el mundo después de Estados Unidos y como uno de los nuevos epicentros mundiales de la pandemia.

Con la apertura de los comercios tras tres meses cerrados, las calles de los principales barrios comerciales de Río de Janeiro se llenaron de consumidores este sábado y fue común ver personas formando filas para entrar en las tiendas pero pocas aglomeraciones.

Pese a que el movimiento fue intenso, los comerciantes dijeron que aún está muy distante del registrado antes de la pandemia.

Crivella justificó su decisión de anticipar la apertura de los comercios en la calle a la caída de las tasas de uso de las camas en las unidades de cuidados intensivos, actualmente en el 73 % tras haber casi que colapsado en mayo.

El alcalde alegó igualmente una supuesta reducción de los entierros en Río de Janeiro pese a que cifras del Ministerio de Salud indican que esta ciudad registró 10.227 muertes en mayo, con un crecimiento del 90 % frente al promedio mensual en las últimas dos décadas. EFE