EE.UU. inaugura una nueva embajada de facto en Taiwán ante tensiones con China

La nueva embajada de facto se llama oficialmente Instituto Americano en Taiwán (IAT), ha costado unos 250 millones de dólares y albergará a más de 500 empleados.

La bandera de Estados Unidos ondea en el Instituto Americano en Taiwán (AIT) en Taipei (Taiwán), el 12 de junio de 2018. (EFE/ David Chang)

TAIPEI/PEKÍN. Estados Unidos inauguró ayer en Taiwán una nueva embajada de facto, en ausencia de lazos diplomáticos oficiales, que simboliza la importancia de sus relaciones bilaterales en un momento en el que tanto Washington como Taipei anfrontan fuertes tensiones con China.

Al acto asistieron la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, y el primer ministro, William Lai, lo que muestra la gran importancia que Taiwán concede a la ampliación de este complejo en un momento en el que China ha intensificado su cerco internacional sobre la isla.

La nueva embajada de facto se llama oficialmente Instituto Americano en Taiwán (IAT), ha costado unos 250 millones de dólares y albergará a más de 500 empleados en sus 6,5 hectáreas de extensión que estarán protegidas, según algunas fuentes, por marines estadounidenses.

“La amistad entre Taiwán y Estados Unidos nunca ha sido más prometedora”, dijo la presidenta isleña durante la inauguración, al añadir que se trata de “la declaración más sólida posible sobre la salud de los lazos (...) y el reflejo de una profunda amistad y valores compartidos”.

El presidente del IAT, James Moriarty, calificó la inauguración de la sede de representación como un “símbolo importante del compromiso entre EE.UU. y Taiwán”.

Preguntado al respecto, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Geng Shuang manifestó ayer la preocupación de Pekín y recordó que ya han presentado una queja formal ante EE.UU. por su relación con Taiwán.

“Pedimos a EE.UU. que corrija sus malas acciones para evitar dañar las relaciones entre China y EE.UU. y la paz y la estabilidad”, afirmó en rueda de prensa el portavoz, quien señaló que la asistencia de representantes estadounidenses a la inauguración puede suponer una interferencia en los asuntos internos de China.

Por la parte estadounidense, asistieron la secretaria adjunta de Asuntos Educativos y Culturales del Departamento de Estado, Marie Royce, y el congresista Gregg Harper, entre otros.

La delegación estadounidense ha sido de bajo nivel debido a la coincidencia con la cumbre entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, que se celebra ayer en Singapur, y a las protestas de China, que defiende que Taiwán es parte inseparable de esta.

Trump ha protagonizado un evidente acercamiento a Taiwán, con una conversación telefónica en 2016 con la presidenta, la venta de armas y una ley que puso fin a las restricciones a los viajes oficiales entre altos funcionarios estadounidenses y taiwaneses.

Sin embargo, Washington quiere ahora evitar un enfrentamiento directo con Pekín, ya que necesita de su colaboración para avanzar hacia la desnuclearización de Corea del Norte y seguir con las negociaciones para evitar una guerra comercial entre las dos potencias.

Taiwán, por su parte, ante la creciente intimidación militar y diplomática de China, ha prometido a EEUU una estrecha cooperación en su iniciativa por un Indo-Pacífico Libre, y se ha acercado más a Washington en busca de protección y apoyo.

Mientras, China sigue con su estrategia de aislamiento a la isla por las malas relaciones del régimen comunista con el gobierno de la independentista Tsai Ing-wen, que también ha tenido como consecuencia el “robo” por parte de Pekín de tres aliados diplomáticos de Taipei: Panamá, Burkina Faso y República Dominicana.

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