Contra las cuerdas, oposición venezolana debe decidir si va a presidenciales

“Somos como esos boxeadores que hemos recibido tantos golpes que estamos aturdidos”, admitió este miércoles Julio Borges, jefe negociador de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD)

El diputado venezolano Julio Borges (d), junto al opositor Luis Florido, habla al finalizar una reunión entre representantes del gobierno y la oposición de Venezuela el sábado 13 de enero de 2018, en Santo Domingo (República Dominicana). (EFE/Orlando Barría)

CARACAS, Venezuela. La oposición venezolana, dividida y con una crisis de liderazgo, deberá resolver si participa en las presidenciales del 22 de abril, unas elecciones que auguran más aislamiento internacional para el gobierno de Nicolás Maduro y deterioro económico.

Los adversarios de Maduro recibieron como un mazazo la decisión del poder electoral de fijar la fecha de los comicios anticipados, tras naufragar el miércoles una negociación con el gobierno para consensuar ese punto y las garantías del proceso.

“Somos como esos boxeadores que hemos recibido tantos golpes que estamos aturdidos”, admitió este miércoles Julio Borges, jefe negociador de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que acusa el ente electoral de servir al gobierno.

Como un primer sacudón, Borges informó que líderes de la MUD y sectores sociales se reunirán este jueves para analizar el camino a seguir. También, una nueva gira internacional para denunciar la grave crisis política y socioeconómica del país petrolero.

Y reconociendo que uno de los mayores escollos que enfrenta la alianza son sus hondas divisiones, llamó a la unidad para impedir la reelección de Maduro por seis años más.

“Sin unidad, estamos muertos”, advirtió Borges.

El dilema

La MUD -que reúne a una treintena de partidos- está dividida por diferencias sobre la estrategia para sacar a Maduro del poder, un objetivo que tuvo un capítulo dramático en 2017 con protestas que dejaron unos 125 muertos.

Y también luce débil, con sus principales líderes inhabilitados políticamente para competir y la desconfianza de un sector por haber dialogado con un gobierno al que tilda de “dictadura”.

Ahora, con las elecciones encima, está en la encrucijada de ir o no a las urnas, y si lo hace con varios candidatos o con uno elegido en primarias o por consenso.

Borges citó dos de los escenarios que analiza la MUD: “cerrarse completamente y que los partidos y la sociedad venezolana” decidan no participar; o inscribir un aspirante único que desnude “todas las irregularidades” del proceso.

Un consenso luce complejo, lo cual favorece la aspiración de Maduro, quien arrastra un enorme rechazo popular por la crisis económica, pero ha sabido resquebrajar a sus enemigos, según analistas consultados por la AFP.

“Está claro el triunfo de Maduro, a no ser que la oposición logre alguna decisión unitaria”, opina la politóloga Francine Jácome.

Ante el riesgo de mayores quiebres y el ventajismo del gobierno, las fuerzas opositoras no deberían participar, estima por su parte Leandro Area. “No se trata de abstenerse, sino de no ser copartícipe de un fraude”, dice.

Pero otros expertos como Luis Salamanca observan que la oposición no debe abandonar el camino electoral, aun con “condiciones leoninas”.

“El terreno que tiene más posibilidades de provocar procesos políticos importantes es el electoral, que no excluye la presión de calle y diplomática”, subraya.

“Impacto demoledor”

Una eventual participación de la MUD chocaría con la advertencia de varios países de no reconocer unas elecciones convocadas por la oficialista Asamblea Constituyente, que rige con plenos poderes y a la que consideran ilegítima.

La Unión Europea “únicamente” reconocerá unos comicios con “unas condiciones de participación equitativas, justas y transparentes”, señaló una resolución de la Eurocámara este jueves.

El Europarlamento pidió además extender las sanciones del bloque al propio Maduro, ya en la lista de dictadores de Estados Unidos, al que el mandatario acusa de propiciar su derrocamiento mediante una “guerra económica” para apoderarse de la mayor reserva petrolera del mundo.

“Una elección planteada en estos términos no le brindará a Maduro la legitimidad de origen ante la comunidad internacional”, apuntó Jácome.

La Corte Penal Internacional (CPI) anunció por su parte la apertura de exámenes preliminares por “presuntos crímenes” a raíz de informaciones sobre el uso de “fuerza excesiva” de los cuerpos de seguridad venezolanos y el empleo “de medios violentos” por parte de manifestantes.

Maduro, un exconductor de autobús de 55 años, basa su fortaleza en un control institucional casi omnímodo, que incluye a los militares. La oposición solo controla el Parlamento, maniatado por el poder judicial y en la práctica sustituido por la Constituyente.

Este enorme poder, sin embargo, no ha logrado detener el colapso económico: dependiente de la mermada renta petrolera, el país está en recesión desde 2014, la hiperinflación escalaría a 13.000% este año según el FMI, y la escasez de alimentos y medicinas es crónica.

“El impacto esperado es demoledor sobre la economía del país en su conjunto y lo viviremos todos, sin garantía de cambio político”, advirtió el economista y presidente de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León. AFP/Alexander Martínez