¿Cómo afecta el COVID-19 a los niños?
Diversos estudios indican, sin demostrarlo, que los niños son menos propensos a contagiarse que los adultos
El papel que tienen los niños en la pandemia de coronavirus es la gran pregunta de verano en Estados Unidos, ya que mientras ellos disfrutan su tiempo libre, las escuelas tratan de encontrar la manera de reanudar las clases.
El gobierno del presidente Donald Trump afirma que la ciencia “es muy clara”, pero muchos médicos especialistas en pediatría y enfermedades infecciosas afirman que mucha de la evidencia no es definitiva.
“Aún hay muchas preguntas sin respuesta. Ese es el mayor de los desafíos”, dijo la doctor Sonja Rasmussen, profesora de pediatría en la Universidad de Florida y ex científica de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
Diversos estudios indican, sin demostrarlo, que los niños son menos propensos a contagiarse que los adultos y que tienden a tener únicamente síntomas leves.
Un primer informe procedente de Wuhan, China, donde la pandemia comenzó el invierno pasado, encontró que menos de 2% de los casos correspondían a niños. En Estados Unidos, informes posteriores dejaron entrever que los chicos representaron entre 5% y 8% de las infecciones.
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Los CDC dicen que se han confirmado 175,374 casos en niños de 17 años y menores hasta el viernes, lo que representa cerca del 6% del total de casos confirmados. Pero la cifra de niños infectados es sin duda mucho más alta, aseguran los expertos, porque es menos probable que se hagan pruebas a los que presentan síntomas leves o ninguno.
Los CDC aseguran que 228 niños y adolescentes de hasta 17 años habían fallecido a causa de COVID-19 en Estados Unidos hasta el jueves. Más de 138,000 estadounidenses han muerto en total por COVID-19 y los casos confirmados en el país rebasan los 3.6 millones.
Uno de los primeros estudios que examinaron las infecciones infantiles provino de un hospital en Wuhan. De 171 chicos atendidos en ese lugar, la mayoría presentó la enfermedad de manera relativamente leve. Un niño falleció y sólo tres necesitaron cuidados intensivos e intubación. Quizá lo más preocupante fue que 12 tuvieron neumonía, comprobada con rayos X, pero no presentaron otros síntomas.
Un estudio de los CDC que abarcó 2,500 niños también publicado en abril tuvo hallazgos similares. Aproximadamente 1 de cada 5 chicos infectados fueron hospitalizados en comparación con 1 de cada 3 adultos; tres menores murieron. El estudio carece de datos completos sobre todos los casos, pero también deja entrever que muchos niños infectados no presentan síntomas.
“Intentamos averiguar quiénes son esos chicos”, señaló Rasmussen. “Necesitamos determinar el impacto en los niños y en el resto de la comunidad, en sus padres y sus abuelos. Si se lo están transmitiendo entre ellos y luego se lo llevan a casa a sus familias”.
No saber si los chicos están infectados dificulta la reapertura de las escuelas, según expertos. La escasez de información sobre si los niños contagiados, incluidos los asintomáticos, propagan con facilidad la enfermedad complica el problema, dijo Jeffrey Shaman, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Columbia.
Un estudio patrocinado por los Institutos Nacionales de Salud que busca una respuesta a esa y otras preguntas está en marcha.
Un estudio realizado en mayo y difundido en la publicación JAMA Pediatrics —que la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, citó el jueves— abarcó sólo 48 niños atendidos en unidades de terapia intensiva de Estados Unidos y Canadá. McEnany señaló que la mayoría de ellos no estaban gravemente enfermos, pero omitió mencionar que 18, o 40%, necesitaron respirador artificial y dos fallecieron.
McEnany dijo acertadamente que al parecer los chicos son menos propensos a enfermar gravemente de COVID-19 que de gripe. Pero según los CDC, el COVID-19 puede ser más contagioso y está vinculado con más eventos de “superpropagación” que la gripe, lo cual significa que puede transmitirse e infectar a mucha gente con más rapidez.
Asimismo se encontraron trombos y daño en órganos en niños con COVID-19, incluso en aquellos que desarrollaron una enfermedad inflamatoria relacionada. Según el conteo más reciente, 342 niños y adolescentes en Estados Unidos tuvieron esa afección, llamada síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico.
Aunque la afección es rara, puede ocurrir en niños con infección de COVID-19 activa o reciente. Los síntomas incluyen fiebre y problemas en al menos dos órganos, a menudo uno de ellos el corazón. Los problemas digestivos son comunes y algunos casos se han confundido con la enfermedad de Kawasaki y con el síndrome de choque tóxico.
Quizá la mayor interrogante es si puede resultar en daño permanente en los pulmones y otros órganos. El virus es demasiado nuevo para saberlo con certeza.
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