Bielorrusia advierte a Occidente contra sanciones

Mujeres asisten a una manifestación opositora en Minsk, Bielorrusia, para protestar contra los resultados oficiales de la elección presidencial, el sábado 26 de septiembre de 2020. (AP Foto/TUT.by)

NACIONES UNIDAS (AP) — Bielorrusia advirtió el sábado a las naciones occidentales que se abstengan de imponerle sanciones debido a las disputadas elecciones presidenciales y la represión a manifestantes en el país y señaló que sus expresiones de preocupación “sólo son intentos para causar caos y anarquía en nuestro país”.

Como la Unión Europea y Gran Bretaña consideran las sanciones, el ministro bielorruso del exterior, Vladimir Makei, dijo ante una sesión virtual de líderes mundiales en la Asamblea General de la ONU que la “intromisión en nuestros asuntos internos, las sanciones y otras restricciones contra Bielorrusia tendrán el efecto contrario y son perjudiciales absolutamente para todos”.

“Hacemos un llamado a nuestros socios a que muestren sensatez, moderación e imparcialidad”, afirmó Makei en un discurso pregrabado para la sesión de la ONU efectuada en línea debido a la pandemia de coronavirus.

El discurso de Makei fue difundido horas después de la más reciente de una cadena de protestas multitudinarias en Bielorrusia contra la reelección del 9 de agosto del presidente Alexander Lukashenko, que según sus oponentes fue fraudulenta. El gobernante autoritario aumentó esta semana la ira de sus contrarios por juramentar para su nuevo periodo durante una ceremonia imprevista y secreta.

Las protestas son a la fecha las mayores y más persistentes en Bielorrusia desde que se independizó de la antigua Unión Soviética en 1991.

Las declaraciones de Makei ante la comunidad internacional que incluyeron haber señalado que “el pueblo hizo su elección” durante los comicios, podría atizar nuevas protestas para el domingo.

Las protestas son típicamente mayores los domingos y a veces atraen a multitudes de hasta 200.000 personas.

En los primeros tres días de manifestaciones en agosto, la policía utilizó gas lacrimógeno, porras y balas de goma para dispersar a las multitudes. Varios manifestantes perdieron la vida, muchos resultaron heridos y unos 6.000 fueron detenidos.

En medio de la indignación internacional por la represión, las autoridades bielorrusas viraron sus acciones a perseguir a los principales activistas. Muchos miembros del Consejo de Coordinación, un grupo que integró la oposición para apremiar una transición de poder, fueron arrestados u obligados a irse del país.

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