Autoridades libanesas condenan violencia en protestas contra confinamiento
Beirut, 29 ene (EFE).- El primer ministro en funciones del Líbano, Hasan Diab, y el presidente del país, Michel Aoun, condenaron hoy la creciente violencia en las protestas contra el confinamiento total en la ciudad septentrional de Trípoli, donde el jueves los manifestantes quemaron la sede del ayuntamiento de la localidad.
'Los criminales que quemaron el ayuntamiento de Trípoli y causaron estragos en la ciudad y sus instituciones oficiales (...) expresaron un profundo odio negro contra Trípoli', dijo el primer ministro en funciones en un comunicado.
Asimismo, indicó que estos 'criminales' deben ser 'arrestados uno por uno' y 'remitidos al poder judicial para que rindan cuentas por lo que cometieron contra Trípoli y su pueblo'.
Por su parte, el presidente del Líbano dijo en Twitter que se debe 'castigar a quienes llevaron a cabo disturbios en Trípoli' y apuntó que las fuerzas de seguridad han recibido órdenes para mantener la seguridad y 'prevenir ataques' en esta localidad, donde las protestas contra el confinamiento empezaron el pasado lunes.
Trípoli fue escenario por cuarta noche consecutiva de violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, en unas protestas en contra del confinamiento total en vigor en el país desde el pasado 14 de enero y el deterioro de la situación económica.
Ayer, más de un centenar de manifestantes resultaron heridos durante los choques, según la Cruz Roja libanesa, por lo que el número total de lesionados asciende a más de 400 desde que se iniciaron las protestas, que también se han saldado con un muerto hasta el momento.
Por su parte, el Ejército libanés dijo hoy en un comunicado que 'tres soldados fueron heridos con piedras, explosivos y cócteles Molotov lanzados durante las protestas en Trípoli' y que se está llevando a cabo una investigación contra los detenidos.
Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional han denunciado el uso de la fuerza excesiva de las fuerzas de seguridad para reprimir a los manifestantes, contra los que han usado gases lacrimógenos, cañones de agua y hasta 'armas francesas'.
El Gobierno libanés impuso hace dos semanas las medidas más estrictas decretadas hasta el momento en el país mediterráneo para evitar la propagación del coronavirus, con un confinamiento total, toque de queda e incluso el cierre de supermercados, que solo pueden hacer envíos a domicilio.
A finales de la semana pasada, las autoridades anunciaron la extensión del cierre hasta el 8 de febrero, lo que muchos han visto como un nuevo golpe en la situación de grave crisis económica que vive la pequeña nación desde finales de 2019 y un azote para miles de familias que dependen de ingresos diarios para sobrevivir.
El país de los cedros, en el que habitan casi 7 millones de personas, ha registrado hasta el momento casi 300.000 casos de coronavirus y 2.621 muertes, según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud. EFE
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