Acusan a Bolsonaro de persecución política por investigaciones en corrupción
Río de Janeiro, 26 may (EFE).- El gobernador del estado de Río de Janeiro, Wilson Witzel, acusó este martes de persecución política al presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, tras haber sido salpicado por supuestas irregularidades en la gestión de fondos públicos para combatir la pandemia del coronavirus.
El Palacio de Laranjeiras, residencia oficial del gobernador, fue allanado este martes por la Policía Federal, que investiga una red de corrupción en el montaje de hospitales de campaña que involucra a funcionarios de la administración del sistema público de salud del estado de Río de Janeiro.
Witzel, exjuez federal y quien ganó la Gobernación de Río bajo un discurso de 'mano dura' contra la corrupción y la violencia, negó haber participado en algún esquema de corrupción relacionado con la gestión para enfrentar el COVID-19 y acusó a Bolsonaro de estar tras el operativo que llevó a cabo los allanamientos.
'Los allanamientos, además de ser innecesarios, no resultaron en nada, no fueron encontrado valores, joyas; se encontró apenas la tristeza de un hombre y de una mujer por la violencia y ese hábito de persecución política que está iniciando en nuestro país', indicó Witzel en una rueda de prensa y en referencia a los registros a su despacho e inmuebles suyos y de su esposa.
'Lo que pasó conmigo va a pasar con otros gobernadores considerados enemigos', dijo el mandatario regional en una clara referencia al líder ultraderechista, de quien depende la Policía Federal y quien en las últimas semanas ha hecho evidentes sus profundas divergencias con titulares de varios gobiernos regionales.
El gobernador de Río y Bolsonaro tienen casada una pelea desde hace meses que se ha intensificado con la crisis de la pandemia y que incluye, desde el cruce de acusaciones por las investigaciones a Flavio, uno de los hijos de Bolsonaro, por desvíos de recursos en la Asamblea Legislativa donde es diputado, hasta la gestión que se adelanta por la pandemia.
Witzel atribuyó los allanamientos de este martes a la supuesta interferencia política de Bolsonaro en la Policía Federal, que provocó la renuncia del ministro de Justicia Sergio Moro este mes pasado y que llevó a la Corte Suprema a abrirle una investigación al mandatario.
'La Policía Federal debería hacer su trabajo (en otras partes) tan rápido como lo hizo aquí en el estado de Río de Janeiro porque el presidente cree que estoy persiguiendo a su familia y él solo tiene esta alternativa de perseguirme políticamente', dijo.
Además de las búsquedas en el Palacio de Laranjeiras, la Policía registró el Palacio de Guanabara, sede de Gobierno, y otros inmuebles de propiedad de Witzel, como la residencia donde vivía antes de ser elegido gobernador y la oficina de abogados de su esposa, Helena Witzel.
Asimismo acudió a la residencia del exsubsecretario de Salud de Río, Gabriel Neves, preso el pasado 7 de mayo, y del exsecretario de Salud Edmar Santos, destituido el 17 de mayo por irregularidades en la compra de unos respiradores y en la construcción de hospitales de campaña para atender enfermos de COVID-19.
Las instalaciones donde opera el Instituto de Atención Básica y Avanzada a la Salud (Iabas), organización contratada por el Gobierno regional para la construcción de siete hospitales de campaña, también fueron registradas.
Según la Fiscalía, para el combate a la pandemia, el Gobierno entregó, sin licitación, más de 800 millones de reales (unos 145 millones de dólares) a Iabas para la construcción de los hospitales mediante contratos emergenciales.
Las unidades deberían estar funcionando desde el 30 de abril, pero hasta el momento solo opera parcialmente el hospital de campaña del Maracaná.
Río de Janeiro vive una de las peores crisis en su sistema de salud, un problema que ha crecido a través de la historia por las corruptelas de los gobiernos de turno y que estalló con la pandemia.
Con 17 millones de habitantes, 40.000 infectaos y 4.000 muertos, Río es el segundo mayor foco de contagios del COVID-19 en Brasil, el segundo país del mundo con mayor número de infectados, con cerca de 375.000 casos confirmados y más de 23.400 muertes. EFE
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