Frases desafortunadas que desgrana el caso Odebrecht en la justicia
SANTO DOMINGO. Ya sea por la presión mediática a que se ven sometidos o porque no piensan bien lo que dicen ni las repercusiones políticas y judiciales de sus palabras, lo cierto es que más de una figura pública está desbarrando al hablar a los medios de comunicación sobre la judicialización del caso Odebrecht, una “bomba” que causa conmoción en la República Dominicana.
“Están todos los que son y son todos los que están”. La enfática y criticada expresión fue dicha por el procurador general de la República, Jean Alain Rodríguez, en la esperada y concurrida rueda de prensa del pasado lunes, apenas unas horas después de que fueran apresados casi todos los políticos funcionarios y exfuncionarios acusados de recibir sobornos de la empresa Odebrecht para que le asignaran obras públicas.
No obstante, la Procuraduría tuvo que precisar luego, en una nota de prensa, que continúa con la investigación iniciada a finales de diciembre pasado, con la finalidad de determinar si otras personas o empresas están involucradas.
¿Saltar o pasar por el lodazal?
“Lo que pasa es que yo pasé por el lodazal y ¡no me enlodé!”. La afirmación dicha enfáticamente por Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado, hizo pensar en otra expresión muy popular del español dominicano: “¡No me defienda, compadre!”, pues sembró la idea de que los detenidos, a los cuales el legislador fue a visitar para darles aliento a la cárcel del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, sí se enlodaron.
Pared Perez tampoco acertó al declarar, en el contexto de la misma visita a la prisión, que el ingeniero Temístocles Montás y los senadores Julio César Valentín y Tommy Galán, acusados en el expediente sobre los sobornos, son “hombres del presidente” (Danilo Medina).
Con la declaración, que arroja suspicaces miradas sobre la figura de Medina y “sus hombres”, ahora presos por un caso de corrupción, el secretario general del Partido de la Liberación Dominicana buscaba rechazar la acusación de la oposición de que el presidente de la República ha evidenciado que tiene corruptos favoritos en el caso Odebrecht.
De modo que en estos días habrá que tomar en cuenta que “por la boca muere el pez”.