El sueño "loco" de los Leonardo

Vuelos turísticos en globo en República Dominicana

Foto: Maglio Pérez

BÁVARO, PUNTA CANA. La gente del pueblo de Verón mira hacia arriba, ¡qué novedad ante sus ojos! Los pilotos de aviones comerciales que cruzan la demarcación todavía se sorprenden. Dos globos aerostáticos sobrevuelan la zona plácidamente bajo un cielo azul. Tendrán que acostumbrarse. Desde hace tres meses ya la República Dominicana se ha convertido en el único país del Caribe que ha incluido en su oferta turística este medio de transporte que está impactando mayormente a los visitantes rusos.

A las 6 de la mañana, aún con la luna y las estrellas sobre el firmamento, un grupo de 12 hombres elevan una oración. Luego, apresuradamente, inician el ensamblaje de dos de los tres globos aerostáticos que ofrecen paseos en la zona. Las llamas que disparan los encendedores a base de gas propano alumbran todo el solar. Los pilotos están calentando. Y es así como, a las 7:00 de la mañana, y luego de 23 días de espera para que las condiciones climatológicas estuvieran a favor, el equipo de DL y agentes turísticos de Rusia, flotan sobre Verón.

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En lo alto, el sol con su esplendor mañanero hacia el Este ofrece una calidez que se turna con una temperatura de 25 grados Celsius. "Fuuuuu", es el sonido constante de los encendedores que despiden una flama caliente a la vela. Esto, más el viento, dirigen el globo hacia el Oeste, provocando que la vista se pose sobre zonas residenciales y comerciales, montes, cañaverales, el mar y la construcción de la autopista del Coral que, a lo lejos, parece una vena color caliche que recorre una llanura verdosa.

"Esto es una especie de locura, porque un día cualquiera -hace 12 años- se aparece Luis a mi casa y me dice: ‘papi quiero conversar contigo...te tengo un negocio... unos globos'. ¿Y qué es un globo? Porque yo era igual que el 99 por ciento de los dominicanos; yo no sabía lo que era un globo", recuerda José Leonardo (don Leo).

Su hijo Luis, un controlador aéreo, buscó en la Internet y le enseñó un globo aerostático. "Y me dice, vamos a meternos en este negocio", cuenta.

Don Leo, de 74 años, quien fue subcampeón nacional de natación en el 1958 y vio frustrada su pasión por poco apoyo familiar, decidió finalmente respaldar a su hijo. Juntó RD$496 mil y le costeó a Luis un curso en Alburquerque, Nuevo México, convirtiéndose así en el primer dominicano con una licencia para volar globos aerostáticos.

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Traer el primer globo en el año 2000 fue otra insistencia de Luis y toda una hazaña. Al no haber de estos en el país, en aduanas carecían de un impuesto para estas máquinas, tributo que debieron ajustar. Conseguir la matrícula tardó un año y fue un tanto complejo hacer los trámites en Aeronáutica Civil. Aún don Leo no termina de calcular cuánto gastaron.

Desde ese momento, la familia Leonardo, que seguía pensando que todo se trataba de un "padre loco, apoyando a un hijo loco y a un hermano loco", decidió que lo mejor que podían hacer con el globo era enrumbarse en el negocio de vuelos aerostáticos para fines publicitarios.

Los Leonardo invirtieron unos10 años en ello hasta que hace más de un año, Luis volvió a insistir con la idea revolucionaria que siempre había reposado en la familia, pero no existían los recursos: fortalecer el turismo dominicano con los únicos vuelos aerostáticos del Caribe.

La familia otra vez le hizo caso y se arriesgaron a dejar Santo Domingo y mudarse a Bávaro, Punta Cana, tras la "locura" y ya pasión por volar, ahora en la región cumbre del turismo en el país.

Hace tres meses don Leo, su esposa y tres de sus cinco hijos, además de seguir con el negocio de los vuelos publicitarios y sus empleos personales, operan Dominican Balloons para los turistas, y se han ido insertando poco a poco en el menú de tour operadoras asociadas. Ya han invertido unos RD$8.2 millones en equipamiento.

José Manuel, de 43 años, hermano mayor de Luis, de 42, es el encargado de la logística personal y operacional, que incluye hasta controlar la calidad de sus horas de sueño. Luis entrenó a su hermano Elías, de 33 años. Ahora ellos dos son los únicos pilotos de globos en el país.

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"Nosotros aquí tenemos 2 millones y medio de turistas al año y no había ninguno (globos) aquí en Punta Cana... Dijimos: Si en Turquía hay 12 compañías con un millón de turistas al año, en Punta Cana, una compañía con 2 millones y medio puede que haga un gran negocio", dice Luis.

En 2011, el país recibió más de 4.3 millones de turistas, siendo Punta Cana el principal puerto de desembarque. Este pilar de la economía dominicana, solo en 2010, aportó US$4,200 millones.

El Ministerio de Turismo estima que en el año pasado visitaron el país alrededor de 100 mil turistas rusos, extranjeros que se han convertido en los principales interesados de los vuelos en globo, para un 90%. Las cifras de la cartera señalan que para 2010 llegaron a la República Dominicana 76 mil turistas de esa nación para un crecimiento de un 52% con relación al 2009. En este 2012, se proyecta que Rusia ocupe el cuarto lugar en la emisión de turistas desde Europa.

"Para nosotros es fácil cambiarles el entorno. Ellos vienen de una masa de hielo de varios pies de altura y nosotros se lo transformamos en un verde prado", dice don Leo.

"El turismo está todavía pendiente por explotar, pendiente de definir cuál va a ser el verdadero turismo", agrega don Leo quien asegura que el tour operador está cansado de ofrecer las mismas excursiones. "Siempre los mismos caballos, los mismos ‘four wheels', los mismos botes en el agua, como que no se sale de una rutina", comenta.

"Objeto volador no identificado"

Con una velocidad no mayor de 20 kilómetros por hora, la canasta roza las copas de los árboles y los cañaverales de la zona. Los representantes de la agencia tour operadora rusa a bordo, interesada en ofertar los vuelos a sus clientes, disfrutan la aventura que no sobrepasa los 3,000 pies de altura.

"El 90 por ciento de los turistas que han dado el paseo son rusos. El resto es de Canadá y Alemania", enfatiza Luis. Los turistas de países que cuentan con el servicio de globos aerostáticos son los más interesados.

Tras una hora y media, y como si pilotara un avión normal, Luis pide permiso a la torre de control del aeropuerto de Punta Cana -donde trabaja como controlador aéreo- para aterrizar los dos globos.

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A las 8:30 de la mañana, el aterrizaje, que para un novato se percibe brusco, marca el final de la travesía. Niños y demás lugareños de Jina Jaragúa corren a ver qué aparato tan extraño descendió por sus predios. Impresionados, no dudan en ayudar a desarmarlo. "Siempre aterrizamos en un terreno diferente", dice Luis.

Al descender, la agente de la tour operadora rusa, la ucraniana Julia Kimenkol, asegura que a más turistas les encantará hacer el viaje.

Así, concluye otro exitoso periplo para los Leonardo. Al preguntarle a don Leo el significado que reviste para la familia hacer un aporte al turismo dominicano para diversificar su oferta, solo atina a responder: "Ahora se ve como que el loco se está sanando".

Detalles del vuelo

Si hay buen clima, a la semana la familia Leonardo ha llegado a realizar hasta un vuelo diario, inclusive dos. El tiempo promedio es una hora y 10 minutos. Mantienen un equipo de rescate bajo tierra para cualquier eventualidad.

El costo para los turistas es de US$275 por persona. Los niños pagan US$50 menos y deben ser mayores de 8 años. Los dominicanos también pueden disfrutarlos.

Los globos de la familia Leonardo tienen capacidad para 16, 14 y cuatro pasajeros. Su meta es aumentar la flotilla, expandirse a La Romana, Puerto Plata y al extranjero e incursionar en otro tipo de atractivo que también incluya volar.