La Compañía de Jesús y su legado en el país: historia y educación

Los centros educativos jesuitas albergan más de 44,000 estudiantes

Tienen acuerdo con el estado, que designa los maestros

La educación jesuita se basa en la consciencia, competencia, compasión y compromiso. (Fuente Externa)

De una población estudiantil de 2.6 millones de estudiantes, más de 44,000 están en centros educativos donde se imparte el modelo de educación jesuita, una pedagogía desarrollada por la Compañía de Jesús, con la que buscan proporcionar una educación integral, priorizando la enseñanza de valores.

La Compañía de Jesús, una orden religiosa del catolicismo, prioriza enseñar a los estudiantes a “ser personas”, cultivando tanto la formación humana como la intelectual. En el país, esta misión se lleva a cabo a través de diversos centros educativos y programas que abarcan todos los niveles de enseñanza.

Actualmente, 62 escuelas públicas en 15 provincias son co gestionadas entre el Estado y la Fundación Fe y Alegría, una organización sin fines de lucro vinculada a los jesuitas, con una matricula de 34,623 estudiantes. 

Asimismo, está el Instituto Politécnico Loyola (IPL) y el Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola - dependencia del IPL-  ambos ubicados en San Cristóbal, con un aproximado de 8,000 estudiantes en los dos centros. También, en el nivel de educación superior se encuentra el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó.

En Dajabón, el Instituto Tecnológico San Ignacio de Loyola (Itesi) alberga a más de 1,000 estudiantes matriculados. Por otro lado, el Colegio Loyola, único centro privado gestionado por los jesuitas, está ubicado en Santo Domingo y cuenta con 780 alumnos; entre sus egresados se encuentra el actual presidente, Luis Abinader.

José Rafael Núñez Mármol “Chepe”, rector de Itesil, considera fundamental que los estudiantes desarrollen una actitud de aprendizaje constante para enfrentar los cambios, desafíos sociales y tecnológicos, estableciendo que estos son de los objetivos que persiguen a través de la educación jesuita.

“Los tiempos cambian demasiado rápido, si ellos no tienen una actitud de aprendizaje se van a quedar ya obsoletos”, expresó.

Por su parte, el padre José Altagracia Victoriano Reyes, coordinador de la Red Educativa Jesuita y rector del IPL, indica la misión de la educación Ignaciana, -recibe ese nombre en honor a San Ignacio Loyola- es formar "hombres y mujeres para los demás", fomentando una visión del mundo orientada hacia el servicio, la solidaridad y la construcción de una sociedad mejor. 

Victoriano menciona que los fundamentos de esta educación son la consciencia, competencia, compasión y compromiso. El primero de eso pilares, la conciencia, plantea reconocer la vida como un don, por lo que usan su libertad responsablemente, siempre respetando la dignidad de los demás. 

La competencia, por otro lado, consiste en formar profesionales sólidos que adquieran habilidades técnicas confiables y de calidad. Mientras que con la compasión se refiera a la sensibilidad de las personas hacia los demás, promoviendo el amor al prójimo y evitando el egoísmo. 

El compromiso se centra en contribuir a la resolución de problemas comunitarios y al desarrollo humano y social.

“Queremos personas comprometidas con la vida y con la humanidad, comprometidas con la solución de los problemas que aquejan a las comunidades, porque de no ser así, pues tú tendrías una persona que te haría como un flaco servicio a la sociedad”, puntualizó.

Currículo y gestión

El padre Victoriano indicó que el IPL, al igual que otras escuelas jesuitas, tienen una alianza con el estado que le garantiza el financiamiento, mientras que la Compañía de Jesús gestiona la dirección, planificación educativa y administración. Considerándolo también un modelo híbrido público-privado, con apoyo adicional de instituciones privadas.

Informó que, aunque los docentes deben ser nombrados por el Ministerio de Educación (Minerd), son entrenados y evaluados también por la Compañía de Jesús. No obstante, pertenecer a la orden religiosa no es un requisito.

Asimismo, el director de Fe y Alegría, José Ramón López, establece que sus escuelas se rigen por el sistema educativo dominicano, siguiendo el currículum proporcionado por el Minerd, “pero con una serie de características y de programas que nos ayudan a nosotros a darle un plus a la educación”.

“Los jesuitas siempre han insistido en que la educación debe ser ciencia y virtud. La ciencia tiene que ver con la docencia que se da, pero la virtud tiene que ver con los valores, aspectos que son fundamentales para la formación de un individuo”, manifestó.

Historia

La Compañía de Jesús surgió en 1540 en Roma, aprobada por el papa Pablo III y fundada por Loyola, un soldado y sacerdote de origen español cuyo objetivo era ayudar a las personas a tener una vida espiritual y encontrar a Dios, además pretendía contribuir al mundo a través de la educación.

Los jesuitas encontraron en las escuelas una forma de llegar a la población e instruirla en valores y fe, así es como iniciaron su misión fundando centros de enseñanza que se fueron expandiendo por todo el mundo. En esa misión de evangelización y formación llegó a la isla La Española.

Más de 100 años después de la fundación de la orden llegaron al país, en 1650. En ese entonces República Dominicana era colonial española y se encontraba en un contexto de crisis económica y social, con una población muy reducida. Los jesuitas intentaron ganarse al pueblo, a través de la enseñanza de oficios, la catequesis, y asistencia al enfermo.

Permanecieron mucho tiempo en la isla con la intención de fundar un colegio, no obstante, la falta de apoyo de la corona española y algunos procesos burocráticos retrasaron el proceso varios años, según el documento “La Compañía de Jesús en Santo Domingo durante el periodo Hispánico”.

El primer centro educativo jesuita en el país fue creado en 1701 llamado Colegio Santo Domingo, ubicado en lo que hoy es conocido como la Casa de los Jesuitas. Este funcionó hasta 1767, debido a la expulsión de los jesuitas.

Empero, la historia de su visita a la isla tiene otras versiones. Algunos sitúan su llegada al país desde 1533, e incluso establecen que el primer centro educativo creado por ellos fue el Colegio Gorjón, fundado en 1540 en el lugar que hoy alberga el Centro Cultural de España en la Zona colonial.

No obstante, otros textos establecen que la escuela Gorjón fue creada por un empresario español que residía en Santo Domingo, de nombre Hernando Gorjón. Este centro educativo se convirtió años más tarde en una universidad con apoyo de los jesuitas, por esto se les vincula con ellos, y posteriormente fue cerrada cuando fue exiliada la Compañía de Jesús a nivel mundial.

La disolución de los jesuitas se dio en 1767, en el país y en el resto del mundo, esto por órdenes del entonces rey de España Carlos III, debido a la influencia política y social que tenía esta orden que representó un riesgo para algunas monarquías absolutas.

La orden de disolución se resurgió en 1814 por órdenes de papa Pío VII, pero no fue hasta 1936 que retornaron a República Dominicana para continuar su misión educativa. En el año 1946, fundan en el Instituto Tecnológico San Ignacio de Loyola (Itesil), el cual inició como una escuela agrícola gestionada por los jesuitas.

En su primera etapa ofrecía solo educación enfocada en cultivos y labores relacionadas con la agricultura, pero años después continúo ampliando su oferta, actualmente ofrece un bachillerato técnico con nueve carreras.

El siguiente centro educativo creado por la orden fue el Instituto Politécnico Loyola, en 1952, propuesto por los padres jesuitas Luis González Posada y Ángel Arias, quienes sugirieron al gobierno de la época crear una ciudad técnica y agrícola donde las personas accediera a estudios de básica, media y carreras técnicas.

Fue aprobado por el Congreso Nacional en ese año, a través de una ley, y desde entonces ha evolucionado hasta convertirse en un politécnico, logrando ofrecer, a la fecha, 11 carreras técnicas en bachillerato, seis títulos de técnico superior, cuatro ingenierías y más de 100 programas de educación continuada. 

Periodista, graduada de Comunicación Social en la Universidad Católica Santo Domingo