El Pacto por la Reforma Educativa sufre de pocos avances en la ejecución
A poco más de 9 años de su firma, la calidad de la docencia no reporta una mejoría sustancial
Muchas iniciativas de importancia fueron plasmadas con ilusión en el Pacto por la Reforma Educativa, que se firmó el primero de abril de 2014, pero a su alrededor hay una burocracia que no ha permitido avanzar en la calidad, quedándose solo en los enunciados, mientras la educación del país continúa en declive con indicadores negativos de los que no se ha logrado salir, a pesar de la cuantiosa inversión del 4 % del Producto Interno Bruto.
Democratizar el acceso de la población a una educación de calidad desde el nivel preuniversitario al superior, incluyendo la educación técnico profesional, y garantizar la calidad y pertinencia del aprendizaje en todos los niveles del saber, fueron de los principales compromisos asumidos.
También se prometió dignificar la carrera docente, instaurar un sistema de evaluación de la calidad de la enseñanza, garantizar la modernización del sistema de instrucción pública, y adecuar el financiamiento y movilización de recursos para la educación en todos sus niveles y grados.
El Pacto por la Reforma Educativa fue el resultado de un proceso que incluyó consultas y discusiones, hasta que se logró concretar y firmar compromisos que asumieron el Estado, la comunidad educativa, los partidos políticos y otras instancias de la sociedad civil capaces de ayudar a mejorar el sistema.
Las comisiones del Pacto por la Reforma Educativa se reúnen periódicamente, desde que fue reactivado el Consejo Económico y Social (CES), luego de la pandemia de COVID-19. La más reciente reunión se produjo el jueves de la pasada semana.
En el papel
Pero esta maravilla plasmada en el papel se ha quedado dando vueltas en torno a las comisiones, veedurías, y sin acciones contundentes en la práctica. Se sigue dando vueltas en un sistema educativo deficiente, en el cual la falta de transparencia ha dejado en manos de terceros recursos económicos cuyo destino debió ser la mejora en los aprendizajes del alumnado, centros escolares dignos, libros de texto para todos, docentes bien preparados y entregados y desayuno y almuerzo de calidad para los estudiantes.
En los ministerios, que es donde se debe aplicar lo plasmado en el Pacto, no hay un mecanismo para vincular los compromisos con las políticas que deben ejecutarse.
El viceministro de Planificación del Ministerio de Educación, Rolando Reyes, explicó a Diario Libre que la idea fundamental aquí es el vínculo o la posición del Pacto Educativo en la macrodimensión que define los ámbitos de las políticas públicas en el sector de la educación.
Dijo que en esa macrodimensión están los siguientes estamentos o elementos que se vinculan a la definición de la política pública en el ámbito educativo. En primer lugar, está la Estrategia Nacional de Desarrollo; en segundo lugar, están los Objetivos de Desarrollo Sostenible y sus siete matas; en tercer lugar, el pacto educativo, y en cuarto lugar también afecta la definición de política pública en educación, del Plan Nacional plurianual del sector público.
“Lo que nosotros estamos tratando de hacer en el Ministerio de Educación en esta gestión es lograr la total alineación entre esos cuatro elementos e incorporarla al plan de mediano y corto plazo es decir el plan estratégico y el Plan Operativo Anual y al presupuesto el cual se define en función del 4 % del PIB esa es nuestra meta, ese es nuestro propósito en esta gestión”, indicó.
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