Contaminación por centrales térmicas causa 3,600 muertes en el sur de China

PEKÍN.- La contaminación atmosférica provocada por las centrales de energía térmica (alimentadas por carbón) causó 3.600 muertes prematuras en el año 2011 en la provincia de Cantón y la región administrativa especial de Hong Kong (sur de China), según un estudio elaborado y publicado hoy por Greenpeace.

Los expertos estudiaron la contaminación provocada por las partículas PM 2,5 -de menos de 2,5 micras de diámetro y nocivas por su capacidad de infiltrarse en los pulmones o el flujo sanguíneo- de 96 plantas térmicas actualmente en funcionamiento en la zona.

Entre las principales causas de muerte, el estudio señala 1.900 fallecidos por infarto cerebral, 760 por cardiopatía isquémica, 370 por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y 320 por cáncer de pulmón.

En caso de cumplirse las previsiones de construcción de nuevas plantas de este tipo en la zona, la calidad del aire "empeorará" y las muertes podrían llegar a las 16.000 personas en los próximos cuarenta años, advierte Greenpeace.

Actualmente hay once plantas más en construcción y once en proyecto, por lo que Greenpeace pide al gobierno provincial de Cantón que frene los planes de las nuevas centrales y reduzca el consumo de carbón.

"El efecto de las nuevas plantas en la salud humana es sencillamente impactante. La región del delta del río Perla debe hacer cumplir estrictamente la política de 'no más carbón', publicada en 2009", indicó en un comunicado Zhou Rong, activista de Greenpeace especializado en clima y energía.

La provincia de Cantón es la más poblada de China y también la que genera el Producto Interior Bruto (PIB) más elevado del país, lo que la convierte también en la que más carbón importa.

Aunque la calidad del aire de la provincia y en la vecina Hong Kong es una de las mejores del país, la creciente contaminación atmosférica y sus efectos sobre la salud humana son cada vez más un motivo de preocupación para sus ciudadanos.

De hecho, a principios de mes la construcción de una central energética en la ciudad de Shenzhen, junto a Hong Kong, chocó con la fuerte oposición de la ciudadanía, que logró que el proyecto se cancelara temporalmente.