Millones del presupuesto tirados al abandono en obras que no concluyen

SANTO DOMINGO. La semana pasada, varias organizaciones comunitarias y empresariales del municipio Los Alcarrizos salieron a las calles a protestar, paralizando el tránsito y el comercio, como forma de presión para que el Gobierno concluya los proyectos de carretera Nuevo Camino y Napoleón.

Ambas vías servirán de desahogo a una localidad de 45.2 kilómetros cuadrados, que tiene una población de 272,776 habitantes, (según los datos del Censo del 2010 que recoge la Oficina Nacional de Estadística) pero que solo cuenta con una avenida, La Duarte, para la comunicación de los munícipes con el resto de los habitantes de la provincia Santo Domingo, a la que pertenece.

La carretera Nuevo Camino fue una iniciativa del primer gobierno de Leonel Fernández (1996-2000), cuando se llegó a trazar la ruta, se colocó el terraplén y se destinó un presupuesto de alrededor de RD$150 millones de pesos para ejecutarla.

Pero el proyecto fue ignorado por los gobiernos de Hipólito Mejía (2000-2004), el propio Fernández que le sucedió, y Danilo Medina (2012- 2016), mientras los invasores aprovechan para levantar sus casas, incluso en el mismo centro del terreno por donde pasaría la vía. Hasta una escuela levantó el Ministerio de Educación casi encima del trayecto trazado.

Como los munícipes de Los Alcarrizos, muchos ciudadanos han quedado decepcionados en todo el país ante una promesa de desarrollo no cumplida.

La lista es amplia, tanto que, a más de dos semanas de haber solicitado el dato específico de obras por terminar al Ministerio de Obras Públicas, todavía no logran emitir una respuesta.

En 2013, a pocos meses de que Gonzalo Castillo iniciara su gestión como ministro de Obras Públicas, informó que utilizaría unos RD$15,000 millones del presupuesto para terminar unas 7,000 obras inconclusas, algunas con más de 12 años detenidas, pero ahora parece no tener a mano cuántas completaron con esos recursos.

A merced del óxido

A más de 22 kilómetros del municipio de Bayaguana, en la sección Hidalgo, paraje Sabana del Medio, el óxido corrompen las columnas de una escuela que se empezó a levantar en 2013 y que, por razones que pocos saben explicar, quedó abandonada.

La obra es una ampliación para jornada extendida de la Escuela Básica Gaspar Polanco, que con diez aulas, dos de ellas fuera de uso por deterioro, acoge a unos 400 alumnos que cursan allí los niveles inicial, básica, secundaria y popular de adultos. La inversión estimada para los trabajos, adelantados en más de un 50%, es de unos RD$34 millones.

“Eso tiene más de dos años paralizado, porque el ingeniero que tenía la obra emigró y no lo pueden contactar”, explica Ignacio Sosa Durán, subdirector del plantel educativo.

En la actualidad, a la escuela se le terminan los baños, trabajo que Sosa Durán atribuye a la colaboración de otro ingeniero que gestiona que le reasignen la obra.

“Eso lo está haciendo ese ingeniero con su propio dinero, porque no teníamos baños suficientes. Incluso, aquí empezamos las clases con dos semanas de retraso, por falta de baño, pero a la escuela no le han puesto las manos”, aclara.

Cercano a la Avenida Circunvalación de Santo Domingo, en Villa Mella, existe una empobrecida localidad llamada Mata Gorda. Allí sus habitantes añaden canaletas al techo de sus casas y mangueras y embudos a las canaletas, para atrapar en tanques el agua de las lluvias cuando, esporádicamente, deciden caerles encima y aplacar un poco el polvo de su maltrecha vía.

Como la lluvia no les he muy benévola, entonces acuden a la caridad de algún vecino que, ante la falta de sistema de agua potable, extrae el líquido del subsuelo a través de pozos tubulares. En ese caso, algunas personas tienen que cargar el agua en latas y cubetas por distancias de 200 metros o más, pasando en su recorrido frente a un gigantesco tanque que serviría de depósito para el acueducto de San Felipe, otra obra abandonada pese a los cientos de millones de pesos en ella invertidos.

El acueducto, que solo requiere la colocación del techo y la conexión de las tuberías, lo inició la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) en el año 2000, con una inversión superior a los RD$70 millones.

“Uno se va a morir y no lo verá terminado” exclama casi resignado Ramón Hernández, “cuidador” del tanque por un sueldo de RD$8,000 mensuales, que hace cinco meses no le pagan, según dijo.

A su lado, Macaria Nolasco comenta que el presidente Danilo Medina se quemó en esa localidad, pues en una visita que hizo al sector a finales del año pasado, a menos de 300 metros del lugar donde está ubicado el tanque, se comprometió a ir en su ayuda, pero a la fecha la comunidad sigue palideciendo entre el polvo y la falta de agua.