La Barquita: mudanzas que transportan cambios

Más de 260 familias ya han sido trasladadas a la Nueva Barquita, la meta es reubicar a 1,637

SANTO DOMINGO. Son las 9:40 de la mañana y la tercera mudanza del día parte hacia la Nueva Barquita. Unos 40 minutos le toma a Eulalia Guzmán y a Mercedes Rodríguez abandonar junto a sus familiares una vida de opresión, como definen la que dejan atrás.

Mientras, el minibús -del Gobierno- avanza, los recuerdos se asoman a sus mentes. Desde el puente Gregorio Luperón, Eulalia vislumbra el lugar que le sirvió de morada durante 23 años. Se aleja de inundaciones, derrumbes y un ambiente de extrema pobreza.

Más temprano, de una casa de diez metros de ancho, piso de madera podrida, paredes y techo de zinc, un equipo de mudanza saca todos sus ajuares, los de su padre y su sobrina. En un espejo que sostiene Eulalia, se refleja la inclinada y estrecha escalera forrada de lama que daba acceso a su vivienda.

Con el camión de mudanza de fondo, Eulalia, de 39 años y vocabulario escaso, refiere que no solo abandonan la basura, las cañadas y un río que por años les hizo correr y dañó sus pertenencias, también se apartan de las constantes amenazas a su salud.

“Muchas noches tuve que levantarme corriendo, tirarme de la cama ya con el agua dentro para salir a buscar un refugio donde quedarme”, recuerda.

Las mudanzas comienzan a las 7:30 de la mañana. Una vez en su nuevo hogar, la antigua casa es demolida. Mudan entre 22 y 36 familias por día. La meta es sacar del lugar a 1,637 familias.

Ubicada en Los Mina, Santo Domingo Este, La Barquita es un empobrecido sector de Santo Domingo que cuenta con una población aproximada de 5,374 habitantes en 1,876 viviendas (983 habitadas por sus propietarios, 645 alquiladas y 51 cedidas o prestadas), según un censo aplicado en marzo de 2013 por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). (Ver adjunto)

Gran parte de esta población reside en las riberas norte y este del río Ozama, en casas con paredes y techos de zinc y madera. Cinco cañadas desembocan en la barriada compuesta por decenas de callejones. Esta zona es una de las más afectadas durante las temporadas ciclónicas en República Dominicana. El drama siempre fue noticia.

Solo dos familias van en este viaje. Les acompaña un agente de seguridad y una de las personas que organiza el traslado. El silencio dentro del autobús impera. Las miradas recorren a través de los cristales las entaponadas calles y avenidas que el conductor atraviesa para llegar al sector La Javilla, Santo Domingo Norte, donde se encuentra su nueva morada.

Tras 10 minutos de trayecto, desde el último asiento del autobús con su hija menor en brazos y otro de cinco años enfrente, Mercedes habla sobre los altos niveles de delincuencia en La Barquita. Tres días antes del traslado, un desconocido intentó robar en su vivienda. Es solo una de las tantas calamidades que enfrentó en el lugar.

“Me daba pena porque veía a las personas cargando los trates cuando crecía el río. Mi miedo era que mi casa se pudiera derrumbar”, relata. Vivir allí le costaba a su esposo RD$1, 200 mensual- pago de alquiler- de RD$12 mil que devenga.

La Barquita se encuentra en una situación de sifón en el curso del río Isabela, dentro de la cuenca media del Ozama; situación que junto a la pleamar y las escorrentías, por las pendientes de cañadas inmediatas de gran arrastre hace de este lugar un espacio naturalmente inundable.

Los sectores que bordean el río Ozama son los que presentan la más alta peligrosidad, de acuerdo a los resultados del Estudio de la Amenaza Sísmica y Vulnerabilidad Física del Gran Santo Domingo.

“A orillas del Ozama hicimos sondeos donde aparecieron hasta treinta metros de suelos malos, arcilla, arena y limos. La Vieja Barquita se encuentra en ese terreno”, especifica Santiago Muñoz, director del Servicio Geológico Nacional (SGN) a Diario Libre.

En septiembre de 2012, a un mes de asumir su primer mandato, el presidente Danilo Medina visitó la zona y anunció que buscaría una solución definitiva a la odisea que viven los residentes en la barriada. La construcción de la Nueva Barquita fue iniciada en enero de 2014 y el 30 de julio de este año, amparada en el decreto 16-13 el Gobierno comenzó los traslados.

La Barquita es una zona de riesgo. Siempre se va a inundar y por lo tanto, como toda zona de riesgo, no puede ser habitada. El traslado de la población a nuevos proyectos habitacionales y la conversión del lugar en un parque es la solución más responsable”, considera el arquitecto y urbanista Omar Rancier.

La Ley sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales, en su artículo 110, faculta al organismo a no permitir la ocupación de zonas de riesgos. En el Distrito Nacional y Santo Domingo existen más de cinco sectores similares a la Vieja Barquita. Entre 1994 y 1996 se intentó reestructurar las zonas de las riberas de los ríos con el Programa de Rescate Social Urbano y Ecológico (Resure) pero la idea quedó engavetada. (Ver adjunto)

El arquitecto Erick Dorrejo destaca que con la aprobación de la Ley de Ordenamiento Territorial no se podrá habitar ni construir próximo a corrientes fluviales, lagos, lagunas ni embalses.

Ver paso a paso el programa completo del cambio de La Barquita

Ubicado en Sabana Perdida, el nuevo complejo urbanístico recibirá seis mil personas, en 1, 780 apartamentos distribuidos en 112 edificios. Cuentan con área de lavado, baño, tres habitaciones, sala y cocina en unos 67 metros cuadrados.

En 54 hectáreas de estructura, tendrán además 90 locales comerciales, plazas y parques; tres estancias infantiles, un centro de diagnóstico, iglesias, centros de capacitación, liceo, polideportivo, play de béisbol, cancha de fútbol, cinco canchas de basquetbol, tres kilómetros de ciclo vía y uno de bici cross.

También, una estación de la Policía y de la Fiscalía. Tres plantas de tratamiento y los servicios básicos: energía eléctrica, agua potable y sistema de gas por tubería.

Área total de demolición en la vieja Barquita

A las 11:15 de la mañana, Eulalia y Mercedes fueron recibidas con algarabía por algunos de sus vecinos ya trasladados. En la que será su habitación, Eulalia, descansó el espejo que ahora refleja un nuevo comienzo.