Distintas iglesias realizan celebraciones siguiendo protocolos contra el COVID-19
Las iglesias han adoptado diferentes medidas para poder celebrar sus reuniones en pandemia
Feligreses de iglesias de distintas denominaciones se han reintegrado a sus actividades religiosas atendiendo a los límites de aforo y los protocolos de seguridad recomendados por el Gobierno dominicano.
En un recorrido por varias iglesias se pudo observar las maneras en que las iglesias han adoptado las medidas para celebrar sus reuniones a la vez que se protegen del coronavirus.
El martes 26 de enero, el Ministerio de Salud Pública estableció un protocolo que limitaba al 60% la capacidad total dentro de las iglesias. De igual manera, se estableció la obligatoriedad del uso de mascarillas y agua con alcohol al 70% o alcohol en gel para quienes entren y salgan del local. Además, se debe señalizar los asientos para asegurar que haya dos metros de distancia entre las personas y desinfectar, tras cada actividad, los bancos, sillas y objetos litúrgicos.
En el caso de la Iglesia Bautista Internacional, los domingos se celebran dos cultos de una hora y 45 minutos, uno en la mañana y otro al mediodía. La iglesia ya había decidido realizar sus actividades con entre un 50% y un 60% de su capacidad, pero redujeron el número aún más allá, hasta un 40%.
En un espacioso auditorio con capacidad para más de 2,000 personas, por lo menos un asiento separa a quienes asisten al culto, quienes en todo momento tienen puestas sus mascarillas. No obstante, la mayoría está sentada en pequeños grupos con sus familias, siendo los únicos que tienen permitido sentarse unos al lado de los otros.
Para quienes no alcanzan a llegar al auditorio, la iglesia ha preparado diferentes salones donde se proyecta una transmisión en vivo de la prédica del pastor. Otros, la observan en un televisor ubicado en el vestíbulo.
En el Templo el Calvario, un portero recibe a las personas abriéndole la puerta y tomándole la temperatura. Enseguida, el feligrés es encontrado por otra persona, que le ofrece gel desinfectante para manos antes de dejarle pasar al auditorio donde se celebra el culto. Una vez sentado, observa al pastor y todos los que pasan por el púlpito hablar al micrófono sin mascarilla para poder ser escuchados correctamente.
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Una iglesia que siempre estaba llena según quienes trabajan en ella, con la pandemia ha visto su capacidad reducida hasta oscilar entre un 25% y un 35%. Rafael Hernández, ujier en la iglesia, dice que la cantidad de personas presentes no solo se ha visto afectada por las medidas de protección, sino porque la mayoría de los feligreses son adultos mayores, que son la población más vulnerable al virus. Para proteger a los que continúan yendo, han designado un área separada de las demás personas.
Hernández dice que luego de que fue levantada la restricción a las actividades religiosas que fue incluida en el decreto 740-20, más personas se han animado a participar. Sin embargo, agrega que han decidido mantener un control estricto de la asistencia.
“Tenemos que cuidarnos y como somos congregaciones, tenemos que dar disciplina de cómo manejarnos”, dice Hernández.
Por otra parte, la parroquia San Judas Tadeo ha ido adaptándose a las facilidades para la reunión que da la Presidencia de la República. Antes, celebraba tres misas en la mañana y dos en la tarde todos los días de la semana, y realizaba siete misas los domingos. Ahora, los días de reunión se han reducido a tres y la mayor cantidad de misas que celebran por día son dos los fines de semana.
Según Maribel Ortiz, de las 350 personas que podían recibir, ahora solo permiten la entrada de 120 y cuando la cantidad de feligreses excede ese número, abren las puertas del templo y enfilan sillas de plástico hasta las escaleras de la iglesia para que las personas participen de la misa y escuchen las palabras del sacerdote a través de los altoparlantes que están colocados a la entrada del edificio.
Ortiz cuenta que los fieles son respetuosos de las medidas de protección. Muchos de estos son adultos mayores, quienes son muy recelosos con su cuidado, observa. También dijo que en todo momento se usan las mascarillas y a quienes alcanzan a entrar, un voluntario les sostiene la puerta y les desinfecta las manos con alcohol.
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