¿Choferes públicos o empleados sin beneficios de los sindicatos?

Rutas Los ciudadanos, quienes son los clientes, reciben el mayor maltrato por parte de los sindicatos. El Gobierno no ha sido capaz de regular el transporte público y poner orden.

Mucho se dice del transporte público en el país, de los choferes de carros y guaguas, cuya especialidad, a decir de una gran cantidad de ciudadanos, es hacer tapones y provocar el caos en las calles y avenidas del país, sin que aparentemente haya quien les ponga un alto.

Aunque su conducta en las calles y avenidas es responsable de la mayoría de las cosas que se dicen de ellos y la fama que se les atribuye, la verdad es que estos son sólo peones de grupos organizados en federaciones y asociaciones, y cuyos máximos dirigentes en realidad son quienes imponen las reglas. Algunos de esos trabajadores del volante dicen sentirse “exprimidos”, pero no tienen dónde quejarse.

Lo peor, según cuentan los propios choferes (quienes prefirieren no identificarse por temor a represalia), es que tienen que pagar una alta suma de dinero, “para poder trabajar tranquilos y protegidos por ellos”, pero no reciben ningún beneficio a cambio de ese dinero que pagan a los sindicatos.

Para poder dedicarse el servicio del concho en el Gran Santo Domingo, los choferes deben comprar una ruta que se las vende el sindicato, único con derecho de operarlas, o a algún miembro que la tenga para alquilarla. Además, tienen que pagar al control cada vez que trabajan una cantidad de dinero que varía dependiendo el dinamismo de ruta.

Precios de las rutas

Según narraron a Diario Libre varios choferes (de forma separada) del municipio Los Alcarrizos, hasta el Kilómetro 9 de la Autopista Duarte (en el Distrito Nacional), deben hacer una inversión que les serviría para poner cualquier negocio.

Juan (nombre ficticio) dice que compró una ruta en RD$250 mil (pagando cuotas semanales), pero que, además, debe pagar RD$500 cada vez que trabajan, y RD$100 adicionales para el control.

“Si a eso tú le agregas que tengo que echar entre 800 y mil pesos de gas (GLP) para poder trabajar, a mí me vienen quedando como mucho 1,500 pesos, de los cuales tengo que sacar el combustible para poder trabajar al día siguiente.

“Pero, a eso debes sumarle que tengo que darle entre 10 y 25 pesos al buscón que me llena el carro, cada vez que doy una vuelta”, explicó un chofer.

Algo similar pasa en otras rutas como la de la avenida Rómulo Betancourt, que se inicia en la Esquina Caliente de Herrera y llega hasta el Parque Independencia, convertida por la vía del mismo nombre.

Por su trayecto, quien viaja de extremo a extremo paga dos pasajes, lo que la hace una de las rutas más caras de la capital con un costo de RD$800 mil.

Aquí, los choferes pagan RD$800 de ruta, más RD$200 de control, cuando trabajan, y si no tienen carro ni ruta, pagan RD$1,800, que les cubre la ruta, el control y el carro.

La ruta Lincoln-Lope de Vega, que parte desde la calle San Cristóbal en el Ensanche La Fe, hasta la Independencia, frente al hospital Robert Reid Cabral, cuesta RD$250 mil. Aquí, los choferes deben pagar RD$350 un día (color verde) y RD$280 el otro día (amarillos).

Esto significa que cualquier chofer paga al sindicato aproximadamente RD$12,600 al mes, si tiene cuatro semanas, si multiplicamos los RD$350, más los RD$280, por cinco días, y luego por las cuatro semanas, (1,750 + 1,400 = 3,150).

“Yo, sacando cuenta, pagué como 13 mil pesos el mes pasado. De ese dinero, sólo recibo una fiestecita y una rifita que hacen ahora en diciembre”, dijo un conductor de la Lope de Vega.

En todos los casos, las rutas son reclamadas por los sindicatos como su propiedad, y se arrogan el derecho de venderlas a los choferes miembros de las asociaciones.

Los choferes dicen que esas son las reglas impuestas, y que no pueden hacer nada, porque serían sancionados.

“Imagínese esa gente tiene tanto poder que hasta los gobiernos le temen, nosotros no podemos hacer nada”, comentó un chofer con tono de impotencia.

Funciones de OTTT y AMET

El Decreto 349-11, del 2 de junio del año 2011, divide entre la Oficina Técnica de Transporte Terrestre (OTTT) y la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), la discreción para aprobar las rutas y otorgar los permisos a los sindicatos.

La OTTT se encargará del transporte interurbano, mientras que la AMET tiene el control sobre las rutas del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.

Sin embargo, en el artículo 3 de dicho decreto, dice que la AMET será responsable de actualizar los contratos de operación de rutas. Que tendrán una duración de un año, y que podrán ser renovados cada año por los usuarios.

Ese mismo decreto establece en su artículo 4 que la AMET será responsable, previo pago de los valores correspondientes, de expedir los certificados de fichas a favor de cada chofer o propietario.

Pero en la actualidad lo que sucede es que los sindicatos son los que obtienen los rótulos de las autoridades, y ellos hacen el proceso de rotulación de los vehículos de las rutas.

Además, el artículo 1 de ese decreto establece que la Oficina Técnica de Transporte Terrestre tendrá a su cargo, entre otras atribuciones, fijar las tarifas de los pasajes de los vehículos de transporte público, urbano e interurbano en todo el territorio nacional.

Esta práctica no se ha dado, porque los sindicatos son los que ponen sus tarifas y, en la mayoría de los casos, obligan a los choferes a poner letreros en sus vehículos con los aumentos de los pasajes y, según algunos conductores, al que sorprenden sin ese volante lo multan hasta con suspensión de varios días sin poder trabajar.

800

mil pesos puede costar una ruta en la avenida Bolívar, lo que la convierte en una de las más caras del Distrito Nacional, igual que la de las avenidas Núñez de Cáceres y Winston Churchill.