Doña Eufemia: una vida bajo el tizne de los calderos que brilla

“Si brillo un caldero como, si no, no como”, dice la señora de 65 años

Doña Eufemia frente a su casa (Joliver Brito)

Eufemia de los Santos, de 65 años, vive en el barrio Brooklyn de Villa Altagracia, y se gana la vida brillando calderos, algunos vecinos y conocidos les llevan calderos, sartenes y otros instrumentos de cocina para darle trabajo.

Sus ásperas manos y uñas negras del tizne son muestra del duro trabajo de brillar calderos, pero es lo único que sabe hacer, dice con firmeza, mientras se acoteja el pañuelo que cubre sus gruesos cabellos. Habla con dificultad, con pausas obligadas para tomar aire porque desde siempre ha padecido de asma.

En su oscura cocina, Eufemia habla de ella. Dice que nunca tuvo hijos, aunque crió tres, que pocos o nada le ayudan y hace cuatro años se quedó sola porque su compañero de vida se fue a la eternidad. Es una mujer de fe a pesar de las vicisitudes que les ha tocado vivir.

“Todo el tiempo yo he vivido mal, yo nunca me he visto en buena, hay que hablar la verdad. Cuando no que tengo una cosa tengo la otra, cuando no es un dolor de cabeza es apretada, pero bueno, soy una mujer de mucha fe”.

Eufemia tiene un fogón conformado por tres piedras en los que hace su trabajo de brillar calderos que cobra a RD$100.00 y RD$200.00. Allí los pone boca abajo y cuando están muy calientes procede a aplicar su técnica de retirar la capa espesa de tizne que se adhiere al metal.

Tiene fama de buena brilladora y de eso habla con orgullo. Dice que no sabe de cocina ni de otras cosas, solo de brillar calderos, que lo ha hecho desde hace muchos años. Cuando consigue una “chiripa” se gana lo de la comida del día y a veces para las medicinas de la presión y el asma, pero cuando no hay nada que brillar, su vecina más cercana le pasa de comer... de ella habla bondades.

Vive en una casa de tablas

La casa donde vive doña Eufemia es de tablas, una parte podrida, al lado de una cañada que cuando no llueve, el mal olor es insoportable y cuando llueve el agua amenaza con entrar a su casa. Allí se pasa los días y las noches con la esperanza de algún vez mejorar su condición de vida.

Su estufa solo tiene una hornilla y cuando se le acaba el gas, hace su té o cocina, en el fogón de brillar los calderos.

Condiciones de la casa de doña Eufemia Por (Joliver Brito)
Lugar donde la señora brilla los calderos Por (Joliver Brito)
La casa está podrida en algunas partes Por (Joliver Brito)
El área de trabajo de doña Eufemia Por (Joliver Brito)
La pestilente cañada que corre detrás de la vivienda. Por (Joliver Vrito)
Doña Eufemia en su cocina Por (Joliver Brito)

“No tengo para comprarla (la estufa), pero doy gracias a Dios por todo…yo brillo los calderos que me traen, los pongo blanquiiitos y si vale doscientos pesos, me los dan, con eso como, pero hay tiempo que no aparece nada”.

Tiene que llevar el tratamiento de la hipertensión y del asma, pero muchas veces no los encuentra y por eso “me pongo mala y me llevan al hospital”.

Cómo ayudarla

Doña Eufemia quisiera que le ayuden a tener una mejor vida, que le reparen la vivienda, le ayuden con una estufa, una nevera, una cama donde pueda descansar su cansado cuerpo. Quienes quieran aportar a una mejor vida de Eufemia lo pueden hacer llamando a su vecina más cercana, al 809 862-3079.

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Dominicana O&M. Ha ejercido el periodismo desde 1988 en radio, televisión y periódicos. 

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