Cierran consulado dominicano en Juana Méndez tras ser atacado a pedradas y botellazos

El vicecónsul dominicano Marciano Mateo describió la situación como "caótica y fuera de control"

DAJABON.-El consulado dominicano en Juana Méndez, Haití, fue cerrado hasta nuevo aviso, luego que una turba de haitianos atacara a pedradas y a botellazos la sede consular, aunque ninguno de los empleados y funcionarios resultaron con heridas de consideración.

La información la suministró el vicecónsul dominicano Marciano Mateo, quien describió la situación como "caótica y fuera de control".

Dijo que después de las 11 de la mañana de ayer, cuando se encontraban en plena labor despachando los asuntos que estaban acumulados porque llevaba varios días sin trabajar, se presentaron elementos armados de piedras, palos y botellas y rompieron los cristales del local donde funciona la sede consular.

"Hasta que esa situación no cambie, no volveremos a trabajar, ya que no hay garantías para nadie", expresó Mateo. Dijo que todos los empleados tuvieron que refugiarse en el vecindario, para evitar ser agredidos por las tantas piedras y botellas que les lanzaron.

En las comunidades del noroeste de Haití y próximo a Juana Méndez, Fort LIberté y Cabo Haitiano se realizan protestas contra el Gobierno de Martely, en reclamo, entre otras cosas, de que rebajen los impuestos que cobran las autoridades haitianas por los productos que compran en los establecimientos del mercado binacional que se realiza cada lunes y viernes en Dajabón.

Mercado abre tímidamente

El mercado binacional de este lunes abrió, pero no con gran afluencia de público, como sucedía en otras ocasiones. La semana pasada, siete patanistas fueron secuestrados en Cabo Haitiano y sus camiones saqueados.

Los camioneros Eddy Jacobo, José Castro, Orlando González, Ramón Frías, Rafael Marte, Alexis Polanco y Euclides Reyes, dijeron que pudieron salvar sus vidas porque un cura los socorrió y escondió en un templo.

Posteriormente, por diligencias de funcionarios diplomáticos, fueron custodiados por militares de la MUINUSTAH, y pudieron volver a esta provincia, desde donde se dirigieron a sus hogares en la provincia de San Pedro de Macorís.
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