Cerebro o corazón, ¿cual órgano determina el enamoramiento?

La neuropsicóloga Laura Rivera explica qué incide realmente en las etapas de una relación amorosa

Para las relaciones es importante que en el momento de la atracción seamos conscientes de lo que ocurre en nosotros mismos (Ramón Sandoval )

SANTO DOMINGO. El enamoramiento es uno de los temas más comentados entre amigos, familias, profesionales... La verdad es que cualquier lugar o momento sirve de desahogo a las persona para comentar sobre el amor, la pareja y las emociones. La realidad es que siempre se mencionan los hechos, pero nadie se pregunta qué pasa a nivel fisiológico. Sí, este proceso va más allá de las mariposas en el estómago. Resulta que el cerebro humano es el director de la orquesta y así como cada músico tiene su papel en una pieza, así mismo el cerebro tiene su rol al enamorarnos.

Sobre el tema, la neuropsicóloga clínica, Laura Rivera, explica que: “alguna vez nos hemos preguntado ¿cuál es el rol del cerebro en el amor de pareja? Antropólogos y psicólogos han estudiado a profundidad todo lo que tiene que ver con el cerebro y la conducta, sobre todo, el amor de pareja, el cual tiene mucho que ver con la conducta del ser humano e incluso es una parte vital de nuestro ciclo de vida”.

Rivera afirma que la atracción inicial o primera etapa del enamoramiento ocurre debido a la actividad que se da en el cerebro. “En esta primer ciclo el cerebro, ante la presencia de nuevos estímulos, manifiesta emociones intensas, alteraciones en el estado de ánimo, sentimientos de bienestar, gran optimismo y efectos corporales. Lógicamente cuando hay una atracción, la intensidad dependerá mucho de cuál sea la experiencia, ya que pudiera ser visual debido a una atracción física visual o una atracción en una conversación (auditivo) y muchas veces, pueden ser varias de esas cosas en una misma persona”.

Del corazón o el cerebro, ¿cuál es el más importante para que una relación dure?

“En la neurociencia el corazón y la mente es lo mismo”, dice la experta. Sin embargo, la pregunta sería, ¿importa más la parte emocional o la parte lógica?

En tal sentido, explicó que a nivel de neuroanatomía no hay forma de bloquear las emociones, “tu no vas a poder bloquear las emociones, pero es muy importante identificar las mismas y reconocerlas para darle participación al juicio, porque si tú nunca pasas de esa primera etapa -que es una etapa de atracción y placer- la relaciones no son compensatorias, es decir, no satisfacen emocionalmente. Para las relaciones es importante que en el momento de la atracción seamos conscientes de lo que ocurre en nosotros mismos, es decir en nuestro cerebro, esto facilitará la madurez del vínculo de pareja”.

Entonces, ¿qué es lo que hace el cerebro?

Que debido la actividad que sucede en el cerebro, (la producción de neurotransmisores, donde hay un aumento específicamente de la dopamina y la noradrenalina, con una disminución de la serotonina) el cuerpo comienza a experimentar sensaciones y de repente la parte frontal de nuestra celebro, que es la parte que está más asociada al juicio, se nublada. Por tanto, durante los primeros meses la persona actúa desde un punto de vista más emocional, e inclusive se activa el llamado “Circuito del amor” asociado al sistema de recompensa y al centro de placer del cerebro, por lo cual es posible que a la persona se le empiece a afectar el apetito, quitar el sueño, hasta la típica mariposita en el estómago. A su vez, al pasar los primeros meses el cerebro produce una sustancia llamada Fenitetilamina que genera aún más dopamina, esta actividad es responsable de que la persona enfoque su atención en una sola persona, causando en ocasiones, pensamientos recurrentes hacía la pareja.

Ilustración: Ramón Sandoval

¿Qué papel juega el cerebro cuando surge el enamoramiento?

Cuando empieza la atracción, estamos en la primera etapa, esa etapa se dice que dura de 0 a 3 meses -todavía no es enamoramiento- es la fase inicial donde hay una liberación de sustancias que te hacen sentir en un sueño, como en las nubes. El cerebro recibirá más dopamina y fenitetilamina, y disminuirá la serotonina, focalizando la atención en esa persona, entonces, cuando esto ocurre inician esos lazos de enamoramiento. “La persona piensa en el otro todo el día, se activan mecanismos de supervivencia, a la gente se le quita el apetito, se les dilatan las pupilas. Ya en ese momento inicia la segunda etapa, el romance” explica Rivera.

Señala que la primera fase se asocia más al sentimiento de recompensa y placer, es el hecho de tu conocer a una persona, o un sentimiento de curiosidad natural que surge; la segunda etapa es el enamoramiento, donde se focaliza la atención.

“Entonces, durante esta segunda etapa que se da desde los primeros 3 meses con una duración de 1 a 3 años, la pareja se está enamorando, y es aquí donde los vínculos se van a crear y deben de fortalecerse, es decir la fruta debe madurar, sino la pareja no pasará a la siguiente etapa “amor maduro”. En esta tercera etapa en el cerebro la actividad cambia, disminuye la producción de dopamina y aumenta la producción de Oxitocina (más producida en la mujer) y Vasopresina (más producida en el hombre), lo que ocasiona un afecto más profundo hacía el otro, seguridad y calma. Estas sustancias promueven además la confianza, la generosidad y la empatía. No se trata de que “el amor se acabó”, se trata de que la actividad fisiológica cambia y va evolucionando, y si la relación finaliza se deben a que no hubo una maduración del vínculo, por lo cual la persona no se adapta al nuevo estado de calma y bienestar

Foto: La neuropsicóloga clínica, Laura Rivera

¿Qué pasa si este sentimiento se esfuma?

El amor es un proceso, no es algo tan simple como un sentimiento, cuando viene la otra fase donde las emociones intensas ya no ocurren 24/7, el vínculo creado tiene su propia gracia.

“Ya que las sustancias de esta fase están asociadas a la confianza, sentimientos de protección, de empatía. Y me encanta esta actividad en el cerebro porque se asocia al vínculo madre e hijo, hay sentido de protección y complicidad.”, indicó la especialista Rivera.

“En esta tercera etapa “de madurez” como la llaman los antropólogos y los psicólogos, es como si también madurara la actividad fisiológica en nosotros mismo, desde el punto de vista de la neurociencia esto ocurre a nivel de la actividad nerviosa en el cerebro, porque la conducta no es más que el resultado de lo que pasa en la cabeza”. En esta fase de amor maduro la pareja está neuroquímicamente más preparada que en las primeras etapas para el matrimonio.

El matrimonio

La especialista dijo que cuando ya pasamos todo lo anterior, estamos en un amor maduro, entonces la pareja está preparada para el casarse.

El tiempo es muy importante para la salud de la relación, ya que a medida que entramos a la fase más madura, ya el cerebro se adapta, esas sustancias se acoplan al estímulo, y se empiezan a vivir lazos novedosos. Por eso, sino se ha llegado a ese vínculo de pareja donde tú puedes sentir esa confianza, donde tú puedes sentir esa empatía, y de repente se acabó esa parte del enamoramiento que es más fugaz, entonces, ahí hay un problema en el vínculo e inclusive a nivel de estadísticas se sabe que el promedio de duración de un matrimonio de parejas que se casan durante el primer año de relación va a ser de tres a cuatro años regularmente”.

“Cuando una pareja desea fortalecer este vínculo y madurar, es importante desarrollar un sentido de compromiso mutuo, así como, hablar el mismo lenguaje en el amor, comunicar con trasparencia y empatía y crear planes futuros en pareja: tener metas a corto plazo y metas a largo plazo creando un sentido de equipo y complicidad. Estos aspectos ayudan a fortalecer la pareja, para cuando salgan de esa segunda etapa y entren a la siguiente, haya un lazo sólido que les permita quedarse y disfrutarse”.