Cancha y play de Amará están muy deteriorados
SANTO DOMINGO. En este play, el prospecto de los Marineros de Seattle, Phillips Castillo, firmado por 2.2 millones de dólares, comenzó a jugar pelota a los once años. Tres años después de la firma más cara hecha por esa organización en Latinoamérica, el área deportiva donde el súper prospecto creció, el play de Amará, en Villa Faro, representa un peligro para las decenas de jóvenes que diariamente asisten a recrearse allí.
La cancha de baloncesto no tiene aros. El concreto está dañado y las gradas están ocupadas por maleza. El play de softbol está en un estado menos deplorable, pero tras un chubasco, hay que sacar el agua de los charcos con cantinas.
Lo peor es el área de juego de los más jóvenes. Llenas de piedras y de obstáculos, los niños juegan sin temor a lesionarse, sin pensar que pudieran arriesgar el futuro de otro Phillips Castillo.
El play de Amará no sólo es la infraestructura. El entorno está lleno de escombros, palos y basura y el área de acceso carece de escalera. La malla ciclónica se ha deteriorado y ahora cualquiera puede tropezarse y caer hacia la acera.
Ojalá el próximo Phillips Castillo no se malogre.
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