Barrios del Gran Santo Domingo a orillas de la desesperanza
Familias no abandonarán sus casas hasta no ver lo peor
SANTO DOMINGO. Los niños corretean, el calor que resplandece desde las hojas de zinc de las casuchas se torna sofocante. Es víspera de huracán y el devenir es incierto, pero no desconocido, para cientos de familias que viven a orillas del río Ozama en el Gran Santo Domingo.
Muchos a esperas de las acostumbradas ayudas que ofrece el Gobierno, y con experiencias pasadas recolectan en cubetas y tanques, agua necesaria en caso de que la creciente se compadezca y le permita permanecer allí. Aseguran que hasta no ver las últimas consecuencias, no abandonaran sus cobijas.
“Yo he gastado pila de dinero (mucho dinero) reconstruyendo esto aquí, tres veces se me ha caído mi casita debido a que el río va socavando el terreno y termina por derrumbarse. Yo duré nueve años trabajando en la zona franca para yo hacer mi vivienda que me costó 19 mil pesos en el tiempo que la compré y no estoy dispuesta a abandonarla”, manifestó Ultima Minyeti, residente en el sector Las Lilas, Riberas del Ozama, un barrio donde las casas tienen como patio el río.
La Ciénaga, Los Tres Brazos, y Las Lilas, son algunos de los barrios del Gran Santo Domingo que se divisan todos los días desde el puente Francisco del Rosario Sánchez (puente de la 17), pero llegar a sus entrañas en épocas donde se avecinan inundaciones, es ver frente a frente la desesperanza colectiva en los rostros de esos seres humanos.
Mientras brigadas del Ayuntamiento Santo Domingo Este, recogían miles de botellas plásticas en la desembocadura de la cañada La Milagrosa, en Los Tres Brazos, a escasos metros del río, la gente iba y venía en la calle, el ambiente era incierto.
Para la señora Geanny Vallejo, no hay nada que hacer, “cuando hay tormentas las casas se llenan y el que no quiere perder su vida solo tiene que salir corriendo”.
En La Ciénaga, Omar Nolasco, un joven de 18 años, cabeza de una familia integrada por dos hijos y su esposa, dijo estar acostumbrado a los inconvenientes que provocan las inundaciones en su casa, aclara que lo importante es que el puente flotante se abra, pues así las masas de agua pueden fluir y las crecidas son menores.
“Nadie es loco para irse de aquí, tú te vas y cuando regresas no encuentras nada, se llevan todos los ajuares del hogar”, advirtió.
Felicia Sánchez, de 67 años, también residente en ese barrio dijo, “ya yo encaramé mis muebles en cuatro latas, si tengo que irme yo me voy y dejo todo, si eso se pierde, eso es material, lo que no se recupera es la vida”, comentó mientras realizaba las labores del hogar.
Decenas de pescadores de esas zonas tienen ya cinco días sin mover sus yolas, respetando las órdenes de la Armada Dominicana. “Hay que obedecer y así uno evita inconvenientes, aunque estar parados sin laborar nos genera mucho problemas económicos porque nosotros vivimos de esto”, así lo afirma Rafael Santana.
Hasta el mediodía de hoy muy pocos programas de ayudas y organismos de socorro se habían presentado en esas zonas vulnerables
Esta noche afectará territorio dominicano
El país espera a partir de esta noche a Irma, un huracán categoría 5, que sobrepasa los 295 kilómetros y que va dejando daños incalculables a su paso por las Antillas Menores en dirección a Puerto Rico y la isla de La Española, con destrucción masiva de infraestructuras.
Los efectos del “potencialmente catastrófico”, se sentirán esta noche en la medida en que se aproxima cerca o justo al norte de la costa del territorio nacional.
Así informó en la rueda de prensa hoy el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), organismo que mantiene 17 provincias del país en alerta roja, 12 en amarilla y tres en verde. En total hay 3,263 albergues como parte de las logísticas para las evacuaciones.