Mercado de trabajo bajo COVID-19
Los economistas Ernesto Selman y Miguel Collado Di Franco participan como firma invitada en el especial de Diario Libre “El empleo en pandemia”
Esta historia es parte del especial “El empleo en pandemia” de Diario Libre, realizado por Tania Molina, Suhelis Tejero y Edwin Ruiz. Puedes leer las demás historias en los siguientes enlaces: Teletrabajo, las reglas para la nueva jornada/ La mano de obra barata: “motor del crecimiento” de la economía dominicana/ Código Laboral: entre la aventura y la necesidad en un mundo en pandemia/ Con un 25% de empleo formal perdido... el tiempo corre en contra
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Las repercusiones de la pandemia de COVID-19 a nivel internacional, junto con las medidas locales para su contención, han impactado sensiblemente a la economía dominicana en 2020. Los efectos empezaron a sentirse desde marzo cuando fueron adoptadas las primeras medidas de cierres de fronteras, de limitación de actividades económicas y de movilidad de personas.
República Dominicana es una economía pequeña que depende de las transacciones con el exterior y, en particular, del sector turismo. Los efectos externos e internos han afectado la actividad económica en el país, lo cual se ha puesto en evidencia de diferentes formas, siendo una de las principales el impacto sobre el mercado de trabajo. Pérdida de puestos de trabajos y limitaciones para generar nuevos empleos formales caracterizarán al año 2020. Si los efectos de la pandemia perduran y no se adoptan las reformas necesarias, se asume el riesgo de que estos elementos adquieran carácter permanente.
Mercado laboral antes de la pandemia
Los datos de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT) del Banco Central de la República Dominicana muestran que el mercado laboral empezó a deteriorarse en el primer trimestre del año. Las medidas tomadas a mediados de marzo se reflejaron en las estadísticas de desempleo y subempleo. De acuerdo con la encuesta, el desempleo ampliado pasó de 9.9 % en el último trimestre de 2019 a 12.5 % en el trimestre enero-marzo de 2020. El desempleo ampliado es una mejor medida que la tasa de desempleo abierto adoptada por las autoridades como medida oficial en años recientes. El desempleo ampliado incluye a los desalentados, es decir, a aquellas personas que han dejado de buscar trabajo activamente como resultado de las limitaciones del mercado laboral.
De acuerdo con la ENCFT el número de desalentados pasó a representar el 6.8 % de la fuerza laboral; un incremento de casi tres puntos porcentuales entre el último trimestre de 2019 y el primer trimestre de este año. En la medida en que aumentó el porcentaje de desempleados, también lo hizo la proporción de subocupados; o de trabajadores que se ven precisados a trabajar menos horas de las que estarían dispuestos a laborar. En consecuencia, el total de desempleados y subempleados pasó de 14.3 % a 16.9 % como porcentaje de la fuerza laboral o población económicamente activa del país.
Las estadísticas del primer trimestre del año también reflejan una característica importante del mercado laboral dominicano, la informalidad. Según los datos de la ENCFT, el número de personas trabajando en condiciones de informalidad fue superior a los 2.5 millones, lo que representa el 55 % de la fuerza laboral del primer trimestre del año en curso. Esa cifra es ligeramente superior al 54.8 % del último trimestre de 2019 y muestran la tendencia hacia el crecimiento en las actividades informales. La informalidad en la economía dominicana es un fenómeno estructural relacionado con los altos costos que penalizan las actividades dentro del marco legal y regulatorio. Desde 2014, año en que inició la aplicación de la ENCFT, las estadísticas del mercado laboral nos muestran un promedio de 57.2 % del empleo que se mantienen en la informalidad.
Efectos del COVID-19
La pandemia del COVID-19 ha provocado distorsiones importantes en el mercado laboral dominicano, fenómeno común en la mayoría de los países. Estas dislocaciones en el mercado de trabajo se han generado por el impacto que han tenido las medidas de contención sobre la economía mundial. El desempeño económico del resto del mundo es particularmente importante en economías pequeñas e insulares, dada su alta dependencia al comercio de bienes y servicios, y de las finanzas internacionales. Para 2020 se estima una importante contracción de la economía mundial de entre 5-8%, donde los principales socios comerciales de la República Dominicana y emisores de turistas verán sus economías constreñirse significativamente.
El impacto recesivo en la economía mundial, la caída en la cantidad de viajeros de placer y las disrupciones en las cadenas de producción y logística han tenido una importante incidencia en la economía dominicana. Los efectos de la pandemia han implicado menores inversión y producción en nuestro país, similar que en otras economías. Los efectos sobre el sector turismo son los de mayor relevancia, debido a que este sector tiene incidencia, directa o indirectamente, sobre un 20% de la economía dominicana. Es obvio que menores inversión y producción tienen incidencia directa en el mercado laboral porque se presenta una menor demanda del factor trabajo.
En efecto, las suspensiones de empleados se han incrementado sensiblemente durante los últimos meses. Esto se ha verificado tanto en la formalidad como en la informalidad. Según el Ministerio de Trabajo, al 31 de agosto del presente año los empleados afectados por suspensiones temporales llegaron a 1,452,799. Estos trabajadores suspendidos se reportan independientemente que coticen en la Seguridad Social o no; es decir, incluyen empleados formales e informales.
En cuanto a los trabajadores formales, observamos que los empleados que cotizan en el sistema de pensiones han disminuido durante los meses de la pandemia. Mientras en junio se había verificado una variación de -517,676, la reapertura de la economía ha permitido una reincorporación de muchos empleados formales a cotizar en sus cuentas de capitalización individual. Al cierre del mes de julio, los trabajadores que cotizan en el sistema de pensiones son menores en 342,761 que antes del inicio de la pandemia.
Mirar hacia adelante
Todavía los efectos de la pandemia seguirán impactando el mercado de trabajo. Quedaría por verse cuántos de los empleados suspendidos podrán mantener sus puestos. Empresas de distintas dimensiones enfrentan menores niveles de venta por la reducida demanda de sus bienes y servicios. En consecuencia, todavía los efectos de la crisis económica seguirán haciéndose sentir en el mercado laboral dominicano. Esta es la principal preocupación y por lo cual deben aplicarse políticas públicas que busquen crear las condiciones para mayores inversión y producción.
Hasta ahora solo se han adoptado medidas coyunturales, que en muchos casos se justifican. Los programas sociales de corto plazo pueden palear, parcialmente, la crítica situación en que se encuentran muchos trabajadores. Sin embargo, los estímulos fiscales y monetarios artificiales no conforman una solución definitiva y no devolverán los puestos de trabajo productivos.
La República Dominicana requiere un conjunto de reformas económicas estructurales para reducir las barreras a la inversión y reducir los costos de vivir y hacer negocios. Además, se requieren cambios reales para crecer la economía formal, garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas y evitar la competencia desleal, el contrabando y las falsificaciones. En este sentido, hemos abogado por reformas en los ámbitos fiscal, energético, laboral, de transporte, del mercado de valores y de procesos burocráticos, entre otras. No será suficiente administrar el sistema actual. La situación económica que enfrenta nuestro país requiere de valentía y una visión de más largo plazo para aplicar políticas públicas que busquen generar empleos, mejorar los ingresos y elevar la calidad de vida de los dominicanos.