La extraña vuelta a clases, en emergencia y con “tapabocas”
El Año Escolar 2020-2021 no iniciará este lunes 24 de agosto. La indefinición de la fecha mantiene en vilo a los actores del sector educativo que narran sus inquietudes en este especial de Diario Libre sobre la #LaExtrañaVueltaaClases
Esta historia es parte del especial “La extraña vuelta a clases” de Diario Libre, realizado por Tania Molina, Ámbar Castillo y Beatriz Bienzobas. Puedes leer las demás historias en los siguientes enlaces: A kilómetros del internet / Sin tecnología y con poco tiempo, las preocupaciones de los padres-maestros / Profesor remoto: contrarreloj para adaptar el aula virtual / “Se requiere mucha formación en las metodologías tecno-pedagógicas para la enseñanza a distancia” / Consecuencias de no asistir de manera presencial a la escuela
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De entrada, el inicio del año escolar se pospuso. La inesperada suspensión de la presentación del Plan Nacional de Educación, en la que se darían los detalles de la modalidad de la docencia en medio de la pandemia del COVID-19, no deja espacio a que los distintos actores del sector puedan empezar las clases este lunes 24 de agosto, como lo estableció el Consejo Nacional de Educación en mayo pasado.
Justo el lunes es la nueva fecha que informó el Ministerio de Educación (Minerd) para la presentación del su plan y dar las directrices que hagan posible el inicio del Año Escolar 2020-2021 en medio del COVID-19, enfermedad que mantiene una alta incidencia de contagios y muertes en el país, desde que en marzo pasado se detectó el primer caso al diagnosticar a un turista italiano.
A medida que aumentan los contagios de la enfermedad, que ya sobrepasa los 89,000 mil casos positivos y las 1,500 muertes en el territorio nacional, también crece la incertidumbre de padres y docentes sobre la suerte que tendrá el nuevo ciclo.
El “tapabocas” sobre el plan a seguir, luego de que el ministro de Educación, Roberto Furcal, aseguró en varias ocasiones, incluso antes de su juramentación el pasado 16 de agosto, que ya tenía una propuesta definida, esparce más nebulosa sobre el panorama educativo.
Para padres como Alberto Brito, con tres hijos que van a dos colegios distintos, la indefinición le genera incertidumbre, impotencia y temor.
Al inicio de la cuarentena por el coronavirus, él y su esposa iniciaron el teletrabajo y podían turnarse para acompañar a los niños mientras hacían sus clases virtuales. Pero a la fecha, ya su esposa debió reintegrarse de manera presencial y, de vez en cuando, a él le requieren presentarse a la oficina.
“El dejar para último momento la información del método que se utilizará en el año escolar me ha generado impotencia por no poder tomar decisiones con tiempo, incertidumbre y estrés porque tendré que tomar en corto tiempo medidas que demandarán inversión de recursos, y temor, por la eventualidad de que alguno de los niños tenga que exponerse al menos dos veces por semana asistiendo a clase de modo presencial”, expresa.
Brito siente un poco de tranquilidad por el hecho de que el presidente Luis Abinader dejó entrever en su discurso de toma de posesión que será difícil empezar con clases presenciales, pero la virtual también implicará ajustes en el seno de la familia.
Los ajustes para la virtualidad implican asegurar un equipo electrónico para cada uno de los niños, dice, pues no podrán trabajar a modo de contingencia como al final del año anterior, sino someterse al método extraordinario establecido para un programa y un horario ordinarios, regulares.
“Con ello, debo asegurarme un servicio de internet más eficiente que el que tengo ahora, además de habilitar un espacio en la casa para que ellos (los hijos) puedan conectarse a clases en condiciones adecuadas de luz, sonido y comodidad”, dice.
“Pero ahí entra en juego otra variable: Si regreso al trabajo presencial, ¿quién los acompañará, sobre todo a los más pequeños, con la recepción de las instrucciones que les pasan en línea desde la escuela o con cualquier problema técnico o de conexión que se les presente?”, añade.
Si la docencia fuera presencial, la angustia de Brito es mayor, cuenta, porque la preocupación por un posible contagio será constante y le obligará a tomar decisiones respecto al transporte. “Si el mayor de los muchachos regresaba en transporte público de su colegio ya no me sentiré cómodo sabiendo que lo hace así y posiblemente tenga que gestionarle un servicio privado”. Cada uno de estos aspectos generan una medida que significa dinero del presupuesto familiar.
Las preocupaciones de Brito reflejan las de miles de familias que matriculan a los 3 millones de estudiantes que, hasta el Año Escolar 2019-2020, conformaban la población estudiantil dominicana en sus distintos niveles de Inicial, Básica y Media.
El pasado 16 de agosto, durante su discurso de toma de posesión, el presidente Abinader aseguró que el país no puede correr el riesgo que supone el COVID-19 respecto al año escolar, pero que tampoco se podía resignar a esperar que “la tormenta pase”. Fue allí cuando anunció que en la semana laboral, que ya culminó, el ministro de Educación informaría del plan que permitiría enfrentar la situación garantizando la educación y preservando la salud.
El viernes, sin embargo, indicó que recibieron informaciones muy positivas sobre el curso de la jornada y los equipos a utilizar y que por eso lo pospusieron para el lunes. Dijo además que ya tienen el cronograma listo para aunque quizás no se inicie el 24.
Cuando se refirió al tema, el mandatario indicó que la pandemia del COVID-19 obliga a recurrir a la educación a distancia y virtual para lo cual se requieren recursos tecnológicos que el gobierno saliente de Danilo Medina no preparó. “De ahí que les anuncie que, para el inicio del año escolar todos los niños y jóvenes de las escuelas de República Dominicana dispondrán de una tablet o laptop para que puedan seguir su formación”, afirmó el mandatario.
La ambiciosa tarea supone más tiempo, puesto que a más de dos años de que inició el componente Educación del Programa República Digital, con la meta de llegar a 950,00 estudiantes, no alcanza siquiera a la mitad.
República Digital fue creado en 2016 mediante el Decreto 258-16 del gobierno de Medina. La educación es el primero de los cuatro componentes del programa, en el marco del cual se desarrolla el proyecto “Un estudiante, una computadora–un maestro, una computadora”.
Las metas de República Digital son: proveer de computadoras a 950,000 estudiantes y 79,500 profesores de la red de educación pública, lograr un 90 % de los estudiantes con el Número Único de Identificación, alcanzar 664,000 estudiantes integrados al programa de Robótica, Ciencias y Astronomía y Capacitar a 79,500 docentes en educación pública a nivel nacional en tecnología para aplicarla en las aulas.
Los resultados alcanzados se quedaron muy lejos de las metas, conforme a los datos que publica el propio Ministerio de Educación en su informe de gestión hasta junio de este 2020.
Todavía cuando el Ministerio de Educación logre entregar las computadoras, el sistema sigue con pendientes en conectividad y de electricidad.
República Digital se planteó habilitar y equipar 1,950 centros educativos de conectividad, instalaciones eléctricas y edificaciones adecuadas, 650 de ellos al 31 de diciembre de 2019 y los restantes 1,300 para el 10 de agosto de este 2020, pero este plan no se ejecutó siquiera, porque no se completaron los procesos de licitaciones que iniciaron en mayo pasado.
Los colegios
Un retraso prolongado del inicio del ciclo escolar 2020-2021 traería como consecuencia la pérdida de aprendizajes para los alumnos, así como de la oportunidad de los centros educativos de brindar apoyo emocional a los niños y jóvenes en medio del confinamiento que han estado viviendo durante la pandemia. La aseveración es de Mercedes Coronado, presidente de la Unión Dominicana de Instituciones Educativas Privadas (Udiep), quien advierte, además, que los colegios no sobrevivirían económicamente si no se produce la vuelta a clases en un tiempo prudente.
“Como empresas privadas que somos, no tendríamos con qué darles sostenibilidad a nuestros centros educativos, si el año escolar no comienza, porque la única labor a la que nos dedicamos, por la que recibimos algún tipo de remuneración, justamente es la escolar, y si la escuela no abre, los padres, por lógica no van a demandar nuestro servicio”, explicó la educadora.
Pese a que los colegios privados ya se habían preparado para iniciar este lunes 24 de agosto de manera virtual, en función de la Resolución 03-2020 del Ministerio de Educación, los colegios deberán, por prudencia y respeto a las autoridades, esperar al anuncio oficial del ministro Roberto Fulcar, dice Coronado.
Explica que, a nivel legal, la citada resolución otorga el derecho a los centros a iniciar la docencia el próximo lunes.
En el país hay 11,067 centros educativos, de los que 3,463 son privados, 110 semioficiales y públicos los restantes 7,494.
La situación es más compleja, pues todavía se mantiene el estado de emergencia declarado en el país desde el 19 de marzo como parte de las medidas de mitigación al coronavirus, las cuales incluyen la prohibición de la docencia de forma presencial.
La propagación que ha tenido el coronavirus SARS-Cov-2, que provoca el COVID-19, detectado en la ciudad de Wuhan, en China, afecta la escolaridad de alrededor de 177 millones de estudiantes en todo el mundo, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Hasta ayer viernes, la cantidad de casos de contagios en el mundo superan los 22 millones y fallecidos por la enfermedad 789,197.
La mayoría de los países han tenido que adoptar medidas para poder continuar la docencia evitando el contagio entre los alumnos, que en la mayoría de los casos implicó el cierre de las escuelas y continuar la docencia de forma virtual o a través de la radio y la televisión.
Aunque algunos países han retornado a la clase presencial de manera gradual y bajo protocolos sanitarios, los riesgos contra la salud persisten.
En Georgia, Estados Unidos, las autoridades sanitarias tuvieron que poner en cuarentena a más de 900 estudiantes luego de que retornaran las clases presenciales el 3 de agosto.
Maestros de Florida, que sobrepasa el millón de casos positivos a COVID-19, debieron ir a los tribunales para evitar la implementación de la orden del gobernador Ron DeSantis de abrir las escuelas para clases presenciales.
Italia, primer epicentro de la pandemia en Europa, prevé volver a las aulas el 14 de septiembre, pendiente de la evolución de la crisis sanitaria, y España aún discute su protocolo para el inicio de las clases, también en septiembre.
En República Dominicana los casos de coronavirus suman 89,800 y los muertos 1,533, según el boletín epidemiológico emitido el viernes por el Ministerio de Salud Pública. En ese contexto se apoyan los profesores para indicar que no existen condiciones para empezar clases de manera presencial.
“No se puede hablar de presencialidad con el avance que ha tenido la pandemia, y si vas a hablar de educación a distancia, lógicamente que tiene que mediar un tiempo para la preparación del sistema para esa nueva modalidad”, ha reiterado Xiomara Guante, presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).
Guante considera que antes de pensar en iniciar las clases en agosto, se deben identificar las plataformas a usar para luego iniciar los talleres de formación en temas informáticos, “pues no es lo mismo impartir docencia de manera presencial que hacerlo de manera virtual”.
De acuerdo con Denia Burgos, viceministra del Departamento Técnico Pedagógico del Ministerio de Educación, se trabaja con un consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el plan de actualización del currículo.
También se diseñó un protocolo para el inicio por etapas de las clases en las escuelas, iniciando en los lugares donde haya menos incidencia del virus y con los estudiantes de mayor edad.
Burgos (funcionaria de la administración pasada del Ministerio) menciona además el diplomado que se ha impartido a más de 18,000 docentes para capacitarlos en los aspectos tecnológicos que usarían para la docencia.