Importancia de la atención primaria para los sistemas de salud y cuidados preventivos
En República Dominicana, los pacientes acostumbran a ir directo al especialista sin acudir primero a un centro de atención primaria
Las políticas públicas están enfocadas en tratamientos más que en prevención
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos unos 3,600 millones de personas en el mundo, es decir, la mitad de la población mundial, sigue sin disfrutar de una cobertura plena de servicios de salud esenciales.
Ampliar las intervenciones en atención primaria en los países de ingresos bajos y medianos podría salvar 60 millones de vidas y aumentar la esperanza de vida en 3.7 años para 2030.
Los servicios de atención primaria podrían definirse como el compromiso con la justicia social, la equidad, la solidaridad y la participación basados en el reconocimiento de que el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.
Dentro del marco del Roche Press Day, iniciativa que unió a periodistas y autoridades de salud de América Latina, Diario Libre conversó con Liliana La Rosa, exministra de Desarrollo e Inclusión Social del Perú, quien explicó la importancia de un modelo de atención primaria que sea robusto y eficaz.
“Todos los estudios señalan que el primer nivel de atención, que son los puestos y centros de salud más cercanos a la casa (de los pacientes), en esos servicios se debe resolver el 80 % de los problemas (médicos)”, apuntó la docente universitaria especializada en políticas públicas.
“Allí debes aprender a cuidarte, cómo funciona tu piel, tu cuerpo, tus órganos, cómo es tu presión arterial, cómo estimular el crecimiento y desarrollo de los niños, cómo cuidar a los ancianos. Ese es el espacio de promoción de la salud”, agregó.
Prevenir en lugar de tratar
La Rosa indicó que la labor de estos centros debería estar concentrada en “prevención de la salud, detectar el daño”.
Citó el ejemplo de un autoexamen de mamas. “Si en tu examen mensual detectas algo anormal, ese servicio de salud debería de garantizarte tu mamografía, tu atención para descartar cualquier posibilidad de un tumor y para eso deben de instalarse mamógrafos, dependiendo del presupuesto que se tenga y del tamaño de la población, incluso se pueden tener mamógrafos móviles”, dijo.
Si en el primer nivel se detecta alguna anomalía, entonces ahí se pasa al paciente al segundo nivel y al tercero si requiere una atención rigurosamente especializada.
Con esta acción tan simple, los pacientes tendrían acceso a un diagnóstico oportuno y mejores esperanzas de vida.
“Así las personas tienen acceso a un derecho que es fundamental”, afirmó al referirse al derecho a la salud. “Es en ese primer nivel donde debieron detectarlo”, insiste La Rosa.
La mayoría de los diagnósticos de cáncer de mama en Latinoamérica se realizan en etapa avanzada. “Cuando se identifica ya no hay mucho que hacer y por eso las muertes siguen siendo tan brutales”, resalta la exdecana del Colegio de Enfermeros del Perú.
Otra función de los centros primarios que señala La Rosa es que estos deberían ser los espacios donde una vez iniciado el proceso de quimioterapia, el paciente se trate por dolor, inflamación o pequeñas heridas. Así como también brindar apoyo para la estabilidad emocional junto a la red de amigos y familiares del paciente.
Igualmente, el personal de estos centros debe estar entrenado para los cuidados paliativos de los pacientes en etapa metastásica, tratando de alargarle la vida lo más que se pueda y evitar que muera con dolor o en soledad.
La Rosa entiende que la lucha por servicios de sistemas de atención de calidad es de toda la población.
“Se ha vinculado la salud con la enfermedad, no con la prevención. Nos hemos concentrado en tratar la enfermedad y no en prevenirla, protegernos y anticiparnos. Todos sabemos que es más caro enfermarse que prevenir, pero nadie invierte en prevenir. Este es el momento adecuado, después de haber salido de la pandemia de poner todo nuestro acento en prevenir el daño, en prevenir la muerte y prevenir las complicaciones”, puntualizó.
Falta inversión
La exfuncionaria entiende que los ministerios, especialmente en los países latinos, no han invertido lo suficiente porque sus políticas están enfocadas hacia los tratamientos y no se han concentrado en lo esencial: prevenir.
“Seguimos invirtiendo lo mismo que hace 100 años. Afectar (en prevención) el 1 % del Producto Interno Bruto (PIB) en cada país aumentaría tres años a la esperanza de vida”, indicó La Rosa.
“El primer nivel debe educar al paciente, detectar, acompañar y evitar un daño mayor”, resumió.
La Rosa participó en el panel “Mujeres y Política: La perspectiva de género y el papel de la mujer en el desarrollo de políticas de salud”, donde habló sobre cómo la cultura del patriarcado impide a las mujeres tener acceso pleno a la salud y ocupar importantes posiciones dentro de la toma de decisiones.
“El patriarcalismo en Latinoamérica se evidencia en que las mujeres no somos dueñas de nuestro propio cuerpo, pues aún hay hombres impidiéndole a sus parejas que se hagan una citología o una mamografía porque nadie que no sean ellos puede ver su cuerpo”, señaló.
“Eso es una realidad. Las personas que hemos tenido el privilegio de la educación nos olvidamos que la mayoría de mujeres viven sin que se protejan sus derechos, como el de la salud. Además, tenemos un sistema sanitario patriarcal, poco dependiente de la humanidad y del cuidado. Además, en el mundo solo dos enfermeras han logrado ser ministras de salud, siendo ellas la columna vertebral del sistema sanitario”, afirmó la enfermera.
Finalmente, hizo un llamado a las mujeres a priorizar el autocuidado porque como cuidadoras de la familia son excelentes, aunque a veces descuiden la propia salud.
“Necesitamos cuidarnos para cuidar a los demás”, peticionó.