Las malas horas en que Juan Bosch fue derrocado
El gobernante fue depuesto el 25 de septiembre de 1963, hace 56 años
Lea el texto completo
en diariolibre.com
56 años atrás, en la madrugada del 25 de septiembre de 1963, fue derrocado el gobierno de Juan Bosch, el primer mandatario de la incipiente democracia instaurada luego del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
El suceso se produjo siete meses después de que el entonces líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se juramentara como presidente de la República, el 27 de febrero de 1963, tras ganar las elecciones del 20 de diciembre de 1962 con el 60 por ciento de los votos.
El golpe de Estado fue antecedido por una huelga general efectuada por el sector empresarial, los días 20 y 21, y por el deterioro de las relaciones entre la República Dominicana y Haití.
El periodista e historiador Miguel Guerrero ha contado que el viernes 20 de septiembre estalló una huelga del comercio convocada por un comité cívico anticomunista, integrado por directivos de la Acción Dominicana Independiente.
“El Gobierno del presidente Juan Bosch declaró ilegal el paro, que afectó casi en su totalidad las actividades comerciales de Santo Domingo y otras ciudades del país. En Santiago, la paralización cobró fuerza en horas de la mañana, aunque después del mediodía tendió a debilitarse”, subrayó.
Recordó que la protesta provocó reacciones airadas de los partidos opuestos a una interrupción del orden constitucional, expresadas en comunicados emitidos por el PRD, el Catorce de Junio e incluso el Partido Revolucionario Social Cristiano.
“Pero la paralización constituyó un éxito rotundo para sus organizadores y permitió sacar a relucir las serias divisiones que aquejaban a los grupos dispuestos a respaldar a Bosch, cuya situación parecía ir resquebrajándose”, enfatizó.
Además, los trabajadores de la Azucarera Haina, el ingenio más grande del país, se aprestaban a realizar una huelga el lunes siguiente, 23 de septiembre, y la Asociación de Industrias, que negaba haber tenido participación en la huelga patronal, informó que la cooperación de los industriales al éxito del paro pasado se debía a su exclusiva voluntad, “como un desesperado repudio a la creciente infiltración comunista en el país” que “el gobierno se obstinaba en ignorar”.
“El comunicado más que un respaldo al cierre del comercio del día anterior, constituía una abierta declaración de rompimiento de todo vínculo con el Gobierno. Bosch debía saber que no podría esperar en lo adelante apoyo de este importante sector en la eventualidad de otra crisis política”, escribió Guerrero en su libro “El golpe de Estado”.
Confrontación con militares
Antes de que se diera el golpe de Estado altos mandos militares se reunieron con Bosch, a quien pidieron un pronunciamiento público y enérgico en repudio al comunismo y medidas concretas contra figuras del gobierno tildadas de marxistas.
En la conversación, Bosch informó que se proponía a destituir al coronel Elías Wessin y Wesin, comandante del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA), y los jerarcas se opusieron a esa decisión.
Bosch reaccionó afirmando que, dado el caso, al día siguiente renunciaría ante el Congreso Nacional, para lo cual convocaría a las cámaras.
De acuerdo con el historiador Bernardo Vega, los militares se retiraron y decidieron que no les convenía que Bosch renunciase en un acto público y a las cuatro de la mañana le informaron que estaba detenido.
“La actuación de los militares fue extremamente torpe. Si hubiesen dejado a Bosch comparecer ante las cámaras para allí renunciar, no hubiese devenido en el mártir en que fue convertido al ser derrocado como presidente. El movimiento constitucionalista no hubiese surgido y tampoco se hubiese dado una guerra civil donde, precisamente, las fuerzas de Wessin fueron humilladas”.
Las cabezas militares de entonces eran Elvis Viñas Román, ministro de las Fuerzas Armadas; Renato Hungría Morel, jefe del Ejército Nacional, Atila Luna Pérez, titular de la Fuerza Aérea Dominicana, y Julio Read Santamaría, jerarca de la Marina de Guerra.
Vega afirmó: “Los responsables de ese trágico derrocamiento fueron militares, empresarios, políticos y religiosos dominicanos, ofuscados por el ‘síndrome de una segunda Cuba’”.
Evocó que Trujillo desapareció seis semanas después de la fracasada invasión de Playa Girón y Bosch fue electo menos de dos meses después de la crisis de los misiles. Además, recordó que la guerra fría, iniciada en 1947, se había concentrado en el Caribe.
“Si Trujillo hubiese sido ajusticiado en 1948 y Bosch hubiese ganado las elecciones en 1950, es decir antes del temor norteamericano por el comunismo en la Guatemala de Arbenz y antes del ascenso al poder de Fidel Castro, ese ‘síndrome’ no hubiese existido y la transición desde una cruel y muy larga dictadura hacia la democracia hubiese sido más feliz, sin golpes de Estado, guerras civiles, intervenciones militares norteamericanas y la dictablanda de Balaguer”, especuló Vega.
Tony Raful, escritor e historiador, contó que el pueblo no salió a las calles a defender a su gobierno constitucional derrocado y que el Triunvirato, que sucedió al régimen, anuló la convocatoria a huelga general de las principales centrales obreras en repudio al golpe, decretando tres días no laborables, y que el PRD estaba en un reflujo político como consecuencia de las diferencias agudas entre el presidente Bosch y Ángel Miolán, agravado con las deportaciones y prisiones de sus principales dirigentes.
“Solamente la sangre generosa de Manolo Tavárez y la de sus compañeros del 14 de Junio escenificaron la resistencia y protesta armada contra aquella iniquidad en una acción ineficaz desde el punto vista militar, aislada de la base popular de esa organización, pero útil como sacrificio conmovedor y despertar de la conciencia democrática anti golpista”, añadió.
Después de que fuera derrocado, Bosch fue transportado en un barco de la Marina de Guerra dominicana hasta la isla de Guadalupe, posesión de Francia en el Caribe.