Iglesia llama a sus miembros a no dejarse provocar de los ataques de odio
Recordó que a Jesús lo difamaron y lo humillaron y no reaccionó con violencia
El sacerdote Apolinar Castillo recordó a los miembros de la Iglesia que sus tareas es aportar a la fraternidad y evitar el fanatismo fruto del impulso cuando sus atacantes “recurren al odio abandonando toda ética y respeto por la fama ajena” a través de las redes y otros medios digitales.
Sostuvo que también a Jesús lo difamaron y humillaron y no reaccionó con ira ni con violencia.
Al leer el significado de las palabras “¡Tengo sed!”, pronunciadas por Jesús durante su crucifixión, Castillo sostuvo que lo que expresa es una “sed de salvar, de hacer la voluntad de Dios”.
Expuso que hay mucha gente empeñada en sembrar desesperanzas y suscitar desconfianzas al disfrazarse como defensores de algunos valores y tratan de ridiculizar a los demás en un “juego mezquino de las descalificaciones”, con un debate “manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación”.
“No está bien reaccionar con fanatismos porque es fruto de un impulso que lleva a destruir a otros, ni tampoco formar parte de redes de violencia verbal a través de internet y de los diversos foros o espacios para el intercambio digital, siempre aportamos nuestro razonamiento desde la fe, pero nunca con violencia ni con ira, como cristianos estamos llamados a no perder los límites acudiendo a la difamación y a la calumnia, si las corrientes sociales que nos atacan recurren al odio abandonando toda ética y respeto por la fama ajena no olvidemos que con Jesús no fue distinto, lo difamaron y humillaron y no reaccionó con ira ni con violencia”, dijo el sacerdote.
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Al formar parte de los padres que leyeron el Sermón de las 7 Palabras en la Catedral Primada de America, Castillo dijo que el Papa ha reflexionado cómo la iglesia vive bajo la sombra de un mundo cerrado en el que se mueven muchas tendencias que desfavorecen el desarrollo de la fraternidad universal.
Cuestionó que se esté en un mundo en el que se privilegia los intereses individuales que distancian a las personas.
Dice que la persona no he tenida como un valor primario sobre todo si no son útiles, como son aquellas que tienen alguna discapacidad o los no nacidos.