Sea Cloud, el otrora yate Angelita que aún surca los mares casi un siglo después de construido
Este 2025 irá a un proceso de remodelación para celebrar su 95 aniversario en el 2026
Un tour de siete días por el Caribe cuesta el equivalente a más de 350,000 pesos
Yate de lujo, de guerra, de meteorología, diplomático, presidencial, de fiesta, "pirata"... La historia del que fue el yate Angelita, nombre dado en honor a la hija del dictador Trujillo, aún no termina de escribirse a casi 100 años de su construcción.
Una vez estuvo a punto de ser hundido en Panamá, pero el Sea Cloud — como fue bautizado y se le conoce actualmente— se mantiene como escenario de lujosos tours por el Caribe y el Mediterráneo, con tanto éxito que se construyeron dos barcos hermanos.
La historia del yate Angelita comenzó en 1931 en Alemania, donde fue fabricado como una escuela naval. Sin embargo, el adinerado matrimonio conformado por Edward Francis Hutton y Marjorie Merriweather quedó fascinado con él y lo adquirió para sus viajes de negocios y aventuras a lugares exóticos como las Islas Galápagos y Hawái. La pareja lo bautizó como Hussar, y con sus 360 pies de eslora se convirtió en el yate más grande y lujoso del mundo.
En 1935, los magnates se divorciaron, y Merriweather conservó el barco. En diciembre de ese mismo año, se casó con su amigo Joseph E. Davies, exasesor del presidente Thomas Woodrow Wilson.
El yate, rebautizado como Sea Cloud (Nubes de mar), encajó perfectamente con el estilo de vida de la nueva pareja. A bordo recibieron a colegas adinerados, políticos influyentes y familias de la realeza europea.
Pero, con la inminente llegada de la Segunda Guerra Mundial, navegar se volvió peligroso y, tras el ataque a Pearl Harbor, muchos ricos cedieron sus yates al gobierno de Estados Unidos para reforzar la flota militar. Los dueños del Sea Cloud hicieron lo mismo.
Al principio, el presidente Franklin D. Roosevelt rechazó la donación por considerarlo demasiado lujoso, pero lo aceptó bajo un alquiler simbólico de un dólar. En su nueva etapa como barco militar, EE. UU. lo renombró USS Sea Cloud, le instaló cañones, armas y lo utilizó como base meteorológica en Azores y Groenlandia.
Tras el fin de la guerra, los dueños invirtieron una fortuna para restaurarlo. En 1947, recibieron a su "bebé" completamente renovado en la Florida, listo para reunirse con sus amigos de la élite política y empresarial. Entre estos adinerados colegas hubo uno que quedó cautivado por la opulencia del Sea Cloud: el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina.
En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, submarinos alemanes destruyeron más de 500 barcos mercantes en el Caribe, incluidos varios de República Dominicana. Al finalizar el conflicto, el sátrapa restauró la flota mediante la compra de varios barcos mercantes y otros para uso personal.
Con más de 70 años cada uno, Merriweather y Davies atravesaban un divorcio y enfrentaban el elevado costo de mantener una tripulación de 70 personas. Esto los llevó a vender el yate, una oportunidad que aprovechó el dictador.
Fue así que, en 1955, Trujillo adquirió el "palacio flotante" para la Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre, y lo bautizó con el nombre de su hija Angelita, quien fue reina del evento. Se dice que el precio de compra fue de 500,000 dólares, aunque este dato no ha sido confirmado con exactitud.
¿Yate presidencial o de fiestas?
Trujillo designó el Angelita como yate presidencial y lo utilizó para relacionarse con grandes figuras internacionales, tal como lo hicieron sus anteriores dueños. Sin embargo, quien más uso le dio fue su hijo Ramfis.
Uno de los destinos más frecuentes era Los Ángeles, donde organizaba extravagantes fiestas con sus amigos de Hollywood. No se trataba de simples viajes. En cada travesía, llevaba a la orquesta militar, en la que destacó el merenguero Joseíto Mateo.
Para sus aventuras, Ramfis solía ir acompañado de su cuñado Porfirio Rubirosa. Ambos disfrutaban de la compañía de actrices de la época, como Zsa Zsa Gabor e Iris Lia Menszel, quien fue esposa de Ramfis hasta la muerte de este en España.
Sin embargo, cuando Trujillo se enteró de que su hijo había gastado medio millón de dólares en fiestas y mujeres, le ordenó regresar el yate a Santo Domingo.
Según los relatos, la última fiesta de Ramfis en el Angelita ocurrió en Boca Chica, el 18 de noviembre de 1961, la noche antes de zarpar hacia Francia con su familia, millones en bienes y el cadáver de su padre, ajusticiado el 30 de mayo de ese año.
El barco fue interceptado en Portugal y se ordenó su retorno al país, donde quedó anclado en la Bahía de Las Calderas. El cadáver de Trujillo fue trasladado a Barahona, desde donde fue llevado a Puerto Rico y luego a Francia en un avión de carga.
Para revisar la nave, se conformó una comisión que confirmó el hallazgo de bienes valorados en el equivalente a unos 30 millones de dólares. Solo en efectivo se encontraron 4.5 millones de pesos, según reportó el periódico La Nación en su edición del 16 de diciembre de 1961.
El inventario realizado en ese momento reveló que el yate contaba con cuatro motores diésel de 1,500 caballos de fuerza, generadores eléctricos, dos sistemas de aire acondicionado, nueve equipos de refrigeración y algunas gavetas recubiertas de plata.
A la deriva
En enero de 1962, el presidente Joaquín Balaguer promulgó la Ley 5785, que confiscaba los bienes de la familia Trujillo en favor del Estado. El yate fue rebautizado como Patria y reasignado a la entonces Marina de Guerra. Entre las ideas propuestas para su uso, se planteó realizar excursiones a Puerto Rico, pero el alto costo de operación lo hacía inviable: solo el mantenimiento del juego de velas costaba 100,000 pesos.
Finalmente, en 1967, Balaguer ordenó la venta del yate por 750,000 dólares. El dinero se destinó para la construcción de dos acueductos en Montecristi.
Los nuevos propietarios lo rebautizaron como Antarna, con la intención de devolverle su lujo. Sin embargo, los problemas legales llevaron a que fuera declarado "barco pirata", acusado de transportar drogas. Fue interceptado en Panamá, donde permaneció abandonado durante ocho años.
Resurgir del ave fénix
Durante ese período, el yate perdió su glamour, la humedad y óxido lo cubrieron. Incluso, se consideró hundirlo debido a sus problemas mecánicos y los financieros de sus dueños. Sin embargo, en 1978, el empresario alemán Hartmut Paschburg lo adquirió y, con la ayuda de 38 hombres y dos mujeres, logró remolcarlo hasta Hamburgo, Alemania.
El nuevo dueño sometió el yate a una extensa restauración, con la instalación de cabinas de lujo, velas, equipos de navegación y comunicación, y lo más importante: la restauración de su nombre original, Sea Cloud.
En 1979, la empresa Sea Cloud Cruises volvió a poner el yate en altamar, ofreciendo excursiones por el mar Mediterráneo. Sus principales clientes eran empresarios, excursionistas y deportistas. El yate tiene capacidad para 69 pasajeros y casi la misma cantidad de tripulantes.
Debido a su éxito, la empresa construyó en 2001 el Sea Cloud II, el hermano menor del Sea Cloud, con un diseño similar, pero más moderno, y con una capacidad superior a los 90 turistas.
En 2021, también se puso en servicio el Sea Cloud Spirit, un verdadero crucero, pero con el estilo clásico del Sea Cloud. Este tiene una capacidad para 136 pasajeros e incluye nuevas amenidades, como un restaurante con vista panorámica de 360 grados, gimnasio y biblioteca.
La empresa aumentó a nueve el número de rutas: la costa atlántica de Europa, el norte de Europa, el Mediterráneo, las Islas Canarias y Marruecos, Cabo Verde, las Antillas Menores del Caribe, Florida y Las Bahamas, Costa Rica y Centroamérica, y la ruta transatlántica.
Por ejemplo, un tour de siete días por las Antillas Menores cuesta alrededor de 6,000 dólares por persona. Y si se trata de un viaje transatlántico de 16 días, desde San Martín hasta las Islas Canarias, España, el costo ronda los 10,455 dólares por persona.
El Sea Cloud ha estado varias veces en la República Dominicana, país al que una vez perteneció. Sin embargo, el que más frecuenta aquí es el Sea Cloud II, que estuvo en el puerto de San Souci el 25 de enero del 2024. Al cierre de esta crónica, el yate se encontraba próximo a San Martín. A mediados del 2025, el otrora yate Angelita irá al astillero para su mantenimiento, y en el 2026 volverá a las aguas para celebrar su 95º aniversario, a una edad en la que sigue posicionado entre los cinco yates de vela más grandes del mundo.