María Victorino: una mujer que hizo profesionales a sus siete hijos con la venta de comida en Miches
Ayudó en la economía del hogar con la venta de comida
María Victorino Chávez, es una señora de 78 años que nunca ha conocido el cansancio y que se puso como objetivo sacar a su familia adelante sin importar los obstáculos que se le fueron presentando.
Aunque oriunda de la provincia Hato Mayor, a la edad de 21 años emigró junto a su esposo al municipio Miches, provincia El Seibo.
Al llegar a Miches, con muchos sueños por delante y con dos hijos pequeños, su esposo Manuel Vinicio, decide emprender con una sastrería, donde también, vendía telas, interiores, zapatos, y camisetas, actividad que realizaba desde la provincia Hato Mayor.
A pesar de que ayudaba a su compañero en su negocio, María buscó otra forma para ir tras una mejor economía y lo hizo con la venta de comida. Empezó vendiendo desde su humilde casita, patica de vaca y cerdo, mondongo, asaduras, bofe, sopa, entre otros platos, lo que la llevó a convertirse en un ícono en el municipio, por su sazón.
Han pasado 53 años desde aquel día que la señora María decidió emprender con la venta de comida desde la cocina de su vivienda, ubicada en la calle Juan Sánchez Ramírez, de Miches. Allí la gente va hasta su cocina, que tiene una pequeña mesa con sillas y varios muebles, se sienta a comer en la tranquilidad y afabilidad que brinda el ambiente. Otros, la piden para llevar.
La jornada de preparación de estos alimentos inician a partir de las 4:00 de la tarde.
Hizo profesionales a sus siete hijos
Tras su compañero de vida enfermar y posteriormente morir, María quedó sola a cargo de sus siete hijos, a quienes hizo profesionales con mucho esfuerzo.
Dice sentirse orgullosa de sus hijos: Pablo Joaquín, Ana, Carlos, Mayerlin, Walfa, Yajaira y Manuel, quienes aseguró, no le dieron problemas.
"No fue fácil, pero gracias a Dios, mis hijos estudiaron todos y no me dieron dolor de cabeza, porque desde pequeños los enseñé a trabajar y hoy dos son pastores y otros se graduaron de la carretera de Derecho. Cada uno decidió qué estudiar. No fue fácil, pero me siento orgullosa de ellos", manifestó.
Sus sueños
A pesar de que María Victoriano no pudo terminar sus estudios, sus sueños eran convertirse en una gran abogada. Cuando pasó a cuarto de primaria, su madre no la dejó seguir estudiando.
"Yo quería seguir estudiando, pero mi mamá no quiso que yo siguiera, porque tenía que ir muy lejos a estudiar. Yo me crié en un campo en Hato Mayor", contó.
Con una sonrisa en su rostro dijo que si no hubiera déjalo los estudios, hoy no estuviera cocinando, pero agradece a Dios por todo lo que le ha dado, porque el no haber estudiado y prepararse, no fue un obstáculo para seguir adelante, sin hacer lo mal hecho.
Su más grande logro fue poder sacar a sus hijos adelante. "Hay que esforzarse, la gente debe tener aspiraciones, echar para adelante y ser constantes", afirmó.
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