Cientos de familias acudieron a la Basílica para celebrar Día de la Virgen de la Altagracia
Muchos amanecieron en las afueras de la iglesia para participar de la misa por la "madre protectora y espiritual del pueblo dominicano"
El césped estaba lleno de tiendas, sillas, carpas y cientos de personas. Más cerca de la basílica, se formaban colas interminables para presenciar la misa en vivo. La gente se apretujaba e intentaba avanzar unos metros para llegar más adelante, con la esperanza de que los agentes de la Policía Nacional o la Guardia Presidencial les permitiera ocupar un lugar libre en la Basílica de Higüey.
Este domingo en República Dominicana se celebró el Día de la Virgen de la Altagracia en la Basílica Catedral Nuestra Señora de la Altagracia, mejor conocida como la Basílica de Higüey, en una misa presidida por el obispo Jesús Castro, con la asistencia del presidente Luis Abinader. Al lugar acudieron cientos de personas.
Desde tempranas horas de la mañana, la Policía Nacional, el Ejército y la Guardia Presidencial se ocuparon de organizar los estacionamientos y controlar el perímetro de entrada a la iglesia para la celebración anual.
Familias amanecieron en las afueras
Cientos de personas llegaron en autobuses y automóviles a la basílica, aunque algunos ya habían estado allí por algún tiempo. Como Grey, quien llegó dos días antes y se encontraba sentada en una silla junto a su esposo e hija, con una tienda de campaña a su lado. Cada año, ella visita el lugar con su familia. A las 10:20 a.m., se estaba celebrando una de las misas. "Ya hemos ido, pero es imposible entrar, hay mucha gente", comentó.
Más allá, cerca de los helicópteros gubernamentales ubicados en una zona de césped restringida, había una tienda de campaña más grande en la que se podía entrar de pie. Allí, sentada y protegiéndose del sol abrasador, estaba María, una mujer mayor que había arribado a la iglesia la noche anterior. "He conseguido entrar a una misa", expresó.
Muchas personas se quedaron afuera y celebraron la eucaristía de una manera incómoda, pero con la misma devoción a la virgen que se considera un símbolo para el pueblo dominicano.