Un análisis necesario de la relaciones USA-RD
No solo es la Alerta de viaje. Otros asuntos ocupan las relaciones bilaterales
La dura carta del canciller dominicano a su homólogo norteamericano revela el grado de insatisfacción con el tratamiento de los Estados Unidos al país últimamente, ejemplificado en la prohibición a las exportaciones azucareras del Central Romana, negativa a renegociar las salvaguardas al arroz, una alerta migratoria que provocó cancelaciones turísticas y críticas a las deportaciones legales de haitianos, a pesar de que Washington sigue una política similar que, incluso, ha provocado reacciones severas de grupos pro derechos humanos.
Quizás como ningún otro, el presidente Luis Abinader se ha esforzado en fortalecer las relaciones con los Estados Unidos: lo ha apoyado en cuestiones tan sensibles como la guerra en Ucrania, la defensa de los derechos humanos, distanciamiento prudente de China, enfriamiento de los lazos con Venezuela y prestado particular atención a asuntos comunes de seguridad en la región así como a la lucha contra el narcotráfico. Junto a Costa Rica, Panamá y Ecuador, la República Dominicana ha integrado la Alianza para el Desarrollo en Democracia en asociación estratégica con la Casa Blanca del demócrata Joe Biden en momentos en que América Latina gira hacia la izquierda.
Prohibir el ingreso de azúcar del Central Romana a los Estados Unidos por alegadas prácticas esclavistas supone un varapalo a la República Dominicana ya que implica connivencia oficial o, al menos, una aplicación laxa de las leyes laborales. En cuanto al arroz, un tema del máximo interés dado que afectará a centenares de miles de dominicanos, la inflexible posición norteamericana dejará sin protección arancelaria a los pequeños y grandes productores dominicanos frente a exportaciones subsidiadas del cereal provenientes de los Estados Unidos a partir del 2025, al extinguirse las salvaguardas acordadas en el tratado de libre comercio DR-Cafta. El presidente Abinader se ha pronunciado con firmeza al respecto en defensa de la conveniencia nacional.
Cuota azucarera
El país se beneficia de una cuota especial de exportación azucarera al mercado norteamericano. La salida del Central Romana impedirá el aprovechamiento de un aumento de esa franja preferencial este año y hay el temor de que la prohibición se extienda a otros productores dominicanos por presiones de activistas sociales ya hechas públicas por diferentes medios.
La alerta de viaje coincide con la inacción o posiciones vacilantes de Washington sobre la crisis haitiana, una amenaza de primer orden contra la vecina República Dominicana. En cambio, se presiona al país para que, por razones humanitarias, paralice las repatriaciones. No solo los Estados Unidos han adoptado medidas radicales para contener el ingreso de haitianos indocumentados a su territorio y continuado las deportaciones, sino que otros países caribeños también expulsan nacionales de nuestro vecino en La Española sin recibir las críticas del Norte.
Una torpe reacción
Muy probable que la carta del ministro dominicano de Exteriores, Roberto Álvarez, fuese motivada por la torpe reacción del secretario de Estado, Antony Blinken, al acucioso interrogatorio que lo sometió la representante republicana por la Florida, María Elvira Salazar, cuando compareció ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja. Quedó en evidencia que la administración demócrata carece de pruebas concretas que sustenten la alerta de viajes a la República Dominicana, aduciendo discriminación contra personas norteamericanas de color y, sorpresivamente, forzando en la advertencia el tema haitiano.
Blinken, a cuya agencia la congresista le había pedido infructuosamente pruebas que avalaran la alerta, fue incapaz de articular una respuesta convincente, lo que dio pie al ministro Álvarez a recordarle por escrito que “una relación de amistad afianzada por tantos años como la que sostienen nuestras naciones merece mayores niveles de confianza recíproca y de diálogo sincero para resolver conflictos y diferencias, evitando así comunicados indebidamente sopesados que siembran recelos y afectan la economía del país amigo”.
Álvarez, con una larga experiencia diplomática, académica y hasta de inversiones de larga data en Washington, ha puesto un marcado énfasis en la relación con los Estados Unidos hasta el punto de involucrarse personalmente en los detalles más diversos. Su carta, que de seguro contó con la aprobación del presidente Abinader, revela la frustración ante un amigo que no ha reciprocado el respeto y solidaridad dispensados.
Según ha sabido DL, las autoridades dominicanas han respondido con presteza a cuantas quejas ha manifestado la embajada norteamericana en el país sobre el tratamiento a estadounidenses. En el caso del antiguo encargado de Negocios a.i., Robert W. Thomas, se atendió positivamente la queja de que a su novio, un latinoamericano, se le sometía a cuestionamientos adicionales cuando viajaba al país. En realidad, el nombre de la pareja de Thomas coincidía con otros de indeseables en una lista negra en Migración. Se aclaró la situación y se adoptaron medidas para un tratamiento adecuado a diplomáticos norteamericanos una vez se identificaran.
Redada en un bar
Un caso aducido por la embajada norteamericana careció totalmente de base sólida. Las autoridades de Migración realizaron una redada de indocumentados en un bar de la zona este de Santo Domingo que expendía bebidas alcohólicas fuera de horario. Entre otros, detuvieron a un haitiano sin papeles a quien acompañaba la afroamericana Jennifer Nedjina Joseph. Esta, intoxicada en opinión de las autoridades actuantes en vista de su comportamiento, persiguió a los agentes de Migración vociferándoles improperios. Fue detenida y horas después puesta en libertad no sin antes firmar voluntariamente una declaración en que admitía se le habían respetado sus derechos. Sin embargo, denunció posteriormente en la embajada norteamericana que se la había maltratado, presionado para firmar el descargo y acosado.
Casos anónimos
Ante la insistencia dominicana, la embajada norteamericana sometió un largo listado de casos anónimos de maltratos a ciudadanos innominados. Es la razón por la que Álvarez indica en su misiva a Blinken: “Sin una denuncia firme, sin información concreta, ¿es posible establecer responsabilidades solo en base a vaguedades?” Detrás de la alerta se ha insinuado siempre como primordial la deportación de haitianos, no la protección a ciudadanos norteamericanos de color.
La anunciada visita este miércoles al país de la diplomática Wendy Sherman, de reconocida influencia en la administración demócrata y subsecretaria de Estado, abre la posibilidad de una reconsideración de los gestos inamistosos de Washington, pese a la duda creciente en círculos diplomáticos y políticos que ven el golpeo a los amigos como una tradición en la política exterior norteamericana, de la que siempre hay que desconfiar.