Todos hacen llamados, pero nadie asume compromisos con Haití
La Conferencia Iberoamericana hizo un llamado a la comunidad internacional, de la que es parte
Con los 22 países que participaron en la Cumbre Iberoamericana en Santo Domingo se amplió aún más la cantidad de naciones que han llamado a la comunidad internacional, de la que ellos son parte, a tomar acción respecto a la crisis en Haití. Los países de la Conferencia Iberoamericana, del Sistema de Integración Centroamericano (Sica), de la Comunidad Latinoamericana y del Caribe (Celac) y de otras regiones desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han manifestado llamamientos a la comunidad internacional para ir en ayuda del vecino Haití.
El internacionalista Juan José Martínez Morales cree que esto se debe a que se suele definir a la comunidad internacional “como el accionar de dos, tres o cuatro países (las grandes potencias)”, ignorando que “la comunidad internacional es la totalidad de estados y organismos internacionales que la conforman”. Por eso, el diplomático recomienda que RD presione “a otros países que se puedan involucrar bajo el principio de la solidaridad, y tratar de tocar puertas”.
La vigésimo octava reunión de la Cumbre Iberoamericana que se celebró en Santo Domingo el 25 de marzo adoptó una declaración en la que hizo “un llamado para que la comunidad y los organismos internacionales aúnen esfuerzos que permitan encontrar una salida a esta compleja crisis, basados en los principios de solidaridad y cooperación internacional”.
La llamada Declaración de Santo Domingo reconoció “los ingentes esfuerzos desplegados por el Gobierno de República Dominicana y otros países iberoamericanos para contribuir a una solución a la difícil situación humanitaria por la cual atraviesa la hermana República de Haití”.
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Aparte de ese llamado, Haití no es mencionado en el Programa de Acción ni en el Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana 2023-2026. Tampoco en la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales, en la Carta Medioambiental Iberoamericana o en la Ruta Crítica de Seguridad Alimentaria, Incluyente y Sostenible en Iberoamérica.
Los jefes de estados y gobiernos también aprobaron 16 comunicados especiales, ninguno de ellos sobre Haití. Entre ellos, uno especial sobre la cuestión de las Islas Malvinas y otro sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos de América a Cuba.
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Expresiones similares han salido de la última reunión del Sica y de la Celac. Los países miembros esperan a que Estados Unidos, Canadá y los países europeos asuman el compromiso.
El catedrático Martínez Morales considera que la cumbre “prefirió no incluir ese punto en su agenda fundamental por entender que es un tema que hay que abordarlo de manera concreta en una agenda especial, en una acción diplomática que pueda realizarse”.
Seguir presionando
El especialista aconseja que el Gobierno siga presionando, como lo ha hecho, invocando el compromiso que tienen sobre todo las naciones que estuvieron vinculadas a la historia política haitiana, para que asuman un mayor grado de responsabilidad.
De la palabra a los hechos
La XXVIII Cumbre Iberoamericana no sólo aprobó la Declaración de Santo Domingo, sino que emitió tres documentos con compromisos en áreas específicas. Estos fueron la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales, la Carta Medioambiental Iberoamericana y la Ruta Crítica de Seguridad Alimentaria, Incluyente y Sostenible en Iberoamérica.
Pero, ¿qué posibilidad hay de que esas intenciones pasen del plan a la acción y produzcan resultados tangibles?
Aunque estas acciones suelen tener poca publicidad, Martínez Morales explica que normalmente sucede todo un seguimiento de parte de las instituciones gubernamentales, designadas por cada estado, con el que se pasa revista del cumplimiento de las responsabilidades de cada Estado.
El profesor universitario indica que la diplomacia entre dignatarios directamente tiene un compromiso muy alto porque la palabra empeñada del jefe del Estado no es la palabra de los cancilleres o los embajadores.
“Lo lamentable es que a veces no vienen todos por una u otra razón, y no es lo mismo que asista un vicepresidente o un canciller u otro funcionario de rango medio que el propio jefe del Estado, eso le da más carácter, mayor compromiso”, sostiene.