Samaná, una provincia llena de riquezas naturales y encanto
Pero falta tiempo para disfrutarla a plenitud
En la zona conocida como Cabo Cabrón, a pocas distancias de Playa Morón, en Samaná, existe otra ribera prácticamente desconocida por la generalidad de los dominicanos, pero adonde llevan a los turistas para que disfruten de un encantador rincón donde se proyecta la belleza del mar y la boscosa vegetación.
Se trata de Playa Honda que comenzó a ganar fama por el filme de la serie de televisión “Survivor”, para la que se grabó una parte en la playa contigua de Ermitaño.
Este aislado arenal se localiza en latitud:19.3167 longitud:-69.3833.
La playa está asentada en una mini bahía rodeada de cocoteros y un acentuado bosque tropical que conjuga el color turquesa de sus aguas y la suave y fina arena color mantequilla que hacen olvidar lo difícil de acceder al lugar por la siempre alta marejada que se registra en el Océano Atlántico.
El 90% de sus visitantes son turistas canadienses, españoles, alemanes y rusos, que ya tienen el lugar como un escape del ambiente que ofrecen los hoteles en las zonas turísticas de la zona.
El acceso en vehículo es imposible. Para debe caminar a pie desde Playa Morón o abordar botes, que zarpan desde la ribera El Valle, otro lugar encantador de la zona. Hay que sortear las olas y la alta marea que se registra en el litoral.
Antes de llegar a la arena de la ensenada, se pueden observar gigantes rocas de color azul oscuro que sirven de escudo al lugar.
Su belleza es más atractiva cuando es vista desde las intranquilas aguas del inmenso Océano Atlántico, que crean al visitante la impresión de entrar a un cañón de rocas, combinado con agua, arena y el bosque. Desde la distancia o la altura el contraste entre el agua y la arena es subliminal.
A los turistas se les permite disfrutar de los frutos del cocotal que se confunde con el bosque a espalda del arenal.
La leyenda
En Samaná se cuenta, como leyenda, que el lugar era un escondrijo predilecto de bucaneros y piratas, que gustaban pernoctar allí y tener el espacio para el escape y la recreación.
Aseguran que el mítico corsario inglés Francis Drake usaba el lugar para ocultarse y atacar por sorpresas a los barcos.