Pepe, Juana y Lupita puede que recuperen su libertad
Los tres manatíes fueron rescatados siendo muy pequeños
Juana y Pepe son dos manatíes antillanos (Trichechus manatus) rescatados en 2012. Juana sufrió más de 10 puñaladas siendo una cría pequeña en Bayahíbe. Un pescador trató de llevársela pero no fue posible, ella lastimada fue encontrada debajo de un muelle hasta que personal de FUNDEMAR y el Acuario Nacional intervinieron y lograron salvarle la vida.
Tan solo dos meses después, en octubre, fue reportada un pequeño manatí en circunstancias parecidas, pero en las inmediaciones de la marina en el río Haina. No son los primeros, Tamaury fue rescatado en 1995 en Barahona luego de que su madre muriera en una red de pescadores. Este manatí que fuera mascota oficial de los Juegos Panamericanos del 2003, murió en 2007 por muchas complicaciones de salud, además padecía una malformación en la columna por adoptar una posición antinatural durante su vida en cautiverio.
En 2015 ya se hablaba de poner en libertad a Pepe y Juana. Con tres años en cautiverio ya representaba un proyecto complicado y costoso, ya que la vida en libertad de ambos manatíes fue muy corta.
El veterinario del Acuario Nacional a cargo de los manatíes, Francisco de la Rosa, explica que quedarse con los animales nunca ha sido opción, aunque considera que ha habido resistencia a la liberación por el riesgo de supervivencia.
Pepe y Juana ya representaban una logística complicada por su gran tamaño, cuando fue rescatada otra manatí de corta edad en 2018, esta vez en Luperón. Su nombre es Lupita. Otros manatíes han llegado al Acuario en circunstancias que comprometieron sus vidas y no lograron sobrevivir.
Rita Sellares, es bióloga marina y directora de FUNDEMAR en Bayahíbe donde se han reportado desde 2006 avistamientos de manatíes constantemente, y ahora en especial con la peculiar manatí Remi.
El único incidente reportado de intento de matar a un animal de estos en Bayahíbe es el de Juanita, y con el caso de Remi se han implementado medidas extraordinarias para proteger a los manatíes que involucra al Ministerio de Medio Ambiente, la Armada, Auxiliares Navales y Fundemar.
Diario Libre conversó sobre la vida y posible liberación de Pepe, Juana y Lupita con el veterinario del Acuario Nacional, Francisco de la Rosa y con la Directora de Fundemar, Rita Sellares.
Para Sellares, al ver recientemente a Juanita en el Acuario, entiende que no es una condición de vida tener un animal así. “Son unos animales muy grandes y se merecen estar en libertad. Ponerlos en libertad no es un cuento de hadas... puede tener un final feliz o no tan feliz, pero definitivamente va a ser mucho más feliz que si mueren en el Acuario Nacional”.
Para la bióloga estos animales tienen necesidades de movilidad y reproductivas, considera que ya no es una opción tenerlos en cautiverio por muy buen trabajo que hayan hecho los veterinarios.
“Las piscinas del Acuario Nacional deben estar disponibles para mamíferos marinos a rescatar y luego ser reintroducidos de nuevo”, enfatizó.
Remi, la manatí de Bayahíbe
El plan del Ministerio de Medio Ambiente
Por instrucciones del ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, el viceministro de Costeros y Marinos, José Ramón Reyes, está impulsando un plan de liberación que contempla colocar un localizador a cada manatí para luego realizar una liberación directa de Lupita en Luperón. Esto se plantea ya que Lupita ya tiene experiencia en libertad y solo lleva dos años en cautiverio. En el Caso de Pepe y Juana realizarán una “liberación blanda” en Bayahíbe, lo que implica preparar un corral de encierro en la zona y contar con un tiempo de adaptación para posteriormente ser liberados. La razón es que Pepe y Juanita llevan 8 años en cautiverio y llegaron al acuario con solo meses de vida.
Para poder implementar el proyecto es necesario contar con un equipo de trabajo en ambos sitios, para asegurar la protección de los manatíes liberados. La propuesta está siendo elaborada por el acuario nacional con base a los protocolos existentes y experiencias similares en Puerto Rico.
En el caso de Bayahíbe se debe reforzar la seguridad y contar con una zona de boyas que delimite la zona costera, además con personal del SENPA con embarcación, capitán y las herramientas para poder proceder ante cualquier infracción, como es el caso de la presencia de trasmallos o chinchorros en la zona.
El plan también contempla organizar un plan de educación a las comunidades y el involucramiento del Ministerio de Turismo, Armada, Alcaldía, y el sector privado.
El Ministerio no ofreció detalles del costo estimado del plan, ni el tiempo aproximado que tomaría para su inicio, aunque lo consideran una prioridad.
La Dra. Haydée Domínguez es Investigadora del Centro de Investigaciones de Biología Marina de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (CIBIMA-UASD) miembro del Grupo de Especialistas en Sirénidos de la IUCN, quien considera que al regresarlos al medio natural les damos la oportunidad de contribuir al aumento de la población salvaje. “Los manatíes viven por mucho tiempo y se reproducen durante toda su vida. Un manatí que permanezca en cautiverio no representa un sólo manatí, sino todos los descendientes que pudo haber tenido a lo largo de su vida y su contribución a la diversidad genética de la especie. Siempre que su condición lo permita, debemos procurar liberarlos”, explicó.
Según Domínguez los registros históricos muestran que los manatíes fueron abundantes en La Hispaniola, pero fueron cazados durante siglos por su preciada carne. A finales del siglo XIX ya eran relativamente raros. Sin embargo, todavía se encuentran en varias zonas costero marinas de la República Dominicana y Haití. Se cree que la población sigue disminuyendo, pero aún no contamos con una estimación confiable del tamaño real de la población. Las amenazas más comunes a la supervivencia de la especie son la caza ilegal, los enredamientos en artes de pesca, las colisiones con embarcaciones, la contaminación y la degradación y pérdida de su hábitat natural.
“Es urgente disminuir la mortalidad del manatí por causas antropogénicas. Esto incluye: eliminar el consumo y comercio ilegal de la carne, los huesos y el aceite de manatí; fortalecer la vigilancia y control de las actividades pesqueras; controlar el tráfico de embarcaciones en las áreas con presencia de manatíes. Por otro lado debemos elaborar un Plan de Conservación Nacional para el manatí en la RD, e iniciar actividades conjuntas con Haití para proteger a la especie. En RD también debemos completar el ciclo de rescate, rehabilitación y liberación de los manatíes varados vivos. Hemos logrado mucho, pero también hay mucho por hacer”, enfatizó la experta.
Al preguntarle sobre las condiciones que deben tomarse en cuenta para la liberación, la Dra. Domínguez explica que hay cuatro consideraciones mínimas básicas para elegir un lugar adecuado: debe haber acceso a praderas de hierbas marinas abundantes; debe haber acceso a fuentes de agua dulce que sean permanentes; debe ser una área de aguas someras y tranquilas con poco o ningún tráfico de embarcaciones para evitar colisiones con los manatíes que los puedan herir y causarles la muerte; y por último debe ser una área donde hayan manatíes salvajes, para asegurar que la zona efectivamente reúna las condiciones necesarias para su supervivencia y también para que los manatíes liberados socialicen con los otros y aprendan a sobrevivir en el medio natural.