Fertilizantes, platos, hundirlo... soluciones al sargazo en el Caribe
Hotel dominicano recibió una Bandera Roja por la cantidad de algas en la playa
El sargazo no es basura ni contaminación, pero las grandes cantidades que llegan a las costas del Caribe, y que se proyecta seguirán arribando este y los próximos años, representan un problema económico y ambiental para los países como la República Dominicana que se ven afectados por su invasión.
La avalancha de estas algas, que según estudios científicos son empujadas a las costas del Caribe por efecto del cambio climático, provoca quejas entre los turistas que visitan los destinos dominicanos atraídos por la oferta de sol y playa, pero también contaminan las aguas, y pueden afectar tanto a humanos como a los ecosistemas marinos.
Ante el reto de enfrentar su llegada masiva, en la región se han instalado barreras y realizado pruebas para reciclar el sargazo con propósitos múltiples como fertilizantes, compuestos químicos, biocombustibles o biogás, inclusive ropa y calzado. Sin embargo, hacen falta más estudios e iniciativas público-privadas que sorteen la disponibilidad incierta del sargazo y las propiedades de esta alga cuyo impacto en el país ha motivado reuniones entre empresarios hoteleros y el presidente Danilo Medina en el Palacio Nacional.
Ya el año pasado, cuando según estimaciones del Ministerio de Medio Ambiente llegaron unos 2,424,800 metros cúbicos de sargazo al litoral local, un hotel de la turística zona este del país perdió temporalmente su categoría de Bandera Azul y se le colocó Bandera Roja, debido a la cantidad de algas en la playa.
La Bandera Azul es un reconociendo internacional que otorga la Fundación para la Educación Ambiental a las instalaciones que tienen exigentes estándares de calidad ambiental. La categoría Roja se coloca cuando dichos criterios no se cumplen y el visitante hace uso de la playa bajo su propio riesgo.
“Todos los años hacemos evaluaciones in situ para verificar las playas Bandera Azul. En una de las visitas que hicimos a una playa de Cabeza de Toro se observó que había una gran acumulación de sargazo y, aunque en sí no lo tomamos en cuenta para la certificación, pues no es basura, había un hedor fuerte que se sentía desde la entrada”, cuenta Daniela Cifontes, una de las técnicos de Bandera Azul en el país.
Cifontes y su equipo recomendaron al operador del hotel ampliar los estudios de coliformes totales que realizan tradicionalmente para incluir los de oxígeno disuelto en el agua. Los resultados arrojaron valores por debajo del nivel de saturación requerido por las normas nacionales, por lo que pusieron la Bandera Roja, que se mantuvo por alrededor de una semana.
El operador alegó que, aunque siempre limpian la playa, tuvieron una avalancha desproporcional a su capacidad de respuesta y el alga se les acumuló.
“No podía nadar en el mar o tumbarme en la playa porque el hedor de las algas en descomposición era horrible”, escribió una turista estadounidense en agosto de 2018, en un foro de la plataforma Trip Advisor, donde se reseñan viajes. La conversación era sobre el sargazo en Punta Cana.
“No estábamos al tanto del problema del sargazo”, prosiguió la turista. “¿Deberíamos haber investigado mejor? Tal vez, pero cuando los agentes de viajes lo siguen vendiendo como unas vacaciones de playa de ensueño junto con imágenes de aguas cristalinas, mares azules y playas vírgenes, es muy engañoso”.
En el país existen 29 playas Bandera Azul y, como dice César Vargas, coordinador nacional de la certificación, es un logro que ha costado mucho esfuerzo y trabajo al Estado dominicano.
Por eso, insiste en que el sargazo sea retirado de la playa para evitar que se pierda la calidad del agua, pues, si bien no tienen datos específicos del impacto que tiene la colocación de una Bandera Roja, sabe que a los operadores turísticos se les hace más fácil vender una playa Bandera Azul.
El efecto del sargazo más allá de las playas
La salud humana también se ha visto afectada en países de la región donde el sargazo está impactando, reportó a finales de 2018 el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que además cita una muerte que se asoció indirectamente con las floraciones de esta alga, pero no identifica dónde.
La Agencia Regional de Salud de Martinica registra que entre mayo y agosto de 2018, el servicio de urgencias del Centro Hospitalario Universitario (CHUM) recibió consultas de 119 pacientes con sintomatología sugestiva a la exposición de gases emitidos por la degradación de sargazo, tales como afecciones respiratorias, digestivas, cardíacas, dermatológicas y ocular.
El PNUMA también informa que dos países notaron los impactos negativos del sargazo en una planta de ósmosis inversa y en otras de producción eléctrica ubicadas en bahías y estuarios.
Otros efectos del sargazo lo han sufrido especies marinas. Rosa Rodríguez, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) especializada en sistemas coralinos, documentó la muerte el año pasado de individuos de 72 especies marinas en Puerto Morales, México, debido a la asfixia por sargazo.
“Se hicieron estudios de calidad de agua, para saber por qué mueren -dijo-. Y es que con la descomposición del sargazo, se deteriora la calidad del agua, provocando condiciones de anoxia, elevando la cantidad de amonia, anoxia, nitrito y nitrato”.
México es uno de los países de costa caribeña más afectado por la avalancha de sargazo. La mancha de esta alga, extendida a través de los 500 kilómetros del Caribe Mexicano, provocó un descenso de entre 30 % y 35 % en el turismo hacia ese país durante el primer semestre del año pasado, de acuerdo a estimaciones de funcionarios.
“En 2018, en Puerto Morelos arribaron 275,000 metros cúbicos de esa alga en seis kilómetros de playa. Si extrapolamos eso a todo el municipio que tiene 17 kilómetros, son casi 800,000 metros cúbicos, y para que tengan una idea, eso es igual a 300 albercas olímpicas de 50 metros por 25, con 2 metros de profundidad”, explica Rodríguez, quien señala el mes de septiembre como el de mayor arribo.
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Ya en 2015 en la República Dominicana se registró la muerte de peces en una playa de Juancho, Pedernales, en el lugar conocido como la Bahía del Can.
Pedro Antonio Montero, encargado de Monitoreo y Control de la zona marina del Ministerio de Medio Ambiente, recuerda que ante el hallazgo de los peces y crustáceos muertos, hicieron estudios de agua y encontraron que las algas habían atrapado el oxígeno disuelto.
“Esa zona es una bahía con aguas someras y el sargazo queda atrapado y se hizo como un colchón”, describe.
Cuenta que, a partir del suceso, se conformaron comités municipales entre el Ministerio y el gobierno local para que un personal se encargue de limpiar el sargazo y evitar que se acumule.
Pero Montero también advierte de las precipitaciones de algas sobre los sistemas coralinos que se han reportado. A ello suma el hecho de que los volúmenes de sargazo forman una gran sombrilla que evita el paso de la luz solar hacia el coral, necesario para que se produzca el proceso de clorofila.
En ese sentido, Rodríguez también señala la presencia de corales blanqueados en las costas de México.
Las soluciones para enfrentar al sargazo invasor
Buscar una solución a los problemas que trae consigo el sargazo es una preocupación tanto gubernamental como del sector privado, pues es una real amenaza para la industria turística que, en el caso dominicano, aporta unos US$7,000 millones al producto interno bruto nacional.
Desde 2015, el Ministerio de Medio Ambiente llamó a presentar propuestas sobre posibles usos al sargazo. Otto Cordero, encargado de Manejo Integrado de Ecosistemas de esa institución, indica que llegaron varios proyectos. El 80 % propone usar el alga como fertilizante; otra es convertirlo en biogás.
Frente a las propuestas de fertilizar con sargazo se anteponen advertencias científicas sobre una posible salinización de los suelos, debido a la cantidad de metales y sales que contiene.
Justo en 2015, el Laboratorio de la Dirección General de Aduanas realizó un estudio prospectivo sobre la composición química del sargazo que llega al país. Tomaron muestras de las dos variedades conocidas: el Sargassum natans y Sargassum fluitans en playas de Boca Chica, Guayacanes y Barahona.
Encontraron que ambas variedades contienen “niveles ligeramente elevados de Hg (mercurio), lo que podría limitar la utilización de la biomasa”. También encontraron contenido de escanio, itrio y 14 lantánidos, de las conocidas como tierras raras, en niveles más elevados que en los océanos.
El estudio, que fue iniciativa del entonces director de Aduanas, Fernando Fernández, encontró una gran cantidad de sales. El calcio en el alga colectada en la playa de Guayacanes alcanzó los “133400,000 mg/kg”, cuando la concentración normal en el océano es de “400 mg/kg” y en la corteza terrestre “52900 mg/kg”.
“Debe tenerse en cuenta que la utilización de la biomasa algal como fertilizante podría elevar de forma innecesaria los niveles de mercurio en los suelos dominicanos”, dice el reporte de resultados.
En sus conclusiones plantea que aunque no se encontraron niveles preocupantes de ninguno de los elementos estudiados en la biomasa algal, su posible uso como fertilizante agrícola o en alimentación animal, podría incrementar las concentraciones de metales tóxicos y sales en los suelos y/o de incorporarlos a la cadena alimenticia.
Carlos José Boluda, uno los investigadores y profesor de Ciencias Básicas en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), explica que, sin bien los niveles de metales encontrados no son del todo muy preocupantes, la investigación todavía no es del todo concluyente y se requieren más proyectos de investigación centrados en la aplicación del sargazo y su composición.
Otra propuesta de uso para el sargazo es convertirlo en carbón activado que se usa en la industria de filtrado de agua. Un estudio encabezado por la investigadora del Intec, Yolanda León, dio como resultado un carbón activado de alta calidad.
“Nosotros reportamos los resultados de las pruebas, se reportan las temperaturas, tiempos y el carbón activado que salió se describe con los parámetros que llevan, y las personas que trabajan con eso deciden si es bueno o no. Hasta ahí llegamos”, explica León.
La investigadora observa que, dado que se trató de un estudio a pequeña escala, falta ampliarlo para poder medir la factibilidad económica, costos, propuestas de almacenamiento y demás.
En todo caso, León coincide con Boluda en que se debe seguir buscando alternativas, desde la ciencia y con el apoyo del Gobierno y el sector privado, para ver qué hacer con un sargazo que seguirá invadiendo las costas.
Otra propuesta: hundir el sargazo
Desde agosto de 2017, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) trabajan en el desarrollo de una tecnología que permita “eliminar” o hundir el sargazo en alta mar en vez de instalar barreras como un método paliativo.
“Nos inventamos una tecnología que se concentra en eliminar el sargazo en alta mar. En conjunto con el uso de imágenes satelitales, podemos rastrear dónde se encuentra el sargazo”, explica desde los Estados Unidos Andrés Bisonó, un ingeniero mecánico dominicano que participa en el proyecto junto al profesor Alexander Slocum, a Luke Gray y otros investigadores.
El proyecto se llama Sargassum Ocean Sequestration (secuestro del sargazo en el océano), del que Bisonó se reserva dar muchos detalles hasta que concluya. Los investigadores lograron una patente provisional de la solución y están en la fase de probar la tecnología en el campo.
El equipo sostiene que el sargazo puede hundirse a muchos kilómetros de profundidad -auxiliándose con un buque- para secuestrar el carbono y los créditos de carbono se pueden vender. Aclaran que el objetivo no es eliminar el sargazo en el océano abierto, donde cumple una función ecológica crítica, sino administrarlo antes de que llegue a la costa y afectar el ecosistema y el turismo. “Estamos trabajando estrechamente con los miembros de la comunidad científica para cuantificar y sopesar los impactos de nuestra solución propuesta”, indican.
Los investigadores procuran conseguir apoyo público y privado en la República Dominicana para el desarrollo y ejecución del proyecto. “Esto es algo que se puede poner en marcha muy rápido”, asegura Bisonó.
Sargazo en la tierra y en los pies
El PNUMA destaca que la comercialización de los productos basados en sargazo es limitada, debido a la disponibilidad incierta de esta alga y sus propiedades bioabsorbentes (incluso para metales pesados como el arsénico). “Por lo tanto, los estudios de mercado y los análisis bioquímicos son necesarios antes del desarrollo de cualquier producto”, puntualiza en un documento preparado en el marco de la Octava reunión del Comité Asesor Científico y Técnico del Protocolo Relativo a las Áreas Especialmente Protegidas y la Vida Silvestre en la Región del Gran Caribe.
Reporta el caso de Algas Organics, una compañía de Santa Lucía que desarrolló en 2015 una técnica para hacer una planta bioestimulante a partir de sargazo. El producto busca reemplazar los fertilizantes sintéticos contaminantes.
En la República Dominicana hay un proyecto en investigación de la empresa Algeanova que ya llegó a un acuerdo con la compañía de biotecnología Grogenics, de Canadá. Ha diseñado una fórmula para un compuesto que será 60 % alga y 40 % poda de árboles para producir fertilizante. Algeanova hizo el pasado 5 de junio la primera prueba de transformación del sargazo y lo publicitó en sus redes sociales.
Ante el temor de que contamine, por los componentes químicos del alga, Manolo Despradel, representante de Algeanova, asegura que será inocuo, pues sus asociados desarrollaron una bacteria que limpia el alga de los metales. Confiado en la rentabilidad del negocio, denomina al sargazo como “el oro del mar”.
La empresa mexicana Renovare Ocean presentó este año un modelo de tenis cuya cubierta está hecha con botellas de plástico y la suela con sargazo.
Cada par de suelas tiene 100 gramos de sargazo y cinco botellas de plástico de 600 mililitros, y son producto de pruebas con especialistas para poder manejar los elementos contaminantes que transporta el sargazo consigo.
Los promotores de Renovare Ocean se motivaron en encontrar una utilidad a la gran cantidad de esta alga que está llegando a las playas de Quintana Roo.
Darío Flota, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, reconoce lo complicado de manejar la cantidad de sargazo que les llega.
“La solución que se ha estado buscando y estudiando, porque no hay antecedentes en un combate de esta magnitud, es poner barreras y recoger el sargazo fuera del mar”. Indica que solo el año pasado se hizo una inversión de 400 millones de pesos mexicanos en tratar la situación y para este 2019, se estiman unos 1,000 millones de pesos.
Solución más común: barreras antisargazo
Aunque a la empresa de Martín Vargas le ha significado ingresos económicos el incluir desde 2015 en su carpeta de servicios la instalación de barreras antisargazos, él confiesa que es un negocio que no le interesa por la responsabilidad que conlleva y preferiría que sea el Gobierno quien se encargue. La propuesta regular de Quimo Tropical, la compañía que fundó hace 18 años, es la de tratamiento de agua y monitoreos ambientales, pero incursionó en la solución ante el incremento de la llegada del sargazo a las playas del este.
A diario está atento a la dirección del viento y las corrientes, y las imágenes satelitales de por dónde flota el sargazo, para responder a los empresarios turísticos de Cap Cana, Bávaro y Cabeza de Toro que lo contrataron para que los ayude a evitar que las mantas de esta alga lleguen a la orilla.
Su empresa ya ha instalado más de 10 kilómetros de barreras. También lo han solicitado del Central Romana para su sistema energético. El modelo es una adaptación de las usadas cuando hay derrames de combustible. Están confeccionadas con un flotador, un forro, una malla de hasta 1.20 metros de altura y pesos debajo para mantenerlas fijas.
Las barreras retienen las algas hasta que el viento y las corrientes las lleven a otra parte.
Además de Quimo Tropical, la empresa Algeanova también ofrece el servicio. Su representante, Manolo Despradel, indica que actualmente tienen instaladas unos 4.2 kilómetros de barreras en el complejo turístico Punta Cana. Dice distinguirse del resto del mercado por ser el único que ofrece una solución integral de prevención (con la barrera), recolección y transformación.
Cada metro lineal de barrera instalada por estas empresas tiene un costo que va entre los US$100 y US$450, y el costo de mantenimiento se mueve entre los US$2 y US$24 el metro lineal.
Vargas calcula que, de 31 kilómetros de área de playa en los hoteles de Bávaro, hay con barrera 12.7 kilómetros, equivalentes a una cobertura de 40 %. Para ser más específico, indica que el 95 % de la zona de Punta Cana-Cap Cana está protegida con barreras antisargazo, en Cabeza de Toro el 48 %, Bávaro 17 % y Uvero Alto 0 %.
Pero observa que hay zonas en Bávaro donde estas no son efectivas si antes no se instalan rompeolas porque el arrecife de coral está devastado y esto provoca que las aguas corran con más fuerza. En donde no hay barreras, los hoteleros recogen las algas de forma mecánica, lo que puede impactar al medioambiente al llevarse arena en el proceso.
Vargas sostiene que las barreras antisargazos son la opción que el país debe seguir aplicando, a pesar de que en México no fueron tan exitosas y las algas retenidas no son visualmente atractivas.
Susana Enríquez Domínguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM en Puerto Morelos, entiende que las barreras antisargazo no solucionan el problema, solo funcionan a modo de “pequeña tapadera” que no sirve para evitar que se genere de nuevo el sargazo, según reseña el portal reportur.com.
Comer en un plato hecho de sargazo
Despradel también ofrece otra solución. Con su barcaza actual, que tiene capacidad para recolectar hasta 100 toneladas diarias de sargazo, asegura que apenas pellizcan la cantidad de esta alga que se acumula tras las barreras.
En la actualidad trabajan en la construcción de otra nave con capacidad para remover 300 toneladas diarias. A esta se le dan los toques finales en un taller en Haina, y dentro de unas tres semanas podría entrar en operación.
Para transformar esas algas, Algeanova tiene más de un proyecto. Desde hace unos tres años, idearon convertir en sargazo en envases desechables, y aunque tienen la maquinaria para producir unos 2,000 platos al día, decidieron priorizar y enfocarse en un proyecto que les permite usar las algas a mayor escala y convertirlas en fertilizantes.
¿Y qué hacen los hoteleros y el Gobierno?
Winston Cruz, presidente de la Asociación Dominicana de Agencias de Viajes y Turismo, niega que el flujo turístico hacia el país haya disminuido por el sargazo, aunque fuentes consultadas por Diario Libre aseguran que se han cancelado reservas.
Se apoya en las estadísticas que divulga el Banco Central. Aunque el Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de la Florida reportó que en 2018 “el mar Caribe experimentó una floración de sargazo récord y prolongada”, los datos oficiales indican que, al cierre de ese año, la llegada acumulada al país de pasajeros no residentes alcanzó la histórica cifra de 6,568,888 personas, para un crecimiento interanual de 6.2 %. De ese incremento, el 69.4 % corresponde a turistas extranjeros (264,544 pasajeros adicionales).
Pero otros destinos en el Caribe no han tenido igual suerte. El St. James’s Club, una de las cuatro propiedades de Elite Island Resorts en Antigua, cerró temporalmente entre julio y septiembre de 2018 debido a la alta cantidad de sargazo que arribó a la costa sur de esa isla del Caribe.
Cruz entiende que, para anticiparse a un impacto en el turismo dominicano de la llegada del sargazo, el sector puede contemplar ofrecer al visitante más opciones de actividades fuera del entorno de las playas. Cita el caso de un hotel que oferta un paquete por la misma tarifa, pero ahora está incluyendo la entrada a un parque acuático y paseos a caballo y en catamarán.
Observa que los hoteleros del este incursionan en la construcción de parques acuáticos -que los valora como parte de esa segunda opción alterna a la playa-. Hay al menos seis en funcionamiento y dos en desarrollo.
El año pasado se formó una comisión público-privada para dar seguimiento al tema del sargazo. El sector privado lo encabezaba la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo (Asonahores) que, en ese entonces, presidía Joel Santos.
“Esa comisión llegó a debatir con las autoridades problemáticas, inclusive el mismo presidente de la República fue que encabezó las reuniones”, recuerda Santos.
Informa que se quedaron en carpeta una serie de investigaciones y no se llegaron a ejecutar acciones planteadas para buscar soluciones locales a corto plazo, como la instalación de barreras antisargazo en todo Bávaro-Punta Cana-Cap Cana, con recursos públicos y privados.
Este año se han celebrado reuniones en el Palacio Nacional con el presidente Danilo Medina. La más reciente se efectuó el pasado lunes 3 de junio y habrían participado representantes de la Asonahores y de la Asociación de Inversionistas Españoles en Turismo en el Caribe (Inverotel).
“No tenemos evidencias significativas” de que el sargazo esté impactando negativamente el turismo hacia la República Dominicana, dice Santos, “pero sin duda alguna lo pudiera tener”. “Sí hay gente que se ha quejado, pero no tenemos evidencia significativa”, insiste.
“Hasta ahora ha sido manejable, porque ha sido intermitente, pero uno tiene que prever una solución porque la constante llegada de sargazo año por año puede terminar creando una imagen de sargazo (en el Caribe)”, dice Santos quien también es vicepresidente ejecutivo de Coral Hospitality Corp.
Diario Libre insistió en entrevistar al presidente de la Asociación de Hoteles y Proyectos Turísticos de la Zona Este (Asoleste), Ernesto Veloz, pero no respondió a los contactos. También se gestionó en el Palacio Nacional detalles de las reuniones con el sector hotelero, pero no respondieron a la solicitud.
Editora de Economía y docente de periodismo. Se ha especializado en periodismo de investigación, multimedia y de datos.
Es periodista en Diario Libre.