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Los bienes desaparecidos de Trujillo

El Museo de Historia y Geografía tendrá exposiciones sobre diversas etapas del país y mostrará los objetos que encuentre del tirano de San Cristóbal

Tras la controversia suscitada luego de que trascendiera que objetos del dictador Rafael Leónidas Trujillo serán expuestos en el Museo de Historia y Geografía, sometido a un proceso de remodelación actualmente, el director de la dependencia, Miguel Decamps, precisó que no cuenta con un inventario de bienes muebles del gobernante, porque nadie se lo entregó.

“Quiero recordarte que el museo tiene casi 16 años clausurado, inservible, destruido, canibalizado. Las partes del museo habían sido tomadas para otras cosas y por suerte el nuevo ministro de Cultura (Eduardo Selman) se empeñó en rescatar todas las áreas que tenían ocupadas para que el museo sea el propietario de ellas”, explicó

No obstante, dijo que los objetos y documentos que el museo conserva están inventariados, pero que corresponden “a partes de todas las etapas” históricas.

“Muchos documentos desaparecieron y otros documentos que estaban en manos de un período de la museografía de este país, esa persona se lo llevó y lo destruyó... y el disco duro de la computadora se lo llevaron y lo destruyeron”, afirmó.

Sostuvo que si se hace una investigación se verá que después de la gestión de José Rafael Lantigua, como ministro de Cultura, “desaparecieron todos los discos duros de las computadoras”, incluyendo los de la Feria del Libro.

Afirmó que cuando llegó a la dirección del museo vio fogatas de “papeles” del Ministerio de Cultura, que debieron ser entregados al Archivo General de la Nación para su clasificación.

Varias salas de exposiciones

Decamps dijo que el museo tendrá exposiciones sobre el período de Trujillo y de otros de la historia del país, con los objetos “que sean encontrados”.

“Porque para sorpresa tuya hay personas que me han estado llamando (para decirme) que poseen ciertos objetos que pudieran ser objetos museográficos y que están dispuestas a prestarlos por tiempo indefinido al museo en virtud de que están viendo a alguien que está rescatando el museo... que no soy yo, sino un grupo de personas que son dirigidas por el presidente de la República”, indicó.

Aunque Decamps no quiso entrar en detalles sobre los objetos del dictador desaparecidos o robados, se sabe que se han “esfumado” joyas, piedras preciosas, condecoraciones y artículos que pertenecieron a quien dirigió dictatorialmente, durante tres décadas, a la República Dominicana.

Los bienes del tirano que el museo posee se conservan en un pequeño furgón. También la entidad tiene guardado el automóvil en que fue ajusticiado el déspota la noche del 30 de mayo de 1961.

“Va a haber una galería de expresidentes, una sala de la guerra de abril del 1965 y va una sala, que es lo que le interesa a cierto grupo minúsculo de personas, que va a tratar el aspecto de la política del terror”, puntualizó.

Manifestó que en la sala sobre la “política del terror” van a exhibir los objetos que se puedan rescatar de los principales actores de los períodos que se manejaron con el terror. “Tienes a Báez, a tienes a Lilís, tienes a Trujillo, a Balaguer, la etapa del gobierno de Balaguer”, agregó.

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Infografía
El coronel Francisco Alberto Caamaño, héroe de la guerra de abril de 1965. (ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN)

Respuesta a García Michel

Respecto a las opiniones expresadas por Eduardo García Michel, en un artículo, sobre intención de “exhibir recuerdos de quienes cometieron crímenes de lesa humanidad”, afirmó que el economista “habla de lo que no sabe”.

“Eso es típico de él. Él siempre habla de lo que no sabe, por eso pone a hablar a su papá”. Seguidamente agregó: “Han pasado 60 años y los antitrujilllistas profesionales no han sido capaces de imprimir la cantidad de libros que se imprimió durante esos 30 años... Entonces tú te encuentras con ese vacío tan grande que lo va a llenar ese museo en el aspecto de publicaciones. Tú te encuentras que no hay una biografía de los que ajusticiaron a Trujillo”, enfatizó.

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Infografía
Miguel Decamps, director del Museo de Historia y Geografía.

Aseguró que en el museo tienen una “copia” de silla eléctrica y que la van a exhibir. Argumentó que un museo que se respete “presenta las cosas como hecho histórico”. “Vamos a poner la silla eléctrica como instrumento de base de esa dictadura (de Trujillo). Y todo lo que encontremos lo pondremos al servicio siempre y cuando pase una selección de los asesores del museo”, acentuó.

Decamps resaltó que también el museo tendrá una exposición de la guerra de abril. Y al respecto expresó: “Nosotros tenemos que recrear la época... Tenemos que exponer las cosas que se hicieron bien y las cosas que se hicieron mal”.

Sostuvo que ciertas personas han pretendido hacer desaparecer de la memoria una época que existió, aunque fue dolorosa para el país. Agregó que hay personas que no quieren que él trabaje, esperando seguir dirigiendo durante 60 años más, “pretendiendo que el olvido pueda existir”. “Y el olvido en historia no existe. Tú lo aplacas, pero el olvido no existe”, señaló.

El inventario del Banco Central y la entrega de objetos de Trujillo

Aunque no se ha mostrado el inventario actualizado de los bienes de Trujillo que tendría que tener el Museo de Historia y Geografía, se presume que en el pequeño furgón, en que se guardan objetos del tirano, deben estar al menos parte de los artículos clasificados por el Banco Central, que mantuvo numerosos objetos del tirano resguardados en su bóveda, hasta que los entregó al Museo de Historia y Geografía en el 1980.

La entrega de los bienes muebles del tirano, en el gobierno de Antonio Guzmán, se hizo mediante un proceso muy organizado y documentado. Diario Libre tiene copia del expediente, facilitado por el Departamento de Comunicaciones de la entidad, que se adjunta en este trabajo.

A solicitud del entonces gobernador del Banco Central, Carlos Despradel, el 9 de mayo de 1980 el abogado notario Juan Valdes Sánchez levantó un acta de la apertura de la bóveda donde se protegían condecoraciones, collares, medallas, efectos personales y otros bienes que pertenecieron a Trujillo, y que son propiedad del Estado.

En el documento consta que esos objetos fueron llevados a la bóveda del Banco Central desde “el yate “Patria” (antes denominado “Angelita”.

En el inventario figuran 15 maletines, insignias incrustadas de brillantes y piedras preciosas como la esmeralda, zafiro y rubí, diversos estuches de piel, madera y otros materiales, joyas como un guillo de oro macizo, charreteras, gorros militares ornamentados con piedras y adornos elaborados con hilos enchapados en oro, bicornios, collares de oro y de plata, un collar obsequiado por el Congreso Nacional, de oro y platino, 39 medallas de oro y 27 medallas de plata.

También fueron registrados varios objetos de tocador, entre ellos tres tijeras, un “manicuris” pequeño, cuatro espejuelos y cuatro frascos de perfumes Guerlain y otros de Bellodgia, Jean Patou, Replique, Adán y Eva, Marcel Rochas y F. Milot. Además, seis maletas y un álbum de cuero repujado, que contenía fotos.

Llama la atención el registro de “un estuche de caoba conteniendo una espada, con vaina de piel, con cabezales y empuñadura de oro, adornada con el escudo nacional”, con cinco estrellas y en cada estrella un brillante, cuatro de ellos de 3/8 quilates, y el otro de 1/2 quilates, aproximadamente, de talla antigua.

Se consigna también la existencia de una deteriorada maleta de cartón comprimido, “conteniendo uniformes militares de gala, negro y blanco, dos pares de botas marrón y negro y de breteles con iniciales R. L.T”.

Además, siete billeteras, ocho carteras, un porta pasaporte en cuero repujado con el escudo dominicano y la inscripción Presidente de la República y las iniciales R.L.T.

También se registró una gran cantidad de pañuelos, medias y corbatas, cuatro estolas y otros “efectos personales sin valor”.

“Todos los objetos y prendas que figuran en el inventario fueron debidamente clasificados, puestos en sobres y cajas, cerrados, numerados y dejados en depósitos en la bóveda del Banco Central, para su mejor conservación y seguridad”, se escribió.

El acta notarial está firmada por Eduardo Fernández, entonces gobernador del Banco Central, por el director del Museo de Historia y Geografía, Francisco A. Henríquez, Manuel A. Peña Ortega, director general del Departamento de Inspección de la Secretaría de Finanzas, César Echavarría, contralor del Banco Central, William Oscar Marion-Landais, jefe de custodia de Valores del Banco Central, y el notario Valdes Sánchez.

Solicitud de traslado

El 28 de octubre del 1980, el licenciado José María Hernández, a la sazón secretario Administrativo de la Presidencia, le solicitó mediante una comunicación al gobernador del Banco Central, Carlos Despradel, que hiciera los arreglos de lugar, “a fin de que el Museo Nacional de Historia y Geografía recibiera los objetos y piezas pertenecientes al finado gobernante Rafael Leónidas Trujillo, para ser exhibidos en una exposición” que se iba a realizar “en los primeros días de diciembre”.

A la comunicación le fue anexada la copia de la solicitud del doctor Francisco A. Henríquez, director del Museo Nacional de Historia y Geografía.

Según consta en la comunicación número 20457, del 8 de diciembre del 1980, las piezas, collares, condecoraciones, efectos personales y otros bienes muebles de Trujillo, conforme al inventario, fueron entregadas por el Banco Central al director del Museo Nacional Historia y Geografía.

“Se hizo de acuerdo a solicitud del secretario de Estado de Finanzas, Sr. Bolívar Báez Ortiz, contenida en su comunicación No. 7687, de fecha 2 de diciembre de 1980, y el Acto instrumentado por el citado notario público da cuenta no solo de la entrega formal ya indicada sino del descargo de obligaciones de parte del Banco Central de la República Dominicana, en su ya expresada calidad”, se indica en el documento.

Conforme al expediente, el director del Museo Nacional de Historia y Geografía hizo la declaración ante los testigos de la entrega de los bienes, que fueron el general Radhamés Hungría, el doctor Manuel Peña Ortega, el licenciado Máximo Bergés Dreyfous y el señor Pablo de la Rosa, quienes firmaron el acta.

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