Las pérdidas por alegado sabotaje en el AILA se acercan a los RD$30 millones
Están fuera de servicio 10 cámaras de vigilancia perimetral, según fuentes de DL
Se acercan a los RD$30 millones las pérdidas preliminares estimadas por el alegado sabotaje al sistema eléctrico del Aeropuerto Internacional de las Américas (AILA) la noche del pasado domingo, que provocó la salida de servicio de las luces de la pista de aterrizaje, pero fuentes ligadas al sector aeronáutico destacaron a Diario Libre que también hay un costo intangible: el daño a la credibilidad del sistema de aviación.
De acuerdo con informaciones obtenidas por este periódico, siguen fuera de servicio 10 cámaras de una red de cámaras térmicas que fueron desmontadas gradualmente por el Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria y de la Aviación Civil (Cesac) para sustituirlas por unas más modernas.
Este sistema permite registrar lo ocurrido en los 9 kilómetros de perímetro del aeropuerto, enviando alarmas cuando detecta algún intruso, como el canadiense que el pasado 28 de febrero derribó una puerta de malla metálica de una de las entradas a la terminal y entró en un vehículo hasta la pista de aterrizaje del segundo aeropuerto con más flujo de pasajeros del país.
Se precisó a Diario Libre que las cámaras, más otras de soporte manejadas por Aerodom, están en ese proceso de cambio por otro sistema con una tecnología “más confiable y moderna”, que aún no está en operación.
En marzo del presente año, el Cesac le dijo al periódico Acento que había unas 10 cámaras fuera de servicio, y donde se retiraron estos aparatos, se reforzó con un personal militar que presta servicio las 24 horas. A la fecha, las cámaras siguen igual, según se confirmó a Diario Libre.
Además de las cámaras del perímetro, hay otras que cubren la plataforma, pista de aterrizaje, calles de rodaje y toda la zona de operación del aeropuerto. El Cesac se reservó comentar a Diario Libre la situación actual del sistema de videovigilancia.
El cuerpo de vigilancia también tiene garitas de seguridad a lo largo del perímetro y le corresponde hacer recorridos recurrentes. Recientemente Aerodom le entregó un buggy (vehículo) para que cree un equipo de rápida respuesta al detectar alguna intrusión.
El pasado martes, el director del Cesac, Carlos Febrillet Rodríguez, dijo: “No hay ningún aeropuerto 100 por ciento seguro”. “Pueden buscarlo en cualquier parte del mundo”, agregó.
Explicó que, el domingo, en el aeropuerto “hubo un cortocircuito, debido a una interferencia; se agarraron los cables y (el suceso) está en proceso de investigación”. agregó.
La versión sigue con matices de diferencia respecto a la dada por la vicepresidenta de la República, Raquel Peña, quien dijo que no fue un incendio en los cables, sino un robo.
Peña informó que “la investigación realizada por el Cuerpo Especializado en Seguridad Aeroportuaria y de la Aviación Civil confirmó que un acto vandálico provocó la salida de servicio de las luces de la pista de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Las Américas”.
“Los delincuentes penetraron hasta el perímetro restringido, cortaron los cables que alimentan las luces de la pista, dejándolos tirados en el área”, escribió Peña en su cuenta de Twitter.
El Ministerio Público tiene una investigación abierta sobre el suceso.
Las pérdidas económicas
El evento provocó la salida de servicio de las luces de la pista de aterrizaje entre las 7:12 de la noche del domingo 23 de mayo hasta las 11:45 de la noche, fue necesario habilitar el uso del sistema de luces de emergencia.
Por lo ocurrido, 3,360 pasajeros se vieron afectados al no poder llegar a su destino a la hora programada, muchos de ellos tuvieron retrasos de más de un día.
Fuentes indicaron a este periódico que las estimaciones preliminares calculan que por el suceso se perdieron cerca de RD$30 millones, por los cables y transformadores que se debieron reponer y porque las aerolíneas debieron pagar hoteles a los pasajeros cuyos vuelos fueron cancelados.
El monto también incluye el gasto de combustible de los aviones que debieron dar vueltas en el aire y aterrizar en aeropuertos alternos para después trasladar esos pasajeros hasta su destino final, y reprogramaciones de rutas y tripulación, entre otros.
La estimación no considera todos los gastos adicionales de re-routing de aeronaves, cancelaciones en otros aeropuertos por poder tomar el vuelo al destino final, costos por reubicar pasajeros que perdieron sus vuelos de conexión y otros.