La grave crisis entre Bosch y Duvalier La OEA y la ONU buscaron la solución pacífica
A finales de abril de 1963, se produjo un problema diplomático de graves proporciones entre la República Dominicana y Haití, que estuvo a punto de desencadenar una guerra entre las naciones colindantes.
A la sazón gobernaba en la República Dominicana el profesor Juan Bosch y en Haití la tiranía de François (Papa Doc) Duvalier. Entonces, ocurrió un atentado a los hijos del gobernante haitiano, quien aseguró que la intentona fue causada por un opositor a su régimen protegido por la embajada criolla en Puerto Príncipe.
República Dominicana acusó a Haití de provocar una conflagración entre los dos países, debido a que tropas haitianas rodearon su representación y violaron su fuero, bajo el argumento de que la legación había permitido la salida del teniente Francois Benoit, acusado por el régimen duvalierista de dirigir un ataque contra los hijos del dictador, Jean Claude, de 12 años, y Simona, de 14. En la agresión, sucedida el 26 de abril de 1963, murieron tres guardaespaldas.
Para vengar la muerte de los tres guardaespaldas, las milicias haitianas incendiaron la residencia de Benoit y ultimaron a sus padres, a su hijo de año y medio y a miembros del servicio doméstico.
Reacción dominicana
Horas después del incidente, el presidente Bosch se dirigió a la nación dominicana desde el Palacio Nacional y expresó:
“Hemos sido insultados sin haber provocado nosotros el insulto; se ha invadido nuestra embajada con fuerzas armadas, lo cual equivale a una invasión a nuestro país y es una ofensa imperdonable a nuestra dignidad. Se nos ha faltado el respeto y las naciones pequeñas que permiten eso no son dignas de ser naciones, porque lo único que puede mantenernos como país soberano es la decisión de hacernos respetar de los pequeños y de los grandes, de los que pretendan abusar de su debilidad y de los que pretendan abusar de su fuerza.
Además, puntualizó: “La dignidad dominicana ha sido ultrajada en Haití de manera indignante. Y no estamos dispuestos a tolerar esa situación y no la toleraremos por ningún motivo”.
El canciller haitiano, René Chalmers, contestó señalando que no hubo “ninguna violación a la embajada dominicana o a la residencia por miembros de la fuerza pública haitiana”.
“El gobierno haitiano aprovecha la oportunidad para señalar a vuestra excelencia las numerosas violaciones en materia de asilo en que ha incurrido la embajada dominicana en Puerto Príncipe. Fue el exprimer teniente Francois Benoit, quien habiendo recibido asilo en la embajada dominicana en fecha 25 de abril en curso, ha podido dejar dicha embajada y participar el viernes 26 en el atentado perpetrado contra la vida de los hijos de su excelencia el señor presidente de la República (Francois Duvalier) y fueron los miembros de la misión dominicana quienes transportaron en sus propios vehículos a los criminales de derecho común”, añadió.
Chalmers anunció que debido al mensaje tan conminatorio del gobierno dominicano y a sus provocaciones repetidas, Haití tomaba la decisión de romper las relaciones diplomáticas y consulares con el país vecino.
Antes del atentado contra los hijos de Duvalier, en la embajada dominicana se habían refugiado 35 antiduvalieristas y familiares, que pidieron asilo político.
En cuanto a los refugiados, la revista ¡Ahora! los describió como ciudadanos “haitianos amantes de la paz que fueron perseguidos por el sanguinario dictador y tuvieron la suerte de alcanzar el pórtico de la embajada dominicana, tras una escapada dramática de las garras de los terribles ton ton macoutes”.
La prensa siguió atentamente el diferendo en el que medió la Organización de Estados Americanos (OEA), que designó una comisión para investigar la situación e impedir que Haití y República Dominicana se enfrentaran con el terreno de las armas.
El 3 de mayo de 1963 el periódico El Caribe publicó que el presidente Bosch había expresado que su gobierno pediría a la OEA que todas las naciones americanas rompieran relaciones diplomáticas con Haití.
También el mandatario manifestó que si esto no se conseguía la República Dominicana invadiría Haití y terminaría con el régimen del “hombre fuerte”, François Duvalier.
En una rueda de prensa con los corresponsales extranjeros, Bosch expresó que Duvalier era “una amenaza para la paz del continente”. “Duvalier es un hombre mentalmente enfermo”, enfatizó.
Bosch dijo que la democracia dominicana y la dictadura haitiana “no podían existir lado a lado”. “Duvalier es un loco. Es peligro perpetuo para nosotros. En el caos que él ha creado, un comunista astuto, podría apoderarse de la nación”, agregó.
Aprestos de guerra y la reacción de EE. UU.
Dada la gravedad del desacuerdo y sus posibles consecuencias, fuerzas de la Infantería de la Marina de los Estados Unidos fueron alertadas ante la posibilidad de que tuvieran que desembarcar en Haití. La orden fue impartida luego de que el embajador de Estados Unidos en Haití, Raymond L. Thurston, prometiera protección a otras representaciones extranjeras en caso de que fueran atacadas.
A la crisis se le agregaron otros incidentes que afectaron las relaciones de Haití con los Estados Unidos.
El 6 de mayo el diario El Caribe daba cuenta de que grandes contingentes de tropas y unidades mecanizadas del Ejército y de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) llegaron en las primeras horas a la Fortaleza El Rodeo de Jimaní.
Se incluyeron tanques, carros de asalto, artillería pesada, abastecimientos y unidades de transporte. Además, un avión P-51, de la FAD, hizo vuelos de reconocimiento sobre la franja fronteriza el 5 de mayo de 1963, y un helicóptero también sobrevoló la zona.
El cinco de mayo millares de efectivos de las Fuerzas Armadas se concentraron a lo largo de la línea divisoria entre Haití y República Dominicana, a la espera de que el presidente Bosch ordenara la invasión al país vecino.
También unidades navales se unieron a buques de guerra enviados por los Estados Unidos, los cuales patrullaban el mar a la altura de Haití.
Unos cuatro mil soldados dominicanos estuvieron acantonados durante varios días a solo dos kilómetros de la línea divisoria entre los dos países. Sin embargo, Bosch se mantuvo a la espera de los resultados de la mediación que hicieron organismos internacionales.
La República Dominicana poseía una ventaja militar sobre Haití. Tenía unos 25,000 hombres en el Ejército, la Marina, y la Aviación, 40 buques, unos cuantos aviones de reacción y otros de hélice, bombarderos y aparatos de transporte.
La Fuerza Aérea de Haití contaba con un par de aviones de combate Mustang, de la Segunda Guerra Mundial, algunos aviones de transporte y un puñado de unidades patrulleras de la Marina de Guerra. Además, tenía cinco mil hombres y más de 10,000 fanáticos de Duvalier.
La OEA apeló a Bosch y a Duvalier para que permitieran la solución pacífica del conflicto entre ambos países. La petición fue formulada por el presidente del consejo de la OEA, Gonzalo Facio, en sendos telegramas dirigidos a los mandatarios. Entonces, Facio recordó a Bosch y a Duvalier que las cartas de la OEA y de las Naciones Unidas exigían de sus países miembros que se apoyaran en los instrumentos provistos por sus sistemas regionales para resolver las disputas. El 8 de mayo, el consejo de seguridad de la ONU debatió el caso y Haití acusó a la República Dominicana de tratar de destruir a la “única República negra en América del Norte”. El embajador dominicano Guaroa Velázquez acusó al gobierno de Duvalier de mentir.