La Furgovilla de Daniel Pons
Un experimento que arriba con éxito a los 16 años
Este singular estructura hecha con contenedores de carga reciclados, más de tres lustres después de haber sido construido, sigue siendo una vivienda excepcional que ofrece grandes satisfacciones a su propietario, como usuario y como profesional.
La idea de construir su propio hogar en contenedores de carga desechados fue para muchos una locura, pero después de 16 años de haber emprendido aquella aventura, que ha sido premiada, elogiada y reconocida por sus colegas, el arquitecto Daniel Pons ha probado que sí se puede, y que con unos cuantos furgones, algunos materiales más y mucho ingenio es posible vivir en un hogar único, confortable, amigable con el medio ambiente, y definitivamente hecho a la medida de quien lo habita.
El proyecto de la Furgovilla o Casa de los Furgones, como la ha llamado su creador, fue reconocida con mención de honor en la Bienal de Arquitectura 1996, el mismo año en que se empezó a construirse en el sector de Arroyo Hondo III, en Santo Domingo.
El arquitecto Pons, quien hizo de proyectista y cliente al mismo tiempo, dice que la construcción duró más o menos un año, y no porque presentara dificultades, "todo lo contrario, con furgones se trabaja bastante rápido, casi en tiempo record, pero en ese momento no contaba con el efectivo suficiente y debía esperar a conseguir dinero para continuar".
Explica que se había casado y necesitaba una vivienda, y aunque tenía un solar de 700 metros cuadrados no contaba con el dinero suficiente para hacer una casa convencional y se resistía a vivir en un apartamento, por lo que recurrió a su creatividad y conocimientos arquitectónicos, y dio forma a un proyecto que comenzó a concretarse cuando un amigo, a quien le había diseñado una casa, le regaló cuatro contadores marítimos de carga, de 12 metros de largo cada uno.
El resultado fue una casa excepcional que satisfizo las expectativas de su dueño como usuario y como profesional, con algo más de 300 metros cuadrados en su primera etapa, y luego más de 500 metros cuadrados cuando en el 2003 desarrolló una segunda etapa debido a la necesidad de espacio que generó la llegada de los hijos.
El arquitecto Pons señala que la vivienda hace uso de un doble código manejado en estas dos etapas de desarrollo: la primera está cimentada en los cuatro contenedores de cuarenta pies que contienen las habitaciones, comedor, cocina y áreas de servicio, donde predomina el estilo tropical y vernáculo en cuanto al uso de materiales (zinc, cana, cemento pulido y piedra), y colores y el manejo de la vegetación.
Por otro lado, el segundo nivel de la vivienda, que es la parte adicionada a la estructura original, es una especie de lof de tendencia vanguardista, donde predominan la monocromía y pureza volumétrica en espacios como la biblioteca, el estar, el estudio y el salón de proyecciones.
El arquitecto Pons dice que la casa original es cerrada, no tiene ventanas y las personas cuando están dentro no se dan cuenta de que no hay comunicación con el exterior, porque está abierta hacia un patio interior por donde entra la ventilación y donde incluso llueve. Arriba es todo lo contrario, el espacio es abierto al exterior, muy luminoso y con techos muy altos.
En el primer nivel, los espacios están determinados por la disposición de los contenedores , que están ubicados de dos en dos a cada lado de un espacio central de seis metros de ancho, alrededor del cual funciona la casa.
"En ese espacio vital, que es el corazón de la vivienda, está la sala techada con cana y el patio abierto. A un lado, en uno de los furgones, están las habitaciones, y del otro, la cocina, el comedor y el área de servicio".
LA CASA FUNCIONA
Pons, quien está convencido de que el éxito profesional logrado tiene mucho que ver con la construcción de la Furgovilla, con la cual pudo exteriorizar su capacidad creativa e innovadora, dice que la casa ha demostrado que funciona, ya que ha superado muchas pruebas, y la más reciente tiene que ver con la visita de un grupo de estudiantes de postgrado en Clima, de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, quienes midieron la temperatura y verificaron los cruces de brisas a la 1:00 de la tarde y concluyeron que tanto brisas como temperatura son excelentes fuera y dentro de la casa.
El arquitecto señala que pese a que los furgones son de metal, un material que se calienta con facilidad bajo el sol, logró el fresco apropiado en la casa con la utilización de algunos recursos arquitectónicos.
Una de las medidas fue que no permitió que el sol le diera de lleno a la estructura. Asimismo, creó sombras en los lugares adecuados con la utilización de un muro más alto que el furgón, por un lado, y con el uso de vegetación de altura, y hasta con la misma cana que cubre el techo.
La utilización de cana permite que el aire entre por el techo y refresque la casa completa y luego salga por el patio interior. Cuidar la insolación y mantener el flujo de aire es clave para el arquitecto Pons.
Por otro lado, el techo de los furgones se cubrió con un material que en esos momento era una innovación, y consistía en un vaciado de hormigón mezclado con foam y un aislante líquido. Opina que hoy sería más fácil aislarlo, porque ahora el mercado ofrece materiales similares para dar solución a este tipo de problemas.
Además, las paredes del furgón fueron cubiertas con una pintura térmica que aísla el calor, que es la versión comercial de la que utiliza la NAZA en los Estados Unidos para recubrir los transbordadores espaciales, y evitar que se incendien al hacer contacto con la atmósfera.
LOS FURGONES Y SUS VENTAJAS
Para el arquitecto Pons, construir con furgones es todo ventaja, desde el mantenimiento que es mucho más fácil que en una casa con muros de hormigón, hasta la resistencia, que a su juicio es muy buena porque están hechos para estar apilados con grandes cargas "y con todo y eso tienen un promedio de vida de unos 40 años, y generalmente en el mar, con todo lo que implican el salitre y las adversidades del clima".
También señala que son muy seguros cuando se trata de crear estructuras antisísmicas, que son económicos, fácil de transportar y que ofrecen la posibilidad de reciclar artículos en desuso, contribuyendo así con el medio ambiente, a lo que se le agrega que no hay que cavar el suelo, porque no necesitan zapata, y se utilizan mucho menos materiales que en una construcción convencional, por lo que también generan menos residuos.
¿PORQUE NO HAY MÁS CASAS FURGONES?
La magia de este tipo de construcción, señala Pons, no está en los furgones sino en cómo se usen, y para que una casa sea interesante no necesariamente hay que hacerla con este tipo de material, aunque reconoce que es uno de los recursos más económicos que se pueden utilizar, además de que ofrece muchas posibilidades creativas.
Dice que una de las razones por las que no se construye más en contenedores es porque las personas piensan mucho en el valor que tendrá su propiedad con el paso del tiempo, y creen que si no es una casa convencional no incrementará su plusvalía.
Cree firmemente que para combatir el déficit habitacional en el país una solución interesante, económica y rápida es levantar proyectos con contendores, los que a su juicio deben ser asumidos por el Estado.
"Las autoridades que tienen que ver con el tema de la vivienda deben convocar a los arquitectos del país para que hagan propuestas en este sentido y hacer un proyecto piloto que les permita valorar su factibilidad", asegura.
Las casas con furgones, dice, por lo general se arman fácil y rápidamente. Sólo necesitan un mínimo de materiales y resultan sumamente económicas. Pons se va más lejos cuando señala que el Estado podría pedir a países industrializados amigos que donen furgones en desuso para hacer estos proyectos para personas de escasos recursos.
De ahí pueden surgir proyectos rápidos, baratos y estéticamente interesantes, y no necesariamente tienen que ser estrechos, porque los contenedores se pueden abrir, unir y agregar otros espacios.
Dice que quienes subestiman los furgones como elementos adecuados para crear una vivienda digna no saben lo que es capaz de hacer un arquitecto, e incluso señala que "no tienen que ser casas súper económicas, también podrían hacerse proyectos para clase media, porque yo estoy seguro que cuando las vean terminadas son muchas las personas que querrán adquirir una".
¿En qué trabaja actualmente?
Desde su oficina, Pons Arquitectos trabaja actualmente en diversos proyectos de casas y edificios de apartamentos, así como en la imagen corporativa de algunas empresas.
Pero lo que más entusiasma al arquitecto Daniel Pons en estos momentos es el proyecto de ampliación de parqueos y creación de paisajismo que realiza en la entrada de la Zona Franca de San Isidro, el cual estará listo este año.
Para este proyecto ha utilizado materiales reciclados, dispuestos de tal forma que cuentan historias mágicas y hacen referencia a la naturaleza.
El espacio incluye espejos de agua, jardineras, iluminación (bosques de luz), garita de seguridad, señalética, parada de autobuses, elementos escénicos y un estanque con "barcos de papel".