Nueva Orleans se prepara para primer huracán de la temporada
Barry podría llegar a tierra con vientos de unos 120 kph (75 mph)
Miles de residentes de Luisiana comenzaron a colocar costales de arena o evacuaron el jueves hacia zonas más altas mientras la tormenta tropical Barry amenazaba con convertirse en el primer huracán de la temporada y llegar a tierra con aguaceros torrenciales que pondrán a prueba las reforzadas defensas contra inundaciones colocadas en Nueva Orleans tras el azote de Katrina.
Elementos de la Guardia Nacional y cuadrillas de rescate en vehículos anfibios se desplegaron en todo el estado mientras Luisiana se prepara para el arribo de la tormenta la noche del viernes o en las primeras horas del sábado.
Barry podría llegar a tierra con vientos de unos 120 kph (75 mph), apenas por encima del umbral de los 119 kph (74 millas) para clasificarse como un huracán de Categoría 1, señalaron los meteorólogos.
Pero se prevé que traiga consigo más de 50 centímetros (pie y medio) de lluvias y aguaceros potencialmente catastróficos durante horas, conforme la tormenta avance tierra adentro por la zona metropolitana en la que habitan casi 1,3 millones de personas.
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, quien a principios de semana declaró una emergencia mientras la tormenta se formaba en el Golfo de México, advirtió que el meteoro podría formar una peligrosa combinación debido a que el río Mississippi ya registra altos niveles debido a las lluvias al derretimiento de nieve.
“Hay tres formas en las que Luisiana se puede inundar: inundaciones costeras, desborde de ríos y lluvia”, dijo Edwards. “Vamos a pasar las tres”.
Dijo que las autoridades no prevén que el río Mississippi supere sus diques —algo que nunca ha sucedido en la historia moderna de Nueva Orleans—, pero advirtió que un cambio en la dirección o intensidad de la tormenta podría alterar los pronósticos.
Hacia la noche del jueves, Barry se ubicaba 145 kilómetros (90 millas) al sur de la desembocadura del Mississippi, con vientos de unos 72 kph (45 millas). Se emitieron avisos de huracán para un tramo de 160 kilómetros (100 millas) de la costa de Luisiana justo debajo de Baton Rouge y Nueva Orleans.
Al sureste de Nueva Orleans, las autoridades entregaron costales de arenas y los habitantes colocaron a sus mascotas en sus vehículos y comenzaron a despejar el área. El distrito de Plaquemines, en el extremo sureste de Nueva Orleans, ordenó la evacuación obligatoria de unas 10.000 personas y hacia media tarde la zona estaba prácticamente vacía.
El juez de paz David McGaha, su madre, su esposa, su hijo de 15 años y su hija de 11 años, esperaron un ferry para poder evacuar hacia la casa de su madre en Alabama.
“Si el río no estuviera tan alto, probablemente nos hubiéramos quedado. Uno debe preocuparse por la cantidad de agua que habrá contra esos diques”, señaló. “Le hicieron muchas mejorar al dique, pero no han terminado todos los proyectos.
Clarence Brocks, de 65 años, es originario de Plaquemines y jefe de los bomberos voluntarios. Perdió su casa durante el azote del huracán Katrina hace 14 años y tuvo que empezar de cero. Ahora, se encuentra empacando una vez más.
“Estamos en medio de dos importantes cuerpos de agua y lo único que nos protege son dos diques de 5,4 metros (18 pies), y uno de ellos ya falló en Katrina”, declaró.
El Centro Nacional de Huracanes dijo que podrían registrarse hasta 50 centímetros (20 pulgadas) de agua en partes del este de Luisiana, incluyendo la capital Baton Rouge, y toda la región podría recibir hasta 25 centímetros (10 pulgadas) de agua. En el área de Nueva Orleans, las precipitaciones podrían alcanzar entre 25 y 38 centímetros (10 a 15 pulgadas) hasta el sábado, señalaron los meteorólogos.