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La pegada de Joshua contra el bailoteo enloquecedor de Usyk

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La pegada de Joshua contra el bailoteo enloquecedor de Usyk
Oleksander Usyk castiga a Chazz Witherspoon el 12 de otubre del 2019 en Chicago, en una de las dos peleas que el campeón indiscutido del peso crucero hizo como pesado. (AP Photo/Kamil Krzaczynski, File) (DER)

Anthony Joshua nunca enfrentó a un rival como Oleksandr Usyk. El ucraniano es un boxeador poco ortodoxo, con un excelente juego de piernas que hace que resulte muy difícil pegarle, y que además es divertido.

“No me interesa si no soy favorito. Estoy totalmente concentrado en la pelea. Me he entrenado bien”, afirmó Usyk. “Voy a hacer lo que me gusta. Eso es todo”.

Jocoso tanto dentro como fuera del ring, Usyk es un zurdo que sabe mucho de táctica y tiene energía para regalar. Los rivales más grandes que él no lo amedrentan y festeja sus victorias con un baile arriba del cuadrilátero desde que era amateur.

Nació el mismo día que otro peso pesado que podía moverse como una mariposa, Muhammad Alí, y ganó una medalla olímpica de oro en el 2012, igual que Joshua, pero en una clase más baja. Se hizo profesional al año siguiente y arrasó con la división de los cruceros.

Hacia el 2018, había unificado los cetros cruceros, como hiciera Evander Holyfield 30 años antes, y no tenía rivales en el horizonte. Subir a la categoría pesada le dio nuevos desafíos y la posibilidad de hacer peleas más lucrativas.

Todavía hay dudas acerca de su valor como peso pesado. Hizo solo dos peleas en esa división, contra rivales de poco riesgo, los veteranos Chazz Witherspoon y Derek Chisora. Mantiene su estilo básico: Nunca para de moverse, controla la pelea con su jab y desgasta al rival.

Excelentes reflejos y un gran juego de piernas, que emplea desde sus días como amateur, le permiten dominar a sus rivales sin noquearlos, ganando por puntos incluso en sitios hostiles. Como crucero, venció a un campeón mundial polaco en Polonia, a un campeón letón en Letonia y a uno ruso en Moscú.

La última de esas pelas fue particularmente notable ya que Usyk es de Crimea y optó por quedarse en su tierra después de que Rusia anexó la península. En el 2015 Usyk comentó a la Associated Press la pena que le daba haberse separado de sus hijos mientras se entrenaba en el oeste de Ucrania.

Usyk no se metió en política y habló con sus puños cuando superó al ruso Murat Gassiev y unificó el cetro crucero en el 2018. “Si no estudiaste en la escuela, no puedes hacer nada en la universidad”, declaró, aludiendo al hecho de que Gassiev no había peleado como amateur. Usyk le dio una lección a su rival ruso, bailoteando los 12 rounds para apuntarse un fallo unánime y silenciar al público moscovita.

Lo que no está claro es si tiene pegada como para complicar a Joshua y sumarse a Holyfield y David Haye como los únicos cruceros que también reinaron como pesos pesados. Usyk ganó sus 18 peleas, 13 de ellas por nocáut. La mayoría de sus rivales se desinflaron ante su movimiento constante.

Usyk no tiene la potencia del último hombre que le ganó a Joshua, Andy Ruiz Jr., en el 2019, y sabe que Joshua ha estado adelgazando un poco para ganar velocidad.

La pelea por el título llegó antes de lo esperado. Es el rival obligado de Joshua en la OMB tras frustrarse el combate de este último con Tyson Fury por una cuestión legal.

Para Joshua, esta es una pelea de tantas, a la espera de otra duelo grande con Fury el año que viene. Para Usyk, en cambio, es la oportunidad de su vida.

Fuera del ring, Usyk es un devoto de su familia y de su religión. Con frecuencia lleva el nombre de sus hijos y de su fe cristiana ortodoxa en sus pantalones cuando pelea. Es irreverente e imprevisible con la prensa y hace caras durante sus conferencias de prensa. Como amateur, celebraba sus victorias con bailes típicos y aún hoy filma videos bailando en el gimnasio.

Antes de su pelea del 2018 con el británico Tony Bellew en Manchester, al plantarse cara a cara con su rival para las fotos, Usyk miró fijamente a su contrincante tanto tiempo que el salón terminó riéndose.

Una de las entrevistas que dio Bellew fue interrumpida cuando Usyk lo hizo reír asomándose y saludando desde detrás de una barrera. Bellew cuestionó la pegada de Usyk y terminó besando la lona antes de que el árbitro detuviese el combate.

Es sabido que Joshua también puede ser divertido. Pero solo uno de ellos estará riéndose después del combate del sábado en el Tottenham Hotspur Stadium.

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