Crean en Brasil tour de la corrupción por los lugares más ilustres de la operación “Lava Jato”
SAO PAULO. Una cárcel, un Miró embargado o los tribunales del juez Sergio Moro son algunos de los puntos incluidos en un tour por la ciudad brasileña de Curitiba que muestra los lugares más ilustres de la “Lava Jato”, operación que investiga desde hace tres años el mayor caso de corrupción de la historia del país.
Con una duración de cerca de cuatro horas, el paseo explica con un guía instruido para la ocasión el gigantesco entramado para entender cómo se produjeron los millonarios desvíos desde la petrolera estatal Petrobras y por los que ya han sido encarcelados decenas de directivos y algunos políticos.
“La idea surgió a partir de la demanda de los propios turistas que atendemos. Querían conocer un poco donde trabajaba el juez Sergio Moro y conocer el caso”, comenta a Efe Bibiana Antoniacomi, propietaria y directora de la operadora turística Special Paraná.
El juez Moro se ha convertido en el símbolo de la lucha anticorrupción en Brasil desde que en 2014 asumiera la instrucción del caso Petrobras en la 13º Corte Penal Federal de Curitiba, capital del estado de Paraná, al sur del país.
Sus detractores le acusan de sobrepasar los límites de la ley aplicando el principio “el fin justifica los medios”, mientras que sus partidarios aplauden su implacabilidad con nombres tan relevantes como el del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien acumula ya cinco procesos abiertos con la Justicia.
El recorrido pasa por la Universidad Federal de Paraná, donde Moro da clases desde 2007, así como por la sede del Tribunal Federal donde trabaja, una corte especializada en crímenes financieros y lavado de activos.
“Hay mucho interés en el trabajo del juez Moro, es la figura más conocida y durante el paseo explicamos el papel que tiene cada uno de los órganos” implicados en el proceso, explica Antoniacomi sobre este tour que en mayo cumple su primer aniversario de existencia.
Tampoco se deja de lado la Procuraduría General de la República (Fiscalía), sede de trabajo de los funcionarios que trabajan en la “Lava Jato”, o la comisaría de la Policía Federal, donde se inician las investigaciones y se encarcelan de manera preventiva a los acusados.
El plato fuerte viene con la visita externa por el complejo Médico-Penal, cárcel donde están presos los investigados y los ya juzgados por su implicación en la trama corrupta, en la que también participaron las principales constructoras brasileñas.
Dentro de sus instalaciones están, entre otros, el exjefe de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, el exdirector del Área Internacional de Petrobras Jorge Zelada, o el extesorero del Partido de los Trabajadores (PT) Joao Vaccari Neto.
“Los corruptos poco a poco están dejando de ser intocables”, opina Antoniacomi.
La guinda es una parada opcional en el Museo Oscar Niemeyer, “donde hay una exposición con obras de arte que fueron confiscadas durante la operación”, sostiene la empresaria.
La muestra exhibe 26 de las 600 obras que han sido recuperadas a lo largo de estos tres años por la “Lava Jato”, entre las que destaca un cuadro del pintor español Joan Miró u otro del brasileño Vik Muniz.
Ante las constantes novedades que incluye el caso prácticamente a diario, la compañía tiene previsto adaptar el tour “en la medida en que el proceso vaya cambiando” y según “las necesidades de los clientes” porque, según Antoniacomi, “todavía quedan muchas piezas pendientes” por depurar en este laberinto corrupto.
Preguntada sobre la idoneidad de ofrecer este tipo de paseos en la oferta turística de Brasil ante el riesgo de proyectar una imagen negativa del país, la directora de la operadora manifestó que la intención es completamente la contraria.
“Es una oportunidad que tiene Brasil de dejar las cosas claras.
No veo como puede ser polémico, veo un tour que trae esperanza en el cual la gente observa que las instituciones funcionan y trabajan con independencia de quién esté en el Gobierno”, añade.
Efe intentó ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Curitiba para buscar su opinión al respecto pero rechazaron el ofrecimiento.
El costo del tour depende de las personas que participen ese día, aunque si sólo son dos los interesados en conocer los entresijos del mayor caso de corrupción de la historia de Brasil el precio es de 195 reales (unos 60 dólares).
En el variopinto escenario brasileño hasta la corrupción puede convertirse en una oportunidad para ganar dinero.
Por: EFE/ Carlos Meneses Sánchez