¿El "Bachata Country"?
La República Dominicana tiene pendiente el reto de encontrar su "marca país" , aquel rasgo, icono o leyenda que nos haga reconocible en cualquier latitud del mundo, como el tango en Argentina o el vodka en Rusia.
Dicen los expertos que la mejor promoción de un producto es aquella que lo diferencia de los demás. Por eso es lamentable que para nuestro destino turístico la identificación de un rasgo único e irrepetible no resulte evidente tras una rápida ojeada a las alternativas. Pero recientes acontecimientos del mundo musical nos convocan ahora a ponderar la posibilidad de que tal singularidad sea, aunque parezca osado sugerirlo, la contagiosa bachata.
En efecto, el país tiene pendiente el reto de encontrar su "marca país", aquel rasgo, icono o leyenda que nos haga reconocible en cualquier latitud del mundo --como el tango a Argentina o el vodka a Rusia. Aunque se han hecho estudios sobre el tema, no ha habido una cruzada nacional para discutir las opciones y definir las preferencias (algo como lo que se hizo para preparar la nueva Constitución o la END). La tarea urge porque nuestra promoción turística debe estar fuertemente influenciada por la "marca país".
En el contexto del mercado turístico, eso debe ser "algo que hechice al imaginario del extranjero y haga que este quiera conocerlo". Una entrega anterior argumento que ni el merengue, ni la pelota ni el hecho de haber sido la "Cuna del Nuevo Mundo" califican para ello. Al merengue lo descalifican los reclamos de paternidad de otras naciones cercanas, la pelota se juega en muchos países y lo del "Nuevo Mundo" es muy controversial.
Procede entonces evaluar la opción de la melosa bachata. Esto así porque ese "producto" deleita a los visitantes extranjeros de nuestros resorts. Más aun, su difusión esta rompiendo barreras, tanto a nivel nacional como internacional, y sus logros en ese sentido sobrepasan los del merengue. Si no hay otro país que reclame la paternidad de la bachata, el nuestro podría adoptarla como su rasgo más diferenciador para fines turísticos.
Ayuda citar a Wikipedia sobre el tema: "Etimológicamente, la palabra bachata es de origen africano y designa la juerga, el jolgorio y la parranda." "La bachata es un ritmo bailable originario de República Dominicana, dentro de lo que se denomina folclore urbano. Se considera un híbrido del bolero (sobre todo, el bolero rítmico) con otras influencias musicales de origen africano y con otros estilos como el son, el merengue y el chachachá. Durante los años 60 y principios de los 70, era desdeñada como música de las clases pobres y era conocida como "música de amargue", haciendo alusión al estado de melancolía provocado por el desamor. Su difusión por esos años, estuvo limitada a algunas escasas emisoras ya que era considerada una música vulgar. El interés masivo por el ritmo surgió a partir de los años 80, con la expansión de los medios de comunicación."
Es el creciente interés internacional en la bachata lo que mueve a querer explotarla turísticamente. No es solo que los más destacados de los artistas bachateros nuestros estén siendo reclamados en escenarios europeos e hispanos. Es más bien que la "pegada" del género musical esta contagiando a figuras artísticas de talla internacional como nunca lo ha logrado el merengue. La evidencia mas palpable son los duetos de bachateros nuestros con algunas rutilantes estrellas: 1) Héctor Acosta (El Torito) y Alejandro Fernández, 2) Prince Royce y Mana, 3) David Bisbal y Elvis Martínez, 4) Chayanne y Luis Miguel del Amargue, 5) Romeo y Usher.
Estos duetos y su trascendencia internacional no se dan con el merengue. Si bien nuestros merengueros han triunfado en los escenarios hispanos del continente, en Europa nunca han calado. (Juan Luis Guerra ha triunfado en España, pero su producción abarca varios géneros musicales.) Fue "Aventura", un grupo de bachata, el primero en lograr una penetración importante del mercado europeo con música nuestra. Al menos quien escribe nunca ha sabido que Los Rosario, Omega, Johnny Ventura o Milly Quezada hayan cosechado similares triunfos.
Es muy significativo que la bachata haya penetrado el ceremonial de los premios Grammy de los Estados Unidos. En la edición de este año se presento un dueto de Romeo y Usher que no tiene precedentes en cuanto a la oportunidad que sugiere. Usher es una superestrella que apela al segmento joven de la población estadounidense y que concita enormes simpatías por su cercanía al genio y figura de Michael Jackson. Juan Luis Guerra y José Antonio Molina podrían contribuir para que Usher haga un CD de bachatas cantadas en ingles (con o sin Romeo).
En este asunto se perfila un claro rol para los ministerios de Turismo y de Cultura. A guisa de ensayo, el primero podría organizar y patrocinar un gran Festival de la Bachata a fin de calibrar su aceptación como genero nacional. Si se invita a figuras artísticas internacionales y estas vienen se estaría confirmando el apelativo del género. Vale la pena gastar recursos en determinar si puede haber una proyección internacional masiva. El siguiente paso es decidir como insertar esa música en los mensajes promocionales dirigidos a ese mercado.
El Ministerio de Cultura tendría, por su lado, el relevante rol de destronar el mito de la vulgaridad de la bachata. Si todavía quedan pruritos de elites trasnochadas que se opongan a que la bachata sea un símbolo nacional, es deber de las autoridades culturales promover la democracia musical y la equidad social de las manifestaciones artísticas. Ningún mortal sensato puede pensar que los sublimes mensajes de amor de la bachata no tienen la misma dignidad que los efluvios de una opera cantada en Viena. Escúchese el poema "Flor Prohibida" de El Varón de la Bachata para comprobarlo (http://www.youtube.com/watch?v=7Zgdqa1TMiQ).
Procede entonces evaluar la opción de la melosa bachata, porque ese "producto" deleita a los turistas.
Dicen los expertos que la mejor promoción de un producto es aquella que lo diferencia de los demás. Por eso es lamentable que para nuestro destino turístico la identificación de un rasgo único e irrepetible no resulte evidente tras una rápida ojeada a las alternativas. Pero recientes acontecimientos del mundo musical nos convocan ahora a ponderar la posibilidad de que tal singularidad sea, aunque parezca osado sugerirlo, la contagiosa bachata.
En efecto, el país tiene pendiente el reto de encontrar su "marca país", aquel rasgo, icono o leyenda que nos haga reconocible en cualquier latitud del mundo --como el tango a Argentina o el vodka a Rusia. Aunque se han hecho estudios sobre el tema, no ha habido una cruzada nacional para discutir las opciones y definir las preferencias (algo como lo que se hizo para preparar la nueva Constitución o la END). La tarea urge porque nuestra promoción turística debe estar fuertemente influenciada por la "marca país".
En el contexto del mercado turístico, eso debe ser "algo que hechice al imaginario del extranjero y haga que este quiera conocerlo". Una entrega anterior argumento que ni el merengue, ni la pelota ni el hecho de haber sido la "Cuna del Nuevo Mundo" califican para ello. Al merengue lo descalifican los reclamos de paternidad de otras naciones cercanas, la pelota se juega en muchos países y lo del "Nuevo Mundo" es muy controversial.
Procede entonces evaluar la opción de la melosa bachata. Esto así porque ese "producto" deleita a los visitantes extranjeros de nuestros resorts. Más aun, su difusión esta rompiendo barreras, tanto a nivel nacional como internacional, y sus logros en ese sentido sobrepasan los del merengue. Si no hay otro país que reclame la paternidad de la bachata, el nuestro podría adoptarla como su rasgo más diferenciador para fines turísticos.
Ayuda citar a Wikipedia sobre el tema: "Etimológicamente, la palabra bachata es de origen africano y designa la juerga, el jolgorio y la parranda." "La bachata es un ritmo bailable originario de República Dominicana, dentro de lo que se denomina folclore urbano. Se considera un híbrido del bolero (sobre todo, el bolero rítmico) con otras influencias musicales de origen africano y con otros estilos como el son, el merengue y el chachachá. Durante los años 60 y principios de los 70, era desdeñada como música de las clases pobres y era conocida como "música de amargue", haciendo alusión al estado de melancolía provocado por el desamor. Su difusión por esos años, estuvo limitada a algunas escasas emisoras ya que era considerada una música vulgar. El interés masivo por el ritmo surgió a partir de los años 80, con la expansión de los medios de comunicación."
Es el creciente interés internacional en la bachata lo que mueve a querer explotarla turísticamente. No es solo que los más destacados de los artistas bachateros nuestros estén siendo reclamados en escenarios europeos e hispanos. Es más bien que la "pegada" del género musical esta contagiando a figuras artísticas de talla internacional como nunca lo ha logrado el merengue. La evidencia mas palpable son los duetos de bachateros nuestros con algunas rutilantes estrellas: 1) Héctor Acosta (El Torito) y Alejandro Fernández, 2) Prince Royce y Mana, 3) David Bisbal y Elvis Martínez, 4) Chayanne y Luis Miguel del Amargue, 5) Romeo y Usher.
Estos duetos y su trascendencia internacional no se dan con el merengue. Si bien nuestros merengueros han triunfado en los escenarios hispanos del continente, en Europa nunca han calado. (Juan Luis Guerra ha triunfado en España, pero su producción abarca varios géneros musicales.) Fue "Aventura", un grupo de bachata, el primero en lograr una penetración importante del mercado europeo con música nuestra. Al menos quien escribe nunca ha sabido que Los Rosario, Omega, Johnny Ventura o Milly Quezada hayan cosechado similares triunfos.
Es muy significativo que la bachata haya penetrado el ceremonial de los premios Grammy de los Estados Unidos. En la edición de este año se presento un dueto de Romeo y Usher que no tiene precedentes en cuanto a la oportunidad que sugiere. Usher es una superestrella que apela al segmento joven de la población estadounidense y que concita enormes simpatías por su cercanía al genio y figura de Michael Jackson. Juan Luis Guerra y José Antonio Molina podrían contribuir para que Usher haga un CD de bachatas cantadas en ingles (con o sin Romeo).
En este asunto se perfila un claro rol para los ministerios de Turismo y de Cultura. A guisa de ensayo, el primero podría organizar y patrocinar un gran Festival de la Bachata a fin de calibrar su aceptación como genero nacional. Si se invita a figuras artísticas internacionales y estas vienen se estaría confirmando el apelativo del género. Vale la pena gastar recursos en determinar si puede haber una proyección internacional masiva. El siguiente paso es decidir como insertar esa música en los mensajes promocionales dirigidos a ese mercado.
El Ministerio de Cultura tendría, por su lado, el relevante rol de destronar el mito de la vulgaridad de la bachata. Si todavía quedan pruritos de elites trasnochadas que se opongan a que la bachata sea un símbolo nacional, es deber de las autoridades culturales promover la democracia musical y la equidad social de las manifestaciones artísticas. Ningún mortal sensato puede pensar que los sublimes mensajes de amor de la bachata no tienen la misma dignidad que los efluvios de una opera cantada en Viena. Escúchese el poema "Flor Prohibida" de El Varón de la Bachata para comprobarlo (http://www.youtube.com/watch?v=7Zgdqa1TMiQ).
Procede entonces evaluar la opción de la melosa bachata, porque ese "producto" deleita a los turistas.