Por cierto… ¿qué opinan los maestros?
Un estudio recoge la opinión de más de 8,000 docentes del sector público sobre la realidad de la educación
¿Cuál es la opinión de los maestros sobre el sistema público de educación? ¿Qué les preocupa y qué soluciones proponen? Un estudio realizado por Berenice Pacheco-Salazar, PHD. y Joan Novoa, MA. para IDEC, la Iniciativa Dominicana por una Educación de Calidad, recoge informaciones claves para entender el sector desde su experiencia cotidiana. Los maestros -sin el filtro de la ADP- hablan abiertamente de sus problemas. (Alerta, spoiler: el sueldo no es uno de ellos.)
¿Cómo lograr la educación de calidad? La voz de los centros educativos de República Dominicana es el título de este trabajo auspiciado por INICIA, Flacso, Ideice y con fondos de USAID. El sector público y el privado, instituciones locales y fondos internacionales para lograr una información esencial que posibilite redirigir el rumbo de la educación dominicana.
La encuesta recoge las respuestas de más de 8,000 docentes, directores, inspectores que demostraron gran receptividad al trabajo, lo que a juicio de los autores denota el deseo y la necesidad de ser escuchados. La participación superó las expectativas y cientos de profesores pidieron participar, aunque no estuvieran en principio convocados. Hablamos con Berenice Pacheco-Salazar, una de las coautoras del estudio.
—Llama la atención es que el estudio recoge que los profesores son muy conscientes de los problemas, pero que son parcos a la hora de proponer soluciones.
Es uno de los hallazgos principales del estudio. Incluso eso implicó que cambiáramos la metodología que originalmente preveía una fase cualitativa y una fase cuantitativa.
Sin embargo, cuando hicimos los primeros grupos focales, los docentes y directivos eran incapaces de nombrar soluciones, solo identificaban asuntos que dependían exclusivamente del Ministerio de Educación. Literalmente, sólo nos decían cosas como “construir más escuelas”, “que los libros lleguen a tiempo” o “nombrar más maestros”.
—¿Eso revela que no piensan en soluciones o que piensan que los problemas no tienen solución?
Realmente eso nos habla de la poca cultura reflexiva que hay en República Dominicana, no sólo del maestro, sino que me atrevo a decir que en términos generales. Pero también de lo que se llama en psicología el locus de control interno, que es pensar que todas las soluciones vienen desde afuera. Desde, digamos, un mesías o un gobierno...
Eso también nos habla de cómo en este caso, docentes y directivos se sitúan en un rol muy pasivo dentro del sistema de educación, como si no fueran ciudadanía, como si no fueran ellos mismos parte de este sistema educativo que están criticando y sobre el que están identificando numerosos problemas.
—¿Redirigieron las preguntas?
Ante esa dificultad tuvimos que agregar una tercera fase cualitativa, en la que no íbamos a hablar de problemas, y seleccionamos diez de los que habían salido para pedir a estos grupos focales y estas consultas, casi a 400 personas, explícitamente soluciones que desde su rol como docente y directivo pueden implementar. Y ahí sí que empezamos a obtener información más rica y más valiosa sobre posibles soluciones.
Gobernanza
—Una de los primeros problemas que denuncian es la injerencia de los partidos políticos.
Sí, para mí ese es otro gran hallazgo del estudio.
—¿Concretaron de qué modo influyen los partidos o la política?
Es interesante que este fue el factor que salió como el principal obstáculo para la calidad educativa. Increíble. Para mí eso es un titular de periódico. Ellos hablan de que realmente la politiquería impide la calidad educativa porque está en el tema de los nombramientos de personas en cargos educativos por cuestiones políticas más que por sus competencias técnicas o educativas.
—¿Eso no se solucionó con los concursos?
Hablan incluso de que aunque ya desde hace varios años hay unos concursos que buscan hacer transparentes estos nombramientos, sigue habiendo mucha influencia política. De a quién nombran, dónde lo nombran, en qué centro educativo y en qué grado educativo lo nombran. Y mencionan otro punto, sobre el impacto negativa de la política: la implementación o interrupción abrupta de los programas y proyectos educativos.
—¿Sienten que no hay políticas a largo plazo?
Exacto, que no hay un plan o visión a largo plazo. Todo el que llega quiere descontinuar lo que había sin hacer una evaluación de si estaba funcionando o no, o sin evaluar qué estaba funcionando y quiere implementar nuevas cosas. Los docentes también están cansados. Nos decían, “nos llenan de programas, nos llenan de proyectos, cuando las cosas están empezando a funcionar, cuando ya no estamos apropiando de esa metodología, cambia la autoridad, nos cambian todo”. Así no hay manera de que haya calidad educativa.
—¿En ningún momento del estudio hablan de la ADP?
No, no se hicieron referencias a la ADP. No lo preguntamos explícitamente, pero no salió de parte de ellos.
—¿Cómo es la relación de los maestros con las autoridades educativas?
Es preocupante que ellos tienen la percepción de que el diálogo con sus autoridades no sirve para nada. Decían, por ejemplo, “La sede central, la regional y el distrito ofrecen información contradictoria”. “Creen que acompañar al centro educativo es solo pedir evidencias desde una perspectiva de fiscalización. Y nos piden todo para ayer.” Es una cultura muy dominicana eso de que todo es urgente y todo es para ayer. Esa demanda permanente de información improvisada, explican, “nos impide dedicarnos a realmente la gestión pedagógica del centro, porque siempre estamos apagando fuegos”. Lo decían con esas mismas palabras.
—¿Los maestros están enfocados en su labor?
Aquí hay que decir que ellos se quejan del trabajo añadido, de los registros de grado. O sea, que es un trabajo burocrático, por decirlo así, tremendo. Y la verdad que ahí los docentes tienen algo de razón cuando se quejan de que es mucha carga laboral. Porque en otros países los docentes tienen un contrato a tiempo completo, pero ese contrato a tiempo completo no implica que tú estás todas las horas compartiendo docencia. En República Dominicana sí, el tiempo completo es que tú tienes todas las horas frente a un grupo de clase, y por lo tanto... Todo lo demás es un trabajo extra que los docentes se llevan a su hogar. No debería de ser un trabajo que realicen en su tiempo personal y familiar.
En el aula
—Los maestros identifican siete áreas de problemas muy concretos. Ninguno se relaciona con su desempeño magisterial. ¿Hay una falta de autocrítica?
Sí, sí… ese es otro de los hallazgos del estudio, que si bien los siete factores que ellos identifican como los principales obstaculizadores de la calidad educativa son ciertos y son problemas a los que debemos de prestar atención, ninguno habla de su práctica pedagógica, cuando sabemos que la práctica de un docente en sus estrategias de enseñanza y aprendizaje es una variable fundamental para que sus estudiantes aprendan o no. Sin embargo, nadie lo mencionó y eso habla de la poca capacidad autocrítica y autoreflexiva que tiene no verse como parte de un problema y por tanto como parte de una solución de una problemática que les concierne.
—Algunos maestros dicen que sí tienen las herramientas para combatir la violencia en las aulas, otros dicen que les faltan entrenamiento. ¿Ese es un problema que crece o se está controlando?
Yo entiendo que va en crecimiento, definitivamente. La violencia escolar en República Dominicana es uno de los temas que vengo investigando desde hace varios años. La realidad es que los docentes dominicanos no tienen herramientas para manejar la violencia. Siempre existen excepciones, pero en términos generales nuestros docentes no reciben en su formación inicial ninguna asignatura que les ayude a manejar las situaciones de violencia en el aula ni a trabajar temas de inteligencia emocional, ni de resolución de conflictos.
—Muchos piden más policía escolar.
Piden más policía, eso habla de esa lógica punitiva y violenta que tienen interiorizada, que creen que con más violencia y con más control y más represión se va a solucionar la situación. Muchas veces también a los estudiantes que se involucran en más situaciones de violencia les expulsan o les suspenden de la escuela. Y eso también es una incoherencia, no solo porque están violentando su derecho a la educación, sino también porque, como yo digo a los propios docentes, esos estudiantes más violentos son los que más necesitan de la acción educadora de la escuela. Para eso estamos en la escuela, esos estudiantes no tienen una familia que les orienten, que les guíen, que les apoyen, que les den afecto.
—¿Son niños o jóvenes que sufren violencia en sus familias?
Sorprende la cantidad de niños que vienen de una situación de violencia en casa. Y hay un círculo vicioso interesante, que es que cuando se suspenden a estos estudiantes del centro educativo por haber estado involucrados en violencia, sus familias reaccionan ejerciendo violencia contra esos estudiantes. Golpeándoles o arrodillándoles encima de un guayo, todavía ahora en el 2024. Entonces… ¿dónde está la solución? ¿Dónde está la alternativa que está ofreciendo la escuela? Me pareció interesante que en este estudio, que trabajamos con casi ocho mil docentes y directivos, los altos niveles de violencia escolar salieran como el segundo factor que más afecta a la calidad educativa.
—Primero la política y segundo la violencia. No parece una buena receta…
Totalmente, es la crónica de una muerte anunciada. Creen que la violencia es el segundo factor que más afecta a la calidad educativa porque genera un tema, un clima de inseguridad y tensión en el centro educativo, que obviamente obstaculiza los aprendizajes y también porque tiene un impacto en la inasistencia y la deserción del estudiantado.
—¿Qué tipo de violencia es la que enfrentan?
Por mis estudios previos puedo decir que hay violencia entre pares, violencia física, verbal económica y sexual. Mucha violencia del estudiantado hacia los docentes, sobre todo a nivel de secundaria y para mí el peor escenario es que continúa existiendo mucha violencia de parte de los profesores hacia el alumnado. Eso para mi debe ser un tema de atención urgente por arte del ministerio.
—¿De los docentes hacia los alumnos?
Sí, por desconocimiento, por la carencia de otras herramientas, porque replican lo que culturalmente han aprendido y replican lo mismo como fueron educados. La realidad es que continúan ejerciendo violencia que puede ir desde insultos o calificativos: “bruto, tonto, no sirves para nada…” hasta llegar a la violencia física, que lamentablemente no es una excepción en nuestro país.
El salario
—Cuando hablan de las condiciones laborales, no hablan del sueldo. ¿No se sienten mal pagados?
No, ninguno lo mencionó. Me sorprendió porque yo iba con el prejuicio, o sea, el juicio previo de que todos iban a pedir más salario. Sin embargo nadie habló de eso. Algunos sí me decían jocosamente que “nadie se va a poner guapo por ganar más. Claro que quisiéramos ganar más, pero los reales problemas son estos, estos, estos…”. Y me hablaban de otros elementos, para mí eso fue también una sorpresa. Ninguno de los ocho mil docentes y directivos que entrevistamos y encuestamos, mencionó el tema salarial. Parecería que es un tema troncal y no lo es.
—Pero sí hablan de los recursos educativos.
Hablan de carencia de recursos educativos. Eso sí sale como el tercer factor que afecta la calidad educativa. Y por recursos educativos entendemos tecnología, pero también laboratorios, espacios. No hay aulas de ciencia ni de tecnología, de informática. En algunos casos no existen canchas o espacios deportivos. Algunas escuelas de tanda extendida no tienen comedor y en la mayoría no hay salas de profesores. En muchos otros casos no hay ni siquiera patio de recreo.
—¿Los estudiantes comen en el pupitre?
Así es, fatal. ¿Quién aguanta siete horas sentado en un pupitre? Cuando los docentes me dicen que los estudiantes se mueven mucho, yo les llamo a la reflexión de que nosotros como adultos tampoco aguantamos de siete y media a cuatro de la tarde sentados en un pupitre. Eso es antipedagógico, inhumano.
Libros y tabletas
—Una de las propuestas que dan para paliar este problema es asociarse a empresas o pedir recursos en la comunidad. ¿El 4% no es suficiente, hay que pedir al sector privado?
Por un lado eso muestra el deseo de esos docentes de hacer algo al respecto “bueno, si los recursos no llegan … los busco”. Y busco y gestiono en mi comunidad con empresas, juntas de vecinos, con las familias que puedan aportar. Esa parte de autogestión, por un lado la celebro, pero por otro es preocupante que con un 4% dedicado a la educación, todavía a nuestras escuelas no lleguen los recursos necesarios y que no lleguen a tiempo o en la cantidad necesaria. Realmente hay que continuar profundizando y evaluando cómo se está invirtiendo el gasto, la inversión de ese 4%.
—Pero se invirtió mucho en tablets y computadoras…
Se invirtió en capacitación y dotación de recursos. Sin embargo, sigue siendo una debilidad en los centros educativos y eso también es preocupante, después de toda la inversión estatal que se hizo en tecnología.
—Llama la atención la denuncia de que los libros están desfasados en relación al currículo. ¿Se refieren a los libros que elaboró el Minerd internamente?
Sí, se refieren a los libros actuales que están vigentes en su centro educativo, los que están actualmente vigentes. Ellos dicen que han detectado algunas incoherencias entre algunos libros de texto y el currículum actualmente vigente. Como solución, proponen enviar al Ministerio las incongruencias detectadas.
—Expresan que el currículo tiene un lenguaje muy técnico, que dificulta su comprensión. ¿Son los maestros los que no entienden el currículo o son los alumnos los que no entienden el contenido del currículo?
Son los maestros, porque son los maestros los que trabajan con el currículo. Es interesante que directivos y docentes, y ojo porque cuando digo docentes, incluyo docentes de primaria y secundaria y también el coordinador pedagógico, que es la figura que debe de acompañar técnicamente a todos los docentes del centro, hablan de que hay incomprensión del currículo.
—¿Lo sabe el Ministerio?
Cuando nosotros presentamos este estudio, algunas autoridades del Ministerio de Educación decían que realmente tienen una deuda pendiente que es mejorar la formación en el currículo, porque realmente reconocían que no ha habido suficiente capacitación en el manejo del currículo a los docentes dominicanos.
—Es una complicación seria.
Sí, porque si tú no conoces bien el currículo, ¿cómo trabajas en el aula? Y por eso también hay que tomar con pinzas cuando hablan de esas incoherencias entre el currículo y el registro, y entre el currículo y algunos libros de textos, porque habría que ver si realmente es una incoherencia real o es una incomprensión de parte de ellos. Eso es una pregunta que todavía está por aclarar. Los centros de modalidad arte son los que evidencian más dificultades curriculares, eso es interesante. Y también interesante que en los centros urbanos y urbanos marginales es donde sale aún más alta la problemática de la violencia escolar.
—¿En qué momento los maestros perdieron la capacidad de enseñar a leer?
Yo no podría decir en qué momento se da ese quiebre, pero de que es una preocupación, es una preocupación. Yo creo que quizás una de las posibles hipótesis sería que en este país hemos estado muy centrados en encontrar un único método para enseñar la lectoescritura, la alfabetización inicial, cuando realmente creo que el docente o la docente debe de manejar múltiples métodos y utilizar con cada estudiante o cada grupo de estudiantes el método que funcione porque no todo el mundo aprende igual, de la misma manera ni al mismo ritmo.
—Encuestaron a profesores de primaria y de secundaria. ¿Hay alguna diferencia entre los dos grupos o los problemas son transversales?
El informe da algunos hallazgos segmentados según nivel educativo, según tipo de escuela, y la verdad que entre primaria y secundaria se puede decir que los problemas son bastante comunes, no hay diferencias significativas. Los centros, por ejemplo, rurales y rurales apartados tienen más dificultades de infraestructura, eso digamos que es evidente.
Intromisión de la política
Violencia en las aulas
Carencia de recursos educativos
Dificultades con la participación de la familia
Dificultades con el acceso a Internet
Debilidad en el acompañamiento
Debilidades curriculares
Embarazos y violencia
—¿Ha mejorado el tratamiento hacia las adolescentes embarazadas?
No se indagó en el estudio sobre esa temática. Sin embargo, mi opinión como investigadora es que realmente es una deuda pendiente en el país. En términos generales a las niñas y adolescentes embarazadas se les continúa expulsando, que es una expulsión muy sutil. O sea, en ningún momento se le habla de que está expulsada, pero sí se le sugiere, se le motiva a que pase mejor a la modalidad de educación para jóvenes y adultos.
Eso es sacarla de la escuela por todo un prejuicio de que es una mala influencia para el resto de sus compañeras y compañeros. Sin embargo, el joven continúa su ruta educativa normal, o sea, las reprimendas están hacia la alumna que ha quedado embarazada. Y por supuesto, en un país donde todavía la educación sexual integral sigue siendo un tabú y está prohibida en los centros educativos, realmente no estamos enseñando a nuestros niños, niñas y adolescentes, para que sepan cuidarse, defenderse, amar sanamente, no estamos enseñando eso. Entonces, ni tenemos atención a la problemática, ni tenemos prevención tampoco.
—Los profesores hablaron de que las familias que no hablan español tenían dificultades para integrarse en el proceso educativo. Pero no hablaron de que los alumnos haitianos fueran un problema en sí.
No, en ningún momento salió. El tema haitiano solo salió al hablar de la familia. Porque en algunos casos el alumno sí maneja el español, pero sus padres no, o no lo dominan con suficiente fluidez. Se hace muy difícil la comunicación con esas familias y creo que es un tema que debe atender el Ministerio de Educación, porque la realidad es que si tenemos esas familias en las escuelas, hay que poder comunicarse con ellas.
—De entrada, lo mejor es que esos niños estén en la escuela.
Por supuesto.
—Señalan un problema solucionable con voluntad: la basura y el ruido.
¿Cómo es posible aprender en un centro educativo rodeado de basura, rodeado de ruido, lleno de filtraciones? No es posible aprender, incluso por mejor intencionalidad que tenga el cuerpo docente. Nadie quiere estar ahí. Rodeados de ruido y mal olor.
—¿Deberían los ayuntamientos trabajar este tema con el Minerd?
Por supuesto que sí. Hay centros en los que el basurero informal queda frente a la escuela. Eso me pareció horroroso.
—Después de escuchar a más de 8,000 docentes y directivos del sector… ¿cuál es su opinión sobre el cuerpo magisterial del sector público?
Creo que mantienen la pasión y la vocación, que necesitan ser escuchados, que quieren ser escuchados. Dicen que las autoridades educativas no tienen idea de las necesidades de sus escuelas, eso es grave.