Comienzan a restaurar el órgano de la catedral de Notre Dame en París
La primera etapa de las obras de reconstrucción de la catedral de Notre-Dame de París se iniciaron este lunes con el cuidadoso traslado de la consola del gran órgano sinfónico a una base y su descenso hasta el piso, trece metros más abajo.
"Es una fase muy delicada, para nosotros una fuente de gran preocupación", confesó Christian Lutz, técnico consejero de los monumentos históricos, quien tiene el mandato para hacer la obra, al lado de Mario d'Amico, artesano de órganos y maestro de obra.
La tranquilidad se ve en sus rostros tras la primera operación lograda con éxito, y que fue más complicada de lo previsto.
La consola es un puesto de conducción de talla modesta con relación al conjunto del instrumento, pero es crucial: cinco teclados para las manos, un teclado para los pies y 115 mandos.
Su traslado es solo el comienzo de esta "obra dentro de la obra" que debe concluirse a tiempo para que se celebre con música un Te Deum en la catedral el 16 de abril de 2024, dentro del plazo de cinco años fijado después del incendio por el presidente Emmanuel Macron.
El órgano de Notre-Dame, el más grande de Francia, ha sonado desde 1733.
Su restauración no plantea problemas técnicos insuperables, pero se hace compleja por las dificultades de la obra mucho más vasta en la que se inscribe.
El majestuoso órgano se salvó del fuego el 15 de abril de 2019, pero quedó cubierto de polvo y plomo. Y ha sido afectado por olas de calor.
"Operación minuciosa"
Lo más difícil del trabajo será "desmontar cada uno de los 8,000 tubos de los 115 mandos del instrumento" para limpiarlos, subraya a la AFP el general Jean-Louis Georgelin, presidente del establecimiento público encargado de la restauración de Notre-Dame. Esta fase se iniciará el 24 de agosto.
Algunos tienen diez metros de alto, otros tienen el tamaño de un bolígrafo. Hay algunas piezas góticas y otras son de los siglos XVII, XVIII, XIX, XX y XXI.
"Esta operación minuciosa la preparamos con mucho tiempo y la planeamos para que el gran órgano pueda sonar el 16 de abril de 2024", subraya el general melómano, que se movilizó a favor de la "voz" de la catedral.
Para que esto sea posible, hubo que instalar en junio un andamio especial, muy alto, para alcanzar todos los tubos.
Este lunes por la mañana, se realizó el inicio del desmonte: cuatro artesanos de órgano, ayudados por obreros, desplazaron la consola de 500 kg en roble que colocaron sobre una paleta evitando su oscilación. Luego la insertaron en un pozo acondicionado en el andamio para operar su descenso.
Los artesanos de órgano respiraron hondo cuando se inició el descenso y la consola chocaba con las barras, lo que obligaba a desbloquearla constantemente. Llegó al piso suavemente. Todo en solo 25 minutos.
La extracción de la consola libera el espacio necesario para instalar una base al pie del órgano en la que podrán limpiarse los tubos sin que sea necesario bajarlos. El andamio tendrá que ser aumentado para poder instalar la base.
Preservar la armonía
Serán desmontados en total el 95% de los tubos. Quedarán fijos los diez más grandes de madera, los grandes tubos metálicos de la fachada del órgano, sin contar el gran aparador y los grandes fuelles.
Se fabricaron 250 cajas para las piezas desmontadas. Serán colocadas en cuatro grandes recipientes impermeabilizados en el atrio de Notre-Dame, antes de ser trasladados a un depósito en los suburbios de París.
Para Mario d'Amico, jefe de las obras, "el desafío mayor, será guardar esos tubos de manera que toda la armonía, todo el sonido original del órgano queden intactos tras las manipulaciones". Pues algunos son muy frágiles y pueden deformarse.
"Toda la historia del órgano francés se resume en un solo órgano", subraya con emoción Christian Lutz, que ha "tratado" en su carrera cerca de 160 órganos diferentes en toda Francia.
Está previsto que la obra, en la que trabajan varias empresas, dure hasta abril de 2024.
Comprende la descontaminación profunda de plomo, restauración de algunos elementos, volver a montar el sitio, y, en los seis últimos meses, las operaciones más delicadas (armonización, afinación), que tendrán que hacerse en silencio, si es posible, de noche.