El dilema de la metrópolis: qué hacer con la basura
Mientras Duquesa se mantiene como el vertedero del Gran Santo Domingo, la planificación urbana propone otras opciones
SANTO DOMINGO. Félix Florentino (54) y Antonio Savino (67) se levantan temprano un lunes para hacer un trabajo por el que les pagan un sueldo mínimo. No les preocupa ataviar con un buen atuendo sus cuerpos delgados, de piel curtida por el sol. Para qué, si trabajarán desde las 6 de la mañana recogiendo basura en Invivienda, Santo Domingo Este.
Los espera el camión compactador de la empresa Comlursa, contratista del Ayuntamiento municipal. Se enganchan en los costados de la parte trasera del pesado vehículo que, como boca de un dragón, tragará la basura que la gente saca fuera de sus casas o apila en cualquier lugar no autorizado de las calles y avenidas, en violación de la ley medioambiental 64-00. Están acostumbrados al hedor de los desechos. “Es como un buzo, cuando la basura hiede demasiado, uno tiene que cortar la respiración”, dice Félix. “Esto hay que mantenerlo con romo o con leche”, afirma Antonio.
Con apenas unos guantes para protegerse, se agachan cientos de veces para recoger los desechos dejando uno que otro rastro pendiente. Les toma hasta cinco minutos recoger un punto. Duran más cuando encuentran vertederos improvisados. “Limpió un camión ahora mismo el parque y a los 10 minutos había basura”, se queja Antonio. Tienen “ayuda” de unos “tricicleros” que de vez en cuando alcanzan el compactador para depositar lo que recogen en apartamentos, como Pedro Nolasco (70), que se gana RD$3,100 a la semana por 62 casas.
Invivienda no es de los sectores de la Circunscripción 1 de Santo Domingo Este que son parte del programa piloto Limpieza Integral Automatizada (Limpia), que contempló la instalación de más de 2,100 contenedores que pueden vaciarse automáticamente con compactadores europeos especiales.
Pero no hace falta que sus moradores se inquieten por la exclusión. Por asuntos de mantenimiento, de 21 camiones que hace seis años adquirió el cabildo para este sistema, funcionan menos de la mitad, informa Nélsido Rojas, encargado de Aseo Urbano del Ayuntamiento.
La solución aplicada ha sido retirar los contenedores de forma paulatina –ya van 500- y los que quedan vaciarlos de forma automática y manual. Estos no dan abasto para la cantidad de residuos domésticos generados y es común ver algunos rebosados o con desechos alrededor.
A media tarde, se llena el camión en que trabajan Félix y Antonio. Toca que Rafael Mejía, el chofer, conduzca poco más de 10 kilómetros hacia el vertedero Duquesa, en Santo Domingo Norte, para depositar los desechos en este lugar, a cielo abierto, que ocupa 127 hectáreas.
A través de un camino, que las lluvias tornan casi intransitable, los camiones llevan a Duquesa el 79 % de los desechos recogidos en el Gran Santo Domingo, provenientes del Distrito Nacional, Santo Domingo Este, Santo Domingo Oeste, Santo Domingo Norte, Pedro Brand, Pantoja, Palmarejo, Los Alcarrizos, La Cuaba y Guáyiga. Estos territorios concentran aproximadamente 3.7 millones de habitantes.
En Villas Agrícolas, en el Distrito Nacional, está la única estación de transferencia formal de desechos hacia Duquesa, rodeada de comercios y viviendas, construida en 2006 a un costo de RD$55 millones. Entre la pestilencia, recicladores o “buzos” escarban en los camiones del cabildo, de contratistas y de fundaciones comunitarias que esperan su turno, tratando de encontrar qué revender a empresas o por su cuenta.
Estos “buzos” procuran convertir la basura en beneficio, al igual que otros en Santo Domingo Este, donde en el sector Cancino Adentro, hombres y mujeres se abalanzan hacia los camiones que llegan a una temporal estación de transferencia a cielo abierto, para encontrar lo mejor dentro de lo peor. El lugar está a escasos metros del río Ozama. La Ley 64-00 prohíbe la operatividad de vertederos municipales en cercanía de lechos, fuentes y cuerpos de aguas, ni en lugares donde la escorrentía y la infiltración pueda contaminarla.
Entre la putrefacción, algunos encuentran prendas de vestir, monedas, botellas y plástico para reciclar..., y en el peor de los casos, partes humanas o fetos. Algunos se ganan hasta RD$350 al día con lo recolectado, que venden a intermediarios.
A su camino hacia Duquesa, las volquetas cargadas de desechos producen contaminación ambiental, gastos y congestión en el tránsito. Para disminuirlo, Onofre Rojas, director de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, indica que el Plan Maestro para el Manejo Integral de los Residuos Sólidos propone la construcción de otras seis estaciones de transferencia -para que sean siete- y una cantidad específica de volquetas, entonces, llegue al destino final.
“No se han hecho más (estaciones) porque hay que invertir recursos. Nosotros tenemos el plan, pero debe haber una decisión, un acuerdo entre los gobiernos locales y los gobiernos nacionales para hacer las inversiones básicas”, dice Rojas.
Se queja de que el dinero que llega a los municipios es menos del 3 % del Presupuesto Nacional (cuando debe ser el 10 %), y que para resolver la problemática de los desechos en el Gran Santo Domingo se necesitan alrededor de US$220 millones.
La recogida de la basura ha sido un problema recurrente en la ciudad, que ha presentado un crecimiento acelerado, y cuyos habitantes que producen más del 50 % de los desechos de todo el país.
Por las construcciones sin respetar las normativas de suelo, hay sectores que presentan limitaciones de acceso debido a la estrechez de sus calles, que impiden el paso de camiones recolectores, teniendo los ayuntamientos que contratar el servicio de vehículos pequeños, por ejemplo, para barrios ubicados a orillas de los ríos Ozama e Isabela. En otros no se recoge.
Al finales de mayo pasado, el Comité de Emergencia Sanitaria para el Manejo de Residuos Sólidos declaró una alerta sanitaria en los municipios Santo Domingo Este y Santo Domingo Norte, y dispuso la adopción de una serie de medidas para evitar un eventual deterioro ambiental y sanitario por la acumulación de basura. Los ayuntamientos lo cuestionaron y defendieron su gestión.
“Se necesita mejorar la organización de todo el proceso y para eso hemos planteado la creación de una empresa pública mancomunada que se encargue de manejar estaciones de transferencia”, dice Rojas.
Santo Domingo Norte, el más afectado
Santo Domingo Norte es uno de los municipios más afectados por el sistema de recolección de desechos sólidos en la ciudad, por tener de vecino al botadero Duquesa, un basurero cuyo terreno ya ha sido usado en un 60 % y recibe mas de 3,500 toneladas diarias.
Aquí los moradores sufren la pestilencia que produce el lugar y algunos aseguran que a veces llega a sus hogares un olor a quemado a causa de la incineración de residuos en el vertedero. “Cuando llueve se siente muy intenso el hedor y, por lo general, de noche, cuando queman la basura”, dice José Martínez, residente en Jacagua, un sector ubicado a casi dos kilómetros de Duquesa.
En Los Casabes -a un kilómetro del botadero- el hedor es más intenso. Allí las moscas abarrotan las casas.
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El humo de un vertedero tiene diversos tipos de químicos, desde plásticos, hasta animales muertos, metano, plomo y dióxido de carbono. Este contiene una alta cantidad de partículas que afectan a personas con problemas respiratorios y puede producir daño en aquellos sin este historial médico, indica la Agencia de Protección al Medio Ambiente de los Estados Unidos.
Sobre el manejo que da a la basura una vez se encuentra en Duquesa, la empresa Lajun Corporation, administradora del vertedero, explica que los métodos de deposición final que utiliza son “ajustados a estándares internacionales”, entre los que cita el relleno sanitario o vertedero controlado; la incineración directa -quemar los residuos en un ambiente controlado- y la gasificación -proceso en el que los residuos son destruidos a nivel molecular por la extrema temperatura a que son sometidos y generan un gas de síntesis-. Este último no es muy común por lo costoso de su implementación y operación.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Santo Domingo Este argumenta que en el botadero hay una falta de programas de tratamiento intermedio y final de los residuos, así como de tratamiento de los lixiviados y un manejo adecuado de cada una de las fases del proceso de gestión de los residuos.
Lajun Corporation quiere más
La tarifa promedio que pagan los ayuntamientos por tonelada vertida en Duquesa es de US$2.39, informa Marco Almonte, gerente de Lajun Corporation. Pero hace unos cálculos y entiende que, sobre la base de estándares internacionales, deberían ser US$7.47. Argumenta que ese aumento permitiría a la empresa adecuar el relleno sanitario de Duquesa. En sus planes también está iniciar un proyecto-en asociación con una compañía China-de incineración de la basura y convertirla en energía. Asegura que de esta manera se podría resolver el problema de los desechos sólidos en República Dominicana en menos de tres años.
Una visión similar se tuvo durante la dictadura trujillista, cuando el Congreso Nacional aprobó en 1947 la resolución 1422 (ver documentos adjuntos) para validar un contrato de construcción entre el Estado y la Morse Boulger Destructor Company, de Nueva York, de una planta incineradora por RD$571,850, que llegó a instalarse en la entrada de la ciudad, en las inmediaciones de lo que hoy es el puente Juan Bosch.
La planta se proyectó para una población calculada de 300 mil habitantes y con capacidad de hasta 300 toneladas en 24 horas continuas. Pero cesó sus operaciones, recuerda el coordinador de la Comisión Presidencial para la Reforma Municipal, Domingo Contreras, quien desconoce las razones.
El Ayuntamiento de Santo Domingo Este, en su Plan Municipal de Desarrollo, también tiene en carpeta construir una planta de procesamiento de residuos para convertir en energía la masa residual, a través de la incineración por gasificación y pirolisis, para que, en el largo plazo, no sea necesaria la disposición final en Duquesa.
Además, se construye un relleno sanitario en Haina para verter allí la basura que se produce en San Cristóbal, Santo Domingo Oeste y Los Alcarrizos. Este se promueve como un medio para desahogar a Duquesa.
Sin embargo, el director de la Mancomunidad considera más conveniente que se haga un relleno sanitario como manda el Plan Maestro, más hacia el norte de Duquesa, por las condiciones del suelo. Pero el gerente del basurero tiene otro parecer. “No es necesario utilizar otros terrenos y afectar a otras comunidades, ya que tenemos el vertedero mejor localizado en el Gran Santo Domingo”, dice. “Lo que hace falta es que los ayuntamientos del Gran Santo Domingo paguen una tarifa suficiente para que podamos adecuar el vertedero”.
Para experimentar en primera persona cómo es ser un “buzo”, reproduzca el siguiente video de aproximadamente 18 minutos, grabado con una cámara portátil colocada en la cabeza de un reciclador haitiano de Duquesa. Por este trabajo en el vertedero se puede ganar al día entre RD$700 y RD$900.