Alexis Gómez Rosa: Oficio: poeta.
Alexis es un poeta viajero, trashumante, que vaga en el tiempo de sus propias mutaciones existenciales, por los lugares y los tiempos menudos de su cotidianidad, aquélla propia, la sentida por sus sentidos y su imaginación siempre despierta a las conexiones más imprevistas, a las asociaciones más originales, de imágenes, de ideas, de palabras.
Alexis es sus goces, sus tormentos, sus preguntas, sus ansias terrenales, carnales, muy prosaicas, en un mundo que ve vive y sueña como una ruleta; un juego de azar, un burdel, del que se mofa y goza a la vez, en forma devoradora, nombrándolo con palabras de un idiolecto poético sacado de su vivir y de su ser, que ha ido atesorando, creando, poema tras poema.
En su poemario Marginal Alexis describe a los poetas de su generación:
“Los poetas de mi generación de Post-Guerra llevan un terrible vacío en el pecho/ Gordos, calvos, barbudos y con el estiércol /en las nubes, /una linda mujer los saca de juego, y en el Parque/ Colon descubren el tiempo que la juventud no puede regresar.”
En su ficha bibliográfica viene una descripción de su persona:
”Su vida la ha invertido en correrías de cama y mesa y en el conocimiento de ciertos oficios con los que sobrevive a su inestabilidad y a sus mudanzas”.
El poeta define su poesía así: “La poesía es un espejismo que me refleja”.
Así se ve Alexis y ve su poesía. Todo lo cual no es necesariamente cierto ni necesariamente falso. Son palabras de poeta, que hay que leer como “verdad sospechosa”.
Siendo justo, hay que decir que en relación con los poetas dominicanos de su generación, sin desmedro de los demás, Alexis Gómez es el único que, sin desmayo, sin desviarse un ápice de su vocación y oficio de poeta, sin contaminar su pasión poética con otros intereses, ha sido fiel a la poesía desde 1967, cuando el grupo La Antorcha irradió con su osadía creativa el panorama literario dominicano.
Extraordinaria es la situación, en la literatura dominicana, del poeta cuya labor poética de toda una intensa y ya larga vida, pues, Alexis nació en 1950, habiendo iniciado su labor poética a los diecisiete años.
Su obra poética ha sido reconocida y ha merecido prestigiosos galardones en el país. En dos ocasiones, obtuvo el premio del Primer lugar de poesía de Casa de Teatro de los años 1990 y 1996. En tres ocasiones, 1991, 2006 y 2009 recibió el Premio Nacional de Poesía Salome Ureña, otorgado por el Ministerio de Cultura. Fue galardonado con el Premio Caonabo de Oro en 2010. Su obra ha sido traducida y publicada en varios de los principales idiomas y circula en revista internacionales.
La situación singular de Alexis no se deriva de esos premios y reconocimientos. Pues muchos otros escritores pueden mostrar lo mismo. No, su prodigiosa situación se debe a la permanencia en un oficio bien llevado hasta el final de su vida.
Es algo casi milagroso, casi inexplicable, particularmente en nuestro país. Su vida habla de una dedicación y una pasión asumidas con esmero, calidad y estándares universales, algo capital en una cultura.
En efecto, desde las letras dominicanas urgidas en fechas postreras a la guerra de abril hasta acá, Alexis Gómez Rosa es sin duda, la más original y enérgica voz poética contemporánea que ha completado plenamente su ciclo creativo.
Con semejantes dones, acrisolados en el tiempo, ha permanecido siempre a lo largo de una consistente producción que lo ha elevado por encima de su edad y de su generación y que, según mis inseguros cálculos y ya algo antiguos , cuenta con una docena de poemarios, entre los cuales solo quisiera mencionar : Oficio de post-muerte (1973),Contra la pluma y la espuma(1990),Si dios quiere y otros versos por encargo,(1996), Adagio cornudo(2000) ,Lapida arca y otros epitafios de la torre abolida(2003), Ferryboat de una noche invertebrada(2006), Marginal (2009).
El festín:(S) obras completas (1067-2007) es un exquisito regalo que Alexis nos deja. Es una obra diamantina que guarda los tesoros de su creación y su vida.
Alexis es un poeta de lo contingente. Lo que es la vida lo es de la poesía. Hay poetas cuya poesía vive en el pasado, su mundo es el mito o la historia. En otros, la poesía es puro futuro y se sitúa en la utopía o la profecía. Ambos tipos de poeta cantan a la trascendencia y a la eternidad
La poesía de Alexis es lo opuesto a esos modelos poéticos. No busca erigir arquetipos ni fortalecer un andamiaje ético de ningún tipo. Su mundo es el de la contingencia, el de su presente. Su mundo es la vida, su vida.
No existen en la poesía de Alexis objetos poéticos; esos grandes temas humanos, filosóficos; o esos bellos paisajes y situaciones extraordinarias que una poética del poema como grado cero de la escritura elevó, por antonomasia, al rango de la poesía misma.
No, en la obra de Alexis Gómez la poesía surge del movimiento ordinario de la vida y de las cosa, y de la transfiguración paradójica y descomunal, de la visión vulgar.
No es un poeta fácil, porque su poesía no está en los libros de otros poetas. Él es su propia poesía. Los esquemas realistas, románticos, metafísicos, místicos, sensualistas, etc. que otros podrían calzar, dejan descalzo a Alexis.
No es poeta maldito, pero tampoco social y mucho menos oficial. Su poesía es su único compromiso, como si en su carta de identidad llevara como única inscripción: Oficio: poeta.